martes, octubre 06, 2009

SOBRE LA DESPENALIZACIÓN DEL ABORTO


Mujeres por el Derecho a Decidir.

María Elena Padilla

publicado en 15diario.com, 5 octubre 2009

El 28 de septiembre, en el Día Internacional por la despenalización del aborto en América Latina y el Caribe, se realizó en la ciudad de México la Marcha por el Derecho a Decidir. Participaron más de mil mujeres que rechazaron las reformas que se han venido implementando en los Códigos Estatales de 15 entidades federativas criminalizando a las mujeres que recurren al aborto. Sólo a las mujeres, a sus parejas que tuvieron un destacado papel en el embarazo ni mención se les hace. La doble moralidad de quienes se erigen en jueces de una situación que concierne sólo a los directamente involucrados. Habría que devolverles el argumento de que “no tienen interés jurídico” que muy seguido esgrimen en contra de aquellos que pretenden ejercitar la acción de la justicia para remediar, atenuar o restaurar situaciones que los afectan (por ejemplo, privatización de empresas públicas, despojo de recursos naturales, etc.). El aborto es una decisión tan personal, íntima, dolorosa, compleja, que difícilmente habrá mujeres que se lo tomen a la ligera; en el mejor de los casos contarán con el apoyo de su pareja, en el peor y más frecuente, se enfrentarán a la frialdad, indiferencia, abandono de quien compartió su fecundación. Sumar a esto la criminalización de que son objeto, es sufrir un doble abuso.

El PRI se ha aliado al PAN en esta cruzada que tiene más de confesional que de otra cosa. Con tal de seguir compartiendo el reparto de puestos y privilegios, el otrora orgullosamente heredero de la laicidad del Estado, ahora se une al fundamentalismo de la derecha más conservadora representada por el PAN cuando no por el YUNQUE. En Guanajuato (la guanajuatización cabalga) y en Puebla, hay mujeres presas por abortar, denunciadas por los médicos de las instituciones de Salud Pública donde se atendieron por complicaciones derivadas de legrados mal practicados. Las sentencias se dictan “por homicidio en relación de parentesco” y pueden acumular hasta 35 años. Por supuesto que las hijas de las familias pudientes nunca pisarán una cárcel como no pisan los cuchitriles clandestinos a los que tienen que recurrir las mujeres pobres en las situaciones límites en donde el aborto es la única respuesta que encuentran a su situación desesperada. Las mujeres “de buenas familias” y con capacidad económica cuentan con la protección de clínicas privadas tanto en el país como en el extranjero.

Penalizar el aborto ni lo reduce ni lo desaparece como opción para ciertas mujeres en ciertas circunstancias. Por el contrario para quienes lo ven como el último recurso a un embarazo no deseado, las obliga a la clandestinidad, lo que se traduce en peligro físico para quienes siendo pobres buscarán hacerlo en las condiciones posibles a sus recursos, esto es, en lugares donde domina la insalubridad y la impericia.

A quienes persiguen y criminalizan tanto al aborto como a quienes lo practican o defienden el derecho a realizarlo, habrá que repetirles hasta el cansancio a ver si alguna vez lo entienden, que despenalizar el aborto no significa promoverlo, ni hacerlo obligatorio, ni asumirlo como método de planificación familiar, sino es brindarle a las mujeres, que dado su contexto tomaron esa decisión (nos guste o no, la comprendamos o no) la posibilidad de realizarlo contando con condiciones dignas de higiene y salud.

Si el aborto contraviene preceptos religiosos eso lo tendrán que discutir y arreglar l@s que profesen esas creencias, lo cierto es que los datos hablan de un alto porcentaje de católicas que están a favor del Derecho a Decidir. Otras, sin ser creyentes, simplemente reivindicamos la necesidad de la existencia de un estado laico que no imponga su visión del mundo a las mujeres.


Leer el excelente artículo de Sanjuana Martínez en Emeequis


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