jueves, marzo 10, 2011

Si la izquierda no se diferencia de la derecha, ¿para qué sirve?

La perspectiva de las izquierdas en el 2012

Octavio Rodríguez Araujo* /II y último


Lo que diferenció al PRD de los partidos de derecha y de centro derecha no fue que el primero fuera socialista o algo semejante, sino que estaba en contra de la forma de acumulación dominante conocida ideológicamente como neoliberalismo. El neoliberalismo, permítaseme recordarlo, es un liberalismo más crudo, basado en la prescindibilidad de personas, grupos sociales y hasta países completos, si así conviene a quienes dominan la economía mundial. Para el neoliberalismo no hay más intereses válidos que los del mercado y, más que todo, de sus dueños, y de sus representantes en los gobiernos de cada país, razón por la cual a muchos gobernantes se les ha llamado gerentes, ya que son los que administran un país para favorecer los grandes intereses económicos. El PRD, desde que fue Frente Democrático Nacional en 1987 y 1988, surgió ciertamente en contra de las políticas neoliberales que entonces administraba el Partido Revolucionario Institucional, y ahora el Partido Acción Nacional, desde la Presidencia de la República.

De manera semejante a la socialdemocracia, el PRD no es anticapitalista pero sí partidario (formalmente, es decir, en sus documentos) de políticas distributivas y sociales que puedan disminuir el número de pobres y miserables y también las enormes desigualdades de ingreso en el país. De otra manera dicha, los principios del PRD y de sus aliados electorales tradicionales son de izquierda o, si se prefiere, de centro izquierda, porque plantean una cierta tendencia al igualitarismo sin combatir al capitalismo ni su esencia como sistema económico y social.

Dije aliados tradicionales del PRD, porque recientemente sus dirigentes han llevado su organización a alianzas que no tienen nada que ver con las tradiciones de las izquierdas, ni siquiera en Europa. Se me dirá que las izquierdas francesas apoyaron en 2002 al derechista Chirac para evitar que en la segunda vuelta ganara el fascista Frente Nacional. Es correcto, pero en muy pocos países la extrema derecha, después de la experiencia alemana de los años 30, ha tenido posibilidad de tomar el poder por vía electoral. El caso francés de 2002 fue excepcional y no se parece, en ningún sentido, a lo que está viviendo México hacia el 2012. Aquí la extrema derecha está en el PAN más que en el PRI y, sin embargo, hay algunos perredistas que prefieren aliarse con el PAN que con el PRI, para evitar, según ellos, que este partido triunfe el año entrante.

Durmiendo con el enemigo se llamó una película de 1991 con Julia Roberts. Así están muchos perredistas con sus dirigentes actuales. Cuando se despierten, si nada cambia, corren el riesgo de ver a los panistas como sus amigos y casi correligionarios, si no en la cama, porque sus dirigentes y otros que dirigen sin ser dirigentes formales decidieron que no importan los principios ni las alianzas sino derrotar al PRI. Algo verán que yo no veo. Para mí el PAN y el PRI son de derecha porque con sus propuestas y acciones han estado afirmando las condiciones existentes, que es característica de los conservadores. El papel del PRD, de las izquierdas en general e incluso del centro izquierda es combatir lo que han venido haciendo priístas y panistas desde el gobierno y luchar por un México con menos pobreza, con menos desigualdades, con más justicia social.

Si las izquierdas actuales no se diferencian de las derechas, ¿para qué existen y quién les creerá que son de izquierda?

Surge entonces la pregunta: ¿por qué se mantienen como partidos supuestamente diferenciados aunque sean lo mismo? Por una sencilla razón: porque así el financiamiento público se reparte según el porcentaje de votos que cada partido obtenga, aliado con otros o solo y, además, porque de este modo pueden lograr cargos de elección en municipios, estados, diputaciones y senadurías. En otros términos, los partidos, instituciones públicas por definición, se han convertido en negocios privados de sus dirigentes para ocupar cargos públicos de manera patrimonialista.

Esto debe cambiar. Si esto no cambia, haga lo que haga el PRD en el futuro inmediato no ganará la Presidencia de la República y después del 2012 desaparecerá. Mejor sería que se refundara ahora o que surgiera otro partido con una mayor y más clara definición. De no ocurrir lo anterior, muy pronto nos pareceremos a Estados Unidos, pero sólo en una cosa: las muy pocas diferencias, si alguna, entre los republicanos y los demócratas, y la subordinación de ambos partidos al gran capital de ese país.

Sólo un partido de izquierda sólido, creíble, arraigado en el pueblo y reconocido por éste, puede evitar que en cuestión de partidos nos parezcamos a Estados Unidos, país donde las izquierdas son absolutamente marginales.

* Ponencia presentada en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNAM, el 28 de febrero de 2011, durante la mesa redonda La izquierda y el 2012

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