El miércoles 19 de octubre se realizó la cuarta reunión entre el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad y la Procuraduría del Estado de Nuevo León. Ahora hubo 17 casos que se presentaron por primera vez, además de los 12 para los que deberían revisar el avance a partir de la reunión anterior. Dada la casi treintena de casos, la extensión de la reunión comprendió casi 9 horas: desde mediodía hasta más allá de las 8 y media de la noche.
Oficialmente se habla de avances, entre los que se destaca la detención de dos funcionarios involucrados en la desaparición de otro(s) elementos de la corporación donde trabajaban. Sin embargo, la gran mayoría de las familiares de las víctimas que estuvieron presentes en la reunión y cuyos casos se revisaban por tercera ocasión lamentaban que el avance era prácticamente nulo con respecto a la vez previa: incluso uno de los detenidos había sido liberado y se habría perdido a un par de testigos de alguno de los casos.
Fuera de la Procuraduría las horas se suceden lentas y sin novedades importantes. En un intento de que el ánimo no decaiga se gritan o corean consignas, se dan testimonios, se gira en círculos con las pancartas en alto, se suenan los tambores. La espera larga dio para mucho: familiares que mostraban fortaleza mientras en ciertos momentos otr@s se desmoronaban. Ahí entre ell@s se respira angustia; compartir su dolor no es una expresión solidaria sino una verdad que se instala en la piel, en los ojos, en los oídos, en la mente. Verl@s y oírl@s es no volver a ser quien eras antes, por eso la insistencia en visibilizar a las víctimas aunque eso signifique dejar abierto el dique del dolor de las familias, algunas al borde de su capacidad.
Pasa el tiempo, y la madre que estaba al límite ahora se ha calmado y teje, como una Penélope en espera de su amado hijo; otras charlan entre sí, como amigas, quizá lo sean después de tanto tiempo y tanto bregar. La mayoría son madres, pero hay hermanas, tías. La mayoría son mujeres, en proporción de 3 a 1; quizá el trabajo limite a los hombres, o quizá de verdad el sexo fuerte es el femenino.
Nunca la espera duró tanto, pero aunque unos vienen y otros se van, la mayoría permanece. Entre los familiares que han entrado con el Procurador y los que han quedado afuera, habrán de sumar casi un centenar, incluyendo a quienes les acompañamos solamente. Todos los casos los lleva Cadhac, con Consuelo Morales al frente, infatigable, imprescindible defensora de los Derechos Humanos y ahora en esta cruzada contra los Desaparecidos en el estado de Nuevo León. Sin ella, sin su trabajo, esto no se estaría dando. Ella admite lo mucho que falta por hacer pero enfatiza la necesidad de seguir en el camino. Estamos de acuerdo.
La jornada extenuante termina con una pequeña evaluación en Cadhac y el compromiso de continuar este esfuerzo. Ningún desaparecido ha sido encontrado hasta ahora, pero ahí está la esperanza siempre presente de encontrarlos, y que regresen vivos con los suyos. Nos despedimos de los familiares que generosamente nos agradecen haberles acompañado. Lo que no saben es que los agradecidos somos nosotros por toda la lección que aprendemos estando con ell@s: su coraje, su valentía, su tenacidad, la fiereza de algunas madres, la fragilidad de otras, su amor siempre.
El baño de sangre y sufrimiento en que se ha sumido a nuestro país, debe parar. No sabemos cómo pero algo tendremos que hacer para detenerlo. Denunciar las atrocidades que suceden y convencer a más personas de que debe haber otros caminos es parte de lo que nos toca hacer. Callar o no actuar es convertirnos en cómplices.
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