AMLO pide a EPN consulta
nacional sobre energéticos
22 septiembre 2013 México, D.F.
Amigas y
amigos:
Antes que
nada, nuestra profunda solidaridad a todos los afectados por las inundaciones
en distintas partes del país.
Seguiremos
ayudando a nuestros hermanos de Guerrero, Veracruz, Tamaulipas y Sinaloa en
desgracia. Guardemos un minuto de silencio por las víctimas.
También
queremos expresar nuestro apoyo a las maestras y a los maestros del país que
luchan en defensa de sus derechos. Manifestamos, sin oportunismos y con respeto
a sus autonomías, que siempre van a contar con nosotros.
Amigas y
amigos:
Como
acordamos en la asamblea del domingo 8, estamos llevando a cabo esta segunda
manifestación de protesta para evitar la privatización del sector energético y
los aumentos de impuestos.
Agradezco
de todo corazón la voluntad y el esfuerzo que han hecho para asistir a este
acto, algunos vienen de muy lejos, con lluvia, transitando por caminos
difíciles y con mucho sacrificio.
Hoy se ha
demostrado que vamos creciendo. Somos muchos y seremos más, porque así lo
exigen las circunstancias.
Aquí
reitero con honestidad y pleno conocimiento de causa, que de aprobarse las
llamadas reforma energética y hacendaria, en vez de sacar a México de la
crisis, lo conduciría a uno de los peores desastres de su historia.
Como
ustedes saben, en los últimos nueve meses, he participado en 300 asambleas
informativas, visitando todas las regiones del país. En mis recorridos, recojo
los sentimientos y las angustias de la gente por la grave situación económica,
social y de inseguridad que se padece.
Los
caminos pavimentados se están convirtiendo en terracerías. El campo está en el
abandono. Se han caído las ventas en las tiendas; las pequeñas y medianas
empresas siguen quebrando. Millones de mexicanos se encuentran sin trabajo. No
hay dinero y, el que existe, cada vez alcanza menos por la carestía de la
vida.
Continúa
el empobrecimiento de los de abajo y de las clases medias. Con el añadido de
que reina la incertidumbre, la inseguridad y la violencia.
Todo esto
se confirma con las cifras oficiales. En el primer semestre de este año, la
economía ha crecido el uno por ciento, en promedio anual. El sector
agropecuario y pesquero permanece estancado; la industria de la construcción se
desplomó en 3.5 por ciento; las ventas al mayoreo registraron una disminución
anual de 6 por ciento y al menudeo del 0.42 por ciento. La mayoría de los
mexicanos ha perdido 10 por ciento de su poder adquisitivo.
Además,
de acuerdo a cifras del Instituto Mexicano del Seguro Social, en el primer
semestre sólo se crearon 100 mil nuevos empleos, lo cual indica que, este año,
un millón de jóvenes que ingresan al mercado laboral, no tendrán trabajo.
Más el rezago de millones de mexicanos desempleados.
Por si
fuese poco, en medio de esta profunda crisis, ahora quieren privatizar al
sector energético y aumentar los impuestos, con lo cual México terminaría de
hundirse.
Si no
fuese tan grave este asunto, hasta nos esperaríamos al 2015 para decirles: “se
volvieron a equivocar, se los dijimos”. Pero ya basta. El afán de lucro de una
minoría no debe prevalecer y menos a costa del sufrimiento del pueblo y de la
destrucción del país.
No
tenemos ninguna duda acerca de lo que sostenemos: la pretendida privatización
del sector energético significa, en esencia, transferir riquezas del pueblo y
de la nación a empresas petroleras extranjeras. Los contratos de utilidad
compartida en exploración y perforación de pozos petroleros, reducirán los
ingresos de la hacienda pública. La entrega a particulares de la refinación, la
petroquímica, el gas y la energía eléctrica, nos dejará sin la posibilidad de
utilizar al sector energético para promover el desarrollo, la creación de
empleos, el bienestar y la paz.
Es cierto
que tenemos un pueblo con mucha cultura y vocación de trabajo y hay otras ramas
de la economía muy importantes. Pero nada o muy poco se podría hacer para
rescatar al país, si no se cuenta con el sector energético. Si nos quitan el
petróleo, sería como desangrar a la patria.
Además de
este atentado, quieren compensar el desfalco que dejaría la privatización del
sector energético con los aumentos de impuestos. Por el momento no voy a
utilizar mis argumentos para refutar lo equivocado de esta absurda política.
Sólo quiero citar textualmente lo que un grupo de empresarios de Monterrey me
pidieron que dijera al respecto:
Es una
reforma que no propicia el crecimiento, desincentiva la inversión, afecta a
varios sectores y reduce la capacidad de compra y consumo de la clase
media.
A través
de aumentos de IVA y reducción en las deducciones fiscales, se estrangulará a
la clase media y se acabará con las aspiraciones de movilidad social.
Es una
reforma regresiva, pues plantea un déficit fiscal, hecho que no se daba en los
últimos 15 años y que siempre es el antecedente de las crisis financieras.
En fin,
esto es lo que ellos y muchos otros sostienen. Yo sólo agregaría que la reforma
fiscal afecta a casi todos los mexicanos, porque los aumentos de impuestos
siempre se trasladan al consumidor final.
Ahora
bien, aun cuando hay una gran inconformidad por estas reformas, la actitud del
gobierno, hasta ahora, ha sido de cerrazón, porque piensan que podrán imponerse
por encima de la opinión pública y del interés nacional.
Apuestan
a la simulación y al engaño. Por ejemplo, hace unos días hice mención de que
llegó a mis manos el documento de estrategia de la coordinación del PRI en el
Senado, en el cual se habla de realizar, en dos semanas, foros parlamentarios
para la reforma energética. En el documento se señala que todo será controlado,
hasta el manejo mediático. Una especie de hablas y te vas. Pero lo más
preocupante es que, luego de cumplir este mero requisito, ya están contemplando
que en tres días van a dictaminar, y el 15 de octubre, según ellos, se aprobará
la reforma al artículo 27 y 28 de la Constitución. Hoy hacemos público este
plan, en su versión preliminar.
Amigas y
amigos:
Frente a
la decisión del gobierno de imponer a toda costa la privatización del sector
energético y el aumento de impuestos, lo cual, reitero, se traducirá en
el agravamiento de la crisis de México, considero necesario hacer una propuesta
pública a Enrique Peña Nieto, quien de manera oficial ha presentado al Congreso
de la Unión, las iniciativas de reforma de los artículos 27 y 28 de la
Constitución y de Ley de Ingresos para el ejercicio fiscal de 2014.
Antes,
debo decir que me dirijo a Enrique Peña Nieto porque así lo exigen las
circunstancias. No estoy olvidando que él llego a la Presidencia de la
República, mediante un fraude electoral que consistió, entre otras cosas, en la
compra de millones de votos, traficando con la pobreza de la gente.
Si acudo
a él como interlocutor es por la emergencia nacional y porque por encima de
cualquier otra consideración, está el interés del pueblo y de la patria.
Nosotros no queremos reconstruir al país a partir de escombros y de mayor
sufrimiento de la gente. México y su pueblo, merecen, desde ya, progreso,
justicia, bienestar y paz.
Mi
planteamiento a Enrique Peña Nieto consiste en lo siguiente:
Le
propongo que haga un exhorto al Poder Legislativo y a su partido para que se
consulte al pueblo de México, antes de que se dictamine y se someta al pleno de
las Cámaras la reforma energética.
Para
saber si los mexicanos están de acuerdo o no, en que se reformen los artículos
27 y 28 de la Constitución con la finalidad de otorgar a particulares contratos
de utilidad compartida y privatizar la refinación del petróleo, la
petroquímica, el gas, la industria eléctrica y la distribución y
comercialización de los energéticos.
No hay
ninguna razón para impedir o limitar que el pueblo de México sea el que decida
sobre este importante asunto. Si se actúa de manera responsable y con voluntad
política, puede ajustarse el marco legal para celebrar dicha consulta con
carácter vinculatorio.
Sé bien
que existe un sistema de gobierno representativo, sin embargo, ningún
candidato, ni a diputado ni a senador ni a presidente de la República, propuso
durante la campaña reformar los artículos 27 y 28 de la Constitución. Por lo
tanto, nadie, ni en el poder ejecutivo ni en el legislativo, tiene legitimidad
para tomar esa decisión sin consultar a los ciudadanos. De ahí la importancia
de la democracia participativa, la de preguntar al pueblo soberano sobre los
asuntos que le atañen de manera directa. En esencia, nuestra propuesta consiste
en que todos nos sometamos al mandato del pueblo. En una democracia es el
pueblo el que manda.
También
le solicito a Enrique Peña Nieto que modifique su iniciativa de Ley de
Ingresos, eliminando los aumentos de impuestos que contempla, bajo las
siguientes consideraciones:
- Es un agravio querer aumentar impuestos sin combatir la corrupción imperante y sin ajustar el gasto del gobierno. Ya es tiempo de que dejen de robar. Que sea el gobierno el que se apriete primero el cinturón y no la gente.
- Si se aplica un Plan de Austeridad no hay necesidad de aumentar los impuestos ni de seguir endeudando al país. Existen ingresos suficientes para financiar el gasto público. Sólo es cuestión de ahorrar y eliminar los privilegios de la alta burocracia. En ningún momento, menos en épocas de crisis, se justifica que haya un gobierno rico con pueblo pobre. La austeridad no sólo es un asunto administrativo, sino de principios.
- Es el momento de corregir la deformación que prevalece en el manejo de las finanzas públicas. Téngase en cuenta que del año 2000 al 2013, el presupuesto pasó de un billón 239 mil millones de pesos a 3 billones 921 mil millones de pesos. Y el gasto corriente del gobierno, subió de 705 mil millones de pesos a 2 billones 313 mil millones; es decir, el presupuesto se incrementó en 11 por ciento anual y el gasto corriente, en 14 por ciento. O sea, más del doble del crecimiento económico alcanzado en este periodo.
- Esta misma deformación se mantiene en el proyecto de presupuesto para 2014, pues se contempla un aumento del 14.4 por ciento en el gasto corriente. Es decir, se propone subir el gasto corriente de un año para otro en 332 mil millones de pesos, cantidad mucho mayor a los 239 mil millones de pesos que tienen calculado recaudar con todos los aumentos de impuestos.
- Adicionalmente, la propuesta del gobierno incluye un déficit de 1.5 por ciento del Producto Interno Bruto; es decir, se propone endeudar al país con la contratación de créditos por 250 mil millones de pesos.
En razón
de lo anterior, nuestra propuesta de austeridad consiste en:
a)
Ahorrar del presupuesto público de 2014 -que se estima en 4 billones 479 mil
millones de pesos- el 8.6 por ciento; es decir, 385 mil millones de pesos, para
no aumentar los impuestos y mantener el mismo déficit de 2013.
b)
Este ahorro se puede obtener sin afectar partidas destinadas al crecimiento
económico y al bienestar social. Sólo con la reducción del gasto superfluo e
innecesario.
c)
El ajuste representaría el 2.5 por ciento del Producto Interno Bruto. Cabe
decir que existe el antecedente de reducciones al gasto en esta proporción,
como sucedió en 1983 y 1995, con la diferencia de que ahora no se afectará la
inversión pública, ni las participaciones federales a estados y municipios, ni
lo que se contempla destinar a programas sociales.
Aquí hago
un paréntesis y me adelanto a señalar que en el gasto corriente de 2014 está
contemplado ampliar el programa de apoyo a los adultos mayores. Habrá un millón
300 mil nuevos beneficiarios, que recibirán, cada uno, 6 mil pesos al año. Pero
esto sólo significa el 2.5 por ciento de lo que crecería el gasto corriente. Es
decir, 7 mil 800 mil millones de pesos, el equivalente a lo que cuesta el nuevo
avión presidencial.
d)
El ahorro que se propone se obtendrá de reducir a la mitad los sueldos de los
altos funcionarios públicos; de eliminar el servicio médico privado, las cajas
de ahorro y todos los privilegios de la alta burocracia (incluidos diputados,
senadores, ministros de la Corte, secretarios, presidente y ex presidentes de
la República). También se propone cancelar la creación o remodelación de
oficinas, la compra de vehículos para funcionarios; reducir viáticos, gastos de
combustibles, telefonía, equipos, muebles de oficina, gastos en asesorías, en
viajes al extranjero, en estudios de opinión, relaciones públicas, consultorías
con agencias de imagen y muchas otras prebendas o erogaciones no
prioritarias.
Por
último, aclaro que el documento detallado de esta propuesta, se lo enviaré el
día de mañana a Enrique Peña Nieto, a través de una comisión integrada por José
Agustín Ortiz Pinchetti, Bertha Luján y Octavio Romero Oropeza. Después de
hacer la entrega formal, los integrantes de la comisión darán una rueda de prensa
para informar a la opinión pública y responder a todas las interrogantes.
Amigas y
amigos:
Vamos a
esperar la respuesta a nuestra demanda o petición. Pero lo haremos manteniendo
la estrategia de movilización ciudadana pacífica.
Por eso
pongo a consideración de ustedes lo siguiente:
- Que sigamos informando, orientando y organizando a los ciudadanos para defender el petróleo y detener los aumentos de impuestos. En especial, dando a conocer nuestro planteamiento de que se lleve a cabo una consulta ciudadana antes de que se resuelva en las Cámaras el asunto de la reforma energética, bajo el lema “¿Tú vas a dejar que decidan por ti?”.
- Formar brigadas para recabar firmas con el propósito de que los ciudadanos pidan ser consultados antes de que se imponga la reforma energética. Esta actividad debe llevarse a cabo en parques, plazas públicas, mercados, escuelas, centros de trabajo, barrios, colonias, unidades habitacionales, pueblos y comunidades. Por mi parte, doy a conocer que desde mañana inicio una gira de 10 días para celebrar 40 asambleas informativas en el Distrito Federal y en el Estado de México. Les pido a quienes vinieron de Iztapalapa, que corran la voz porque nos volveremos a encontrar en cuatro puntos de esa delegación y aviso a los de Gustavo A. Madero, que el martes voy a 4 asambleas más en su delegación, y así en toda el área metropolitana.
- Le propongo también que volvamos a congregarnos el domingo, 6 de octubre, a la misma hora, para realizar otra marcha del Ángel de la Independencia, ahora sí, al Zócalo.
- Que ese día, cada uno de los que estamos aquí traigamos una hoja con, cuando menos, diez firmas de ciudadanos que desean ser consultados en el caso de la reforma energética. Desde ahora se repartirá el formato y se podrá descargar de Internet. El 6 de octubre habrá urnas para depositar las hojas con las firmas.
- También les pido que quienes estamos aquí hagamos el compromiso siguiente: si somos del Distrito Federal cada uno de nosotros deberá convencer a, cuando menos, cinco de los diez firmantes, que hasta ahora no han participado en las movilizaciones, para que nos acompañen en la marcha-mitin del día 6 de octubre. Si somos del estado de México, cada uno debemos invitar a tres de los firmantes; y del resto del país, por lo menos a uno de los firmantes. De esta manera, si todos nos aplicamos y cumplimos con nuestra tarea, seremos tres veces más en la próxima concentración.
- Para entonces ya sabremos la respuesta del gobierno y estaremos más cerca del día 15 de octubre, que es el día que tienen planeado imponer la reforma energética. Por eso será el 6 de octubre cuando decidamos lo que haremos en definitiva.
Amigas y
amigos:
Dos
consideraciones finales. Primero tener en cuenta que lo más importante de todo,
para salir victoriosos de este desafío, es crecer cada vez más, hasta lograr
que exista una voluntad colectiva dispuesta a hacer valer los derechos
ciudadanos en defensa del pueblo y de la nación. Para ello, debemos estar
dispuestos a construir una amplia alianza con organizaciones sociales y culturales,
con los movimientos ciudadanos, partidos, sectores económicos, clases sociales,
sin distinción de creencias, ideologías o posiciones políticas.
Segundo,
reafirmar nuestro compromiso de luchar por la vía pacífica, sin caer en
provocaciones ni en la trampa de la violencia. Nosotros tenemos la razón y
debemos evadir el acoso de quienes no tienen consenso y sólo cuentan con el
aparato de fuerza. Que quede claro: el principio de la no violencia sostenido
con autenticidad, perseverancia, sin desbordamientos ni traiciones, es más
eficaz que cualquier acción extremista o supuestamente radical. La violencia es
su vía no la nuestra.
Antes de
concluir, les pregunto si están de acuerdo en lo que les he propuesto en su
conjunto.
Vamos
para adelante.
¡Viva la
resistencia civil pacífica!
¡Viva la
soberanía del pueblo y de la nación!
¡Viva
México!
¡Viva
México!
¡Viva
México!