Por religiosos como don Samuel, los descreídos, agnósticos o ateos, somos capaces de reconciliarnos con la idea de la necesidad - para algunos- de la existencia de un creador. Por ellos, respetamos a los que creen y son consecuentes con las palabras de amor y justicia de su religión. Porque los pastores recios en su fe pero humildes con sus hermanos y generosos defensores de los desvalidos merecen un sitio especial en la historia. Necesitamos muchos Tatics, Raúles, Solalindes, en este convulso país de sangre e injusticia.
Gracias por su vida de compromiso.
Hasta siempre don Samuel. Usted vive en nosotros
RCPNL
Gracias por su vida de compromiso.
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