martes, marzo 13, 2007

Convención Nacional Democrática

Convención Nacional Democrática

Calderón: Cien días de demagogia

Proceso
alvaro delgado

México, D.F., 5 de marzo (apro).- Felipe Calderón hizo como candidato un compromiso que dejó por escrito: de los más de 50 millones de mexicanos que padecen pobreza y pobreza extrema, 27 millones de ellos dejarán de serlo en sólo seis años.Es bueno que Calderón haya dejado constancia escrita de esa promesa en particular, siendo justamente el principal problema que atormenta a México, de manera que --con base en los números-- se verifique si efectivamente se abate el número de pobres y pobres extremos. Los condenados, pues.

Este compromiso lo incluyó Calderón en el libro El hijo desobediente, que lanzó bajo su firma en mayo de 2006, en plena campaña de guerra sucia y de odio, aconsejada por el consultor estadunidense Dick Morris e instrumentada entre otros por Antonio Solá Reche, uno de los operadores del ultraderechista Partido Popular de José María Aznar en México.Dicho sea de paso, Solá Reche sigue siendo el asesor de cabecera de Calderón, instalado con oficinas propias en Los Pinos y responsable de la estrategia de comunicación del gobierno. El español no sólo ya trajo a su familia a México, sino que inició los trámites para convertirse en ciudadano mexicano y evitar ser acusado de inmiscuirse en asuntos exclusivos de México.Feliz porque será mexicano, salvo que personeros de Francisco Ramírez Acuña ya le hayan hecho entrega de su nueva condición migratoria, Solá hace mancuerna con otro español de nacimiento, Juan Camilo Muoriño, jefe de la Oficina de la Presidencia, quien se ostenta como ciudadano de España con un pasaporte distinto al mexicano. Total, la impunidad es el sello de la casa.

Pero volvamos a los pobres y al compromiso de Calderón de acabar con ellos, al menos en una parte, sobre todo ahora que la opinocracia comenzará a hacer evaluaciones de los 100 días de gobierno de Calderón y que se cumplen este sábado 10 de marzo.Transcribo un párrafo del libro de Calderón, quien atisba el 2012:“Imaginemos ahora el 2012. En mi último informe de gobierno hago un balance de seis años muy intensos. Hay, desde luego, enormes desafíos y retos por enfrentar, pero también evidentes logros que se pueden constatar. Resumo los principales. Cuando asumí la presidencia de la República había unos 50 millones de pobres y 22 millones en pobreza extrema. Hoy hay 35 millones de pobres y 10 millones en pobreza extrema.”

Como puede verse, Calderón quitará a 27 millones de mexicanos su condición de pobres: En números redondos, desaparecerán 15 millones pobres-pobres y 12 millones pobres extremos.Esto quiere decir que disminuirán 2.5 millones de pobres cada año, 208 mil 333 por mes y casi 7 mil diarios. Los pobres extremos desaparecerán, gracias a Calderón, a razón de 2 millones anuales, 166 mil mensuales y 5 mil 500 cada mes.

Las cifras combinadas de pobres y pobres extremos que desaparecerán, según la promesa de Calderón –27 millones en total--, son las siguientes: cada año dejarán de ser pobre y pobres extremos 4.5 millones de mexicanos, 375 mil por mes y 12 mil 500 diarios.Bueno, conforme a las cuentas de Calderón y su infinita bondad para cumplir con su compromiso, en los primeros 100 días de su gestión ya no debe haber en México al menos un millón 250 mil pobres y pobres extremos.

No adelantemos vísperas de si eso se cumplió o no, porque Calderón seguramente lo informará a la nación como parte de la estrategia de propaganda que ya lanzó en radio y televisión, obviamente diseñada por Solá y, claro, el cuñado Juan Ignacio Zavala, empleado del Grupo Prisa.

Sin embargo, hay elementos para no albergar optimismo sobre la disminución de pobres en los primeros 100 días de gestión de la alta burocracia que encabeza Calderón: y no sólo por el aumento oficializado de 40% al precio del kilogramo de tortilla, ni el 25% acumulado en productos básicos, como huevo, pollo, aceite y pan blanco, sino las cifras oficiales sobre el desplome del empleo.

Y, una vez más, la crítica no es sobre el crecimiento de 188% de desempleo abierto durante el sexenio de Vicente Fox, sino en un mes del gobierno “del empleo”: un total de 255 mil mexicanos perdió el empleo entre el 15 de diciembre del año pasado --los primeros 15 días de la gestión de Calderón-- y la primer quincena de enero.Son cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), con base en los reportes del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), y también es preciso aclarar que no se trataba de empleos eventuales por las fiestas de fin de año, sino empleos permanentes.¿Qué pasó? ¿Por qué tanto desempleo en el “gobierno del empleo”?

Lo que ha pasado en los primeros 100 días de la gestión de Calderón y lo que seguirá pasando: espectáculo verde olivo, de suyo ineficaz, y mucha demagogia. La lista es larga y la habremos de detallar.

Pues sí, al final de su sexenio ilegítimo, el espurio dirá que que no se disminuyó la pobreza porque no se generó suficiente empleo, y como ya desde hace más de un mes dijo que el empleo no es cosa que atañe al gobierno sino a la sociedad, entonces podrá zafarse de su compromiso. Aparte que una cosa son las cifras oficiales que Calderón pueda manejar -y que se encargarán de promocionar sus lacayos neoliberales- y otra muy diferente las cifras de esa muy terca realidad que no obedece las reglas del mercado

Los mínimos salarios que quiere la Coparmex

Editorial de la Jornada, 10 Marzo 2007

La postura de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) respecto a un posible incremento de los salarios mínimos niega una realidad incontrovertible. Esta postura también tiende a desestimar el innegable hecho de que México es uno de los países con mayor desigualdad en la distribución de la riqueza, un grave flagelo que incluso ha sido denunciado por organismos financieros internacionales, como el Banco Mundial.

Según el presidente de la comisión laboral de la Coparmex, Tomás Natividad Sánchez, no existe una necesidad "real" de aplicar un incremento de emergencia a los salarios mínimos ante el aumento de los precios, sobre todo de productos de la canasta básica, ya que en el país sólo 3.4 por ciento de la población percibe 50.57 pesos diarios. Para sustentar su afirmación, el dirigente empresarial explicó que una parte importante de la clase trabajadora tiene percepciones extra que complementan su sueldo y que incluso las personas que se "desempeñan en la economía informal se embolsan entre 100 y 150 pesos al día por concepto de propinas".

Las palabras de Natividad Sánchez ponen de manifiesto una escandalosa incongruencia por parte de la Coparmex sobre la situación del país: por una parte, festeja el crecimiento económico de la minoría que figura en las listas de las mayores fortunas del mundo de la revista Forbes y que ha visto su riqueza aumentar en los últimos años por encima del promedio de las naciones integrantes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos o que tiene el suficiente capital para adquirir empresas trasnacionales.

Por otra parte, las declaraciones del líder empresarial buscan cerrar el paso a una justa repartición de la riqueza en un país donde alrededor de 53 por ciento de los 104 millones de mexicanos vive sin ingresos suficientes para atender sus necesidades básicas, de acuerdo con datos del Banco Mundial. Adicionalmente, otro 24 por ciento de la población sobrevive apenas en condiciones de extrema pobreza: por ejemplo, en Chiapas hay municipios en los que el ingreso per cápita es de tan sólo 1.65 dólares diarios.

Así, la décima parte de la población más rica gana más de 40 por ciento de los ingresos totales, mientras la décima parte más pobre obtiene únicamente 1.1 por ciento, brecha que se hace cada vez más profunda a medida que pasa el tiempo.

En resumen, la opinión del dirigente de la Coparmex evidencia la carencia de una política congruente en materia de distribución de la riqueza, además de que constituye un insulto y un agravio a los millones de ciudadanos que luchan todos los días para percibir un magro salario que ni siquiera garantiza una adecuada alimentación a su familia: cuatro de cada 10 niños mexicanos padecen algún grado de desnutrición.