Diana Lizeth Bernal Hernández, de 11 años, desaparecida en el CAIFAC. En la imagen derecha, Julio César Castañeda Bernal, de 10 años, desaparecido en el mismo sitioFoto La Jornada
Los prefectos usan fanatismo religioso para secuestrar niños
Sanjuana Martínez /II
La estructura nacional de los albergues dirigidos por la secta de Los Perfectos de la Iglesia cristiana restaurada ha funcionado estupendamente, coordinada con base en fanatismo religioso y decenas de niños vulnerables secuestrados literalmente de familias pobres y desestructuradas.
Sin determinar el número exacto de estas casas-hogar infantiles distribuidas por la República, las investigaciones judiciales a las que ha tenido acceso La Jornada indican que entre los casos de CAIFAC Monterrey, Casitas del Sur, en el Distrito Federal, y La Casita en Cancún, Quintana Roo, existe la conexión de sus dirigentes y la implicación de personas que antes y ahora han sido denunciadas por privación ilegal de la libertad de los menores.
La creación de los albergues contiene una estructura jurídica debidamente planificada dentro del rango de asociaciones civiles, que les ha permitido ir creando, con distintos nombres en cada caso, decenas de refugios infantiles: Alas, Reintegración Social AC, Amor para compartir, Desarrollo Integral del Individuo, Esperanza para la familia, Refugio de Amor, Casitas, Centro de Adaptación e Integración Infantil AC.
Gobernación, sin un censo
La Secretaría de Gobernación carece de información sobre la ubicación de estos albergues infantiles, pero las pesquisas de organizaciones no gubernamentales de atención al menor ubican centros de Los Perfectos en ciudades como Cancún y Playa del Carmen, Quintana Roo; Coatzacoalcos y Jalapa, Veracruz; Ciudad Valles, San Luis Potosí; Guadalajara, Jalisco, y Monterrey, Nuevo León, así como en los estados de México y Morelos.
Los niños internos en los albergues eran trasladados por temporadas, sin aparente motivo, a centros en otras ciudades con pretexto de "tomar vacaciones" o bien, eran removidos en la misma ciudad o en otros estados cuando sus padres decidían recuperar a sus pequeños.
"Las niñas que volvían de sus vacaciones de Veracruz y Cancún llegaban muy raras", recuerda Brenda, una de las víctimas que logró escapar en diciembre pasado de CAIFAC Monterrey. "Se quedaban viendo a todos los niños de la casa hogar y ellas se tapaban la cara y se escondían y cuando alguno de los niños de la casa hogar se les quería acercar, Nancy les decía que no se acercaran a ellas, pues no estaban en condiciones de hablar".
Las autoridades de Nuevo León rescataron a 42 menores de seis albergues que CAIFAC tiene en Monterrey con distinta denominación social y en municipios vecinos. Algunas de esas internas han señalado en sus declaraciones ministeriales que cuando volvían de "vacaciones" les "daban pastillas para tranquilizarlas" y se quedaban sentadas durante horas sin moverse ni hablar.
Este comportamiento frente a las ONG que ahora atienden a los niños rescatados, mantiene una clara relación con la desaparición de los internos por motivos de trata de menores con fines de explotación sexual: "son síntomas que ubicamos como niñas que fueron abusadas sexualmente. Las niñas permanecían en Veracruz y Cancún durante varios meses y al volver se les prohibía relacionarse con los demás internos", comenta Consuelo Morales, directora de Ciudadanos en Apoyo a los Derechos Humanos AC, que atiende a las víctimas y sus familias.
Más aún: en La Casita de Cancún el escándalo surgió en 2005, cuando desaparecieron 11 menores y los internos denunciaron abuso físico y sexual. La directora del centro, Patricia Seoane de Bretón, y Leydi Yolanda Campos Vera, representante legal, fueron acusadas de privación ilegal de la libertad por negarse a entregar niños que posteriormente se descubrió estaban "desaparecidos" o integrados a supuesta red nacional de tráfico de menores con carácter sexual.
La historia de La Casita de Cancún sobre la trata de menores con fines de explotación sexual hace pensar a Alicia Leal, presidenta de Alternativas Pacíficas, que el nexo entre CAIFAC, La Casita y Casitas del Sur radica en Leydi Yolanda Campos, quien mantiene una estrecha relación con Los Perfectos:
“Casualmente, en Cancún el Ministerio Público sólo integró la averiguación previa de un niño, mientras el resto quedó en el olvido y la procuraduría de Quintana Roo exoneró a Leydi Yolanda Campos Vera, quien trabajó en la subprocuraduría de Quintana Roo y fue señalada como la persona que ayudó a Jean Succar Kuri a escapar de México tras ser denunciado por pederastia. Y ahora Leydi reaparece en Casitas del Sur, relacionada con Los Perfectos y sus dirigentes, Jorge Erdely y Sergio Humberto Canavati Ayub, quienes aparecen en los tres albergues de Monterrey, DF y Cancún”.
La primera vez que Leydi Yolanda Campos Vera apareció relacionada con la red nacional Los Perfectos fue en 2003 en un centro ubicado en Ciudad Valles, donde se denunció el secuestro y desaparición de menores.
A pesar de las denuncias y las evidencias de trata de menores, La Casita de Cancún siguió operando e incluso con la misma directora indiciada por privación ilegal de la libertad de menores, Patricia Seoane de Bretón. Hace tres meses un menor de 14 años huyó y sus padres interpusieron una denuncia donde narró "torturas, violaciones, prostitución obligada de internos, desaparición de niños y tráfico de órganos". El hermano pequeño del menor siguió en La Casita ante la negativa de Seoane a entregarlo y se añade a la lista de niños desaparecidos en Cancún.
Los defensores de derechos humanos incluyen la posibilidad de la desaparición de menores con fines de tráfico de órganos, porque Brenda, la niña que huyó de CAIFAC Monterrey, narró en su declaración ministerial cómo las internas eran llevadas "al hospital" y volvían con cicatrices en el estómago: "se llevaron a Nancy y Chuy a un hospital y cuando regresó, después de cuatro meses, traía dos cosidas en el estómago con cicatriz; una vertical en el centro y la otra horizontal del lado derecho".
Las averiguaciones en Cancún y Monterrey no han progresado, mientras que la del Distrito Federal es lenta. La denuncia contra CAIFAC se encuentra en el Ministerio Público número siete de Justicia Familiar, que ni siquiera ha girado órdenes de detención, pese a estar plenamente identificados los implicados que ahora han promovido amparos.
Alicia Leal argumenta que esta sospechosa lentitud habla de complicidad o negligencia: "¿Qué pasaría si estos niños secuestrados fueran hijos de un empresario o de una familia adinerada? Seguramente en menos de un mes la situación estaría resuelta. Estos casos llevan meses, años, como en Cancún; sencillamente, porque se trata de menores que viven en situación de pobreza".
Sin determinar el número exacto de estas casas-hogar infantiles distribuidas por la República, las investigaciones judiciales a las que ha tenido acceso La Jornada indican que entre los casos de CAIFAC Monterrey, Casitas del Sur, en el Distrito Federal, y La Casita en Cancún, Quintana Roo, existe la conexión de sus dirigentes y la implicación de personas que antes y ahora han sido denunciadas por privación ilegal de la libertad de los menores.
La creación de los albergues contiene una estructura jurídica debidamente planificada dentro del rango de asociaciones civiles, que les ha permitido ir creando, con distintos nombres en cada caso, decenas de refugios infantiles: Alas, Reintegración Social AC, Amor para compartir, Desarrollo Integral del Individuo, Esperanza para la familia, Refugio de Amor, Casitas, Centro de Adaptación e Integración Infantil AC.
Gobernación, sin un censo
La Secretaría de Gobernación carece de información sobre la ubicación de estos albergues infantiles, pero las pesquisas de organizaciones no gubernamentales de atención al menor ubican centros de Los Perfectos en ciudades como Cancún y Playa del Carmen, Quintana Roo; Coatzacoalcos y Jalapa, Veracruz; Ciudad Valles, San Luis Potosí; Guadalajara, Jalisco, y Monterrey, Nuevo León, así como en los estados de México y Morelos.
Los niños internos en los albergues eran trasladados por temporadas, sin aparente motivo, a centros en otras ciudades con pretexto de "tomar vacaciones" o bien, eran removidos en la misma ciudad o en otros estados cuando sus padres decidían recuperar a sus pequeños.
"Las niñas que volvían de sus vacaciones de Veracruz y Cancún llegaban muy raras", recuerda Brenda, una de las víctimas que logró escapar en diciembre pasado de CAIFAC Monterrey. "Se quedaban viendo a todos los niños de la casa hogar y ellas se tapaban la cara y se escondían y cuando alguno de los niños de la casa hogar se les quería acercar, Nancy les decía que no se acercaran a ellas, pues no estaban en condiciones de hablar".
Las autoridades de Nuevo León rescataron a 42 menores de seis albergues que CAIFAC tiene en Monterrey con distinta denominación social y en municipios vecinos. Algunas de esas internas han señalado en sus declaraciones ministeriales que cuando volvían de "vacaciones" les "daban pastillas para tranquilizarlas" y se quedaban sentadas durante horas sin moverse ni hablar.
Este comportamiento frente a las ONG que ahora atienden a los niños rescatados, mantiene una clara relación con la desaparición de los internos por motivos de trata de menores con fines de explotación sexual: "son síntomas que ubicamos como niñas que fueron abusadas sexualmente. Las niñas permanecían en Veracruz y Cancún durante varios meses y al volver se les prohibía relacionarse con los demás internos", comenta Consuelo Morales, directora de Ciudadanos en Apoyo a los Derechos Humanos AC, que atiende a las víctimas y sus familias.
Más aún: en La Casita de Cancún el escándalo surgió en 2005, cuando desaparecieron 11 menores y los internos denunciaron abuso físico y sexual. La directora del centro, Patricia Seoane de Bretón, y Leydi Yolanda Campos Vera, representante legal, fueron acusadas de privación ilegal de la libertad por negarse a entregar niños que posteriormente se descubrió estaban "desaparecidos" o integrados a supuesta red nacional de tráfico de menores con carácter sexual.
La historia de La Casita de Cancún sobre la trata de menores con fines de explotación sexual hace pensar a Alicia Leal, presidenta de Alternativas Pacíficas, que el nexo entre CAIFAC, La Casita y Casitas del Sur radica en Leydi Yolanda Campos, quien mantiene una estrecha relación con Los Perfectos:
“Casualmente, en Cancún el Ministerio Público sólo integró la averiguación previa de un niño, mientras el resto quedó en el olvido y la procuraduría de Quintana Roo exoneró a Leydi Yolanda Campos Vera, quien trabajó en la subprocuraduría de Quintana Roo y fue señalada como la persona que ayudó a Jean Succar Kuri a escapar de México tras ser denunciado por pederastia. Y ahora Leydi reaparece en Casitas del Sur, relacionada con Los Perfectos y sus dirigentes, Jorge Erdely y Sergio Humberto Canavati Ayub, quienes aparecen en los tres albergues de Monterrey, DF y Cancún”.
La primera vez que Leydi Yolanda Campos Vera apareció relacionada con la red nacional Los Perfectos fue en 2003 en un centro ubicado en Ciudad Valles, donde se denunció el secuestro y desaparición de menores.
A pesar de las denuncias y las evidencias de trata de menores, La Casita de Cancún siguió operando e incluso con la misma directora indiciada por privación ilegal de la libertad de menores, Patricia Seoane de Bretón. Hace tres meses un menor de 14 años huyó y sus padres interpusieron una denuncia donde narró "torturas, violaciones, prostitución obligada de internos, desaparición de niños y tráfico de órganos". El hermano pequeño del menor siguió en La Casita ante la negativa de Seoane a entregarlo y se añade a la lista de niños desaparecidos en Cancún.
Los defensores de derechos humanos incluyen la posibilidad de la desaparición de menores con fines de tráfico de órganos, porque Brenda, la niña que huyó de CAIFAC Monterrey, narró en su declaración ministerial cómo las internas eran llevadas "al hospital" y volvían con cicatrices en el estómago: "se llevaron a Nancy y Chuy a un hospital y cuando regresó, después de cuatro meses, traía dos cosidas en el estómago con cicatriz; una vertical en el centro y la otra horizontal del lado derecho".
Las averiguaciones en Cancún y Monterrey no han progresado, mientras que la del Distrito Federal es lenta. La denuncia contra CAIFAC se encuentra en el Ministerio Público número siete de Justicia Familiar, que ni siquiera ha girado órdenes de detención, pese a estar plenamente identificados los implicados que ahora han promovido amparos.
Alicia Leal argumenta que esta sospechosa lentitud habla de complicidad o negligencia: "¿Qué pasaría si estos niños secuestrados fueran hijos de un empresario o de una familia adinerada? Seguramente en menos de un mes la situación estaría resuelta. Estos casos llevan meses, años, como en Cancún; sencillamente, porque se trata de menores que viven en situación de pobreza".
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