Yadira Sepúlveda (izq.) y Janneth Olazarán, hermana y esposa de Jehú, respectivamente, no se explican los nulos resultados de la Procuraduría Estatal.
Foto: EL NORTE
Foto: EL NORTE
Sin pistas de Jehú
Daniel de la Fuente, El Norte, 24 de enero de 2012, Monterey, Nuevo León, México.
Fue en el corazón del municipio que presume mayor seguridad en el Estado: San Pedro Garza García.
En específico, en el Oxxo de las calles Vasconcelos y Montes Rocallosos, en Residencial San Agustín.
Eran cerca de las 19:30 horas del viernes 12 de noviembre del 2010 cuando Janneth Olazarán le habló a su esposo al celular para pedirle a su regreso a casa algo para la niña que acababan de tener hacía apenas seis meses.
De tez blanca y barba de candado, Jehú Abraham Sepúlveda Garza, de 24 años, le contestó a la joven. El chico, quien aquel día vestía una camiseta roja, pantalón de mezclilla color celeste y gorra gris, se escuchaba sereno.
"Ahorita te hablo", le dijo. "Estoy en San Pedro en un chequeo de rutina con ministeriales".
"¿Por qué no me habías hablado?", le dijo extrañada la joven de 28 años.
"No me dejan hacer llamadas", contestó. Ella preguntó si quería que le hablara a su jefe y Jehú aceptó, pero en eso la mujer escuchó que alguien le preguntaba a él con tono autoritario: "¡Eh! ¿Con quién hablas?" y el joven contestó que con su esposa.
Enterado por Janneth, el jefe le habló más tarde a Jehú para ver si le mandaba alguna papelería, pero éste le dijo que todo estaba bien y que ya iba de salida de la "municipal de San Pedro".
Quince minutos después, el hombre volvió a llamar, pero el celular estaba apagado.
Compañeros de Jehú llegaron esa noche a la Policía de San Pedro, pero les dijeron que no había registros de su ingreso y les negaron que ahí se hicieran "chequeos de rutina". Lo mismo en la Agencia Estatal de Investigaciones.
Al día siguiente, sin embargo, el director de Policía sampetrino Camilo Cantú recibió a Janneth y a Yadira, hermana de Jehú, y les mostró una tarjeta informativa en la que se confirmaba que el joven sí había llegado a la demarcación y que la camioneta con los logos de la empresa estaba en los patios de la dependencia municipal.
De acuerdo a la versión publicada por EL NORTE el 30 de noviembre del 2010, Jehú fue detenido a las 18:15 horas del 12 de noviembre por policías sampetrinos cuando estaba en su camioneta afuera del Oxxo.
Gente allegada a él cuenta que Jehú fue a la tienda por refrescos y frituras y, como la oficina está cerca, se le hizo fácil abordar el vehículo sin documentación personal.
Los policías de la patrulla número 441, Felipe de Jesús Álvarez Macías y José Luis Román Sandoval, se llevaron al joven por carecer de identificaciones al cuartel de Policía y Tránsito municipal.
A ese lugar llegó Miguel Escobedo, detective del destacamento de la Policía Ministerial en ese municipio, y dijo que se haría cargo del detenido y del vehículo por orden de su coordinador Javier Rangel.
Después, según la versión de los preventivos, Jehú fue llevado a las instalaciones de la Policía Ministerial a bordo de la patrulla 344, conducida por el agente Mario Ogardín, del tercer Grupo de Homicidios.
"Unos ministeriales se lo llevaron de aquí de los patios", les dijo ese sábado el jefe de la Policía de San Pedro a las mujeres y les dio dos nombres: Javier Rangel Rojas y Miguel Escobedo. "Vayan a la Ministerial".
Ese fin de semana, Janneth y Yadira se la pasaron ante un mostrador de la Ministerial del que nunca salió información, como quizá les pasa a muchos que desean saber de su desaparecido.
"Entonces el lunes tuvimos que volver con Camilo para decirle que no nos daban informes, que nos ayudara", cuenta Janneth.
El director de la Policía Municipal le habló a Rangel y, en altavoz, le dijo que él se había llevado a Jehú y que atendiera a la familia.
"Mándamelos para acá", le dijo y el funcionario sampetrino les puso una patrulla de escolta a las mujeres hasta la Ministerial. Pero ya muy tarde Rangel no las recibió a ellas, sino al abogado.
"Dile a la familia que el muchacho está bien, está comiendo y tranquilo", le dijo el agente.
"Pero ¿por qué lo tienes, dónde?", cuestionó el litigante.
"No te puedo dar esa información. Yo lo chequé el mismo viernes, no tiene nada, ya platiqué con él, pero mi jefe, que es el director, me pidió que le diera 54", clave en alusión a dejarlo pendiente.
"Vénganse mañana martes a las nueve de la mañana con el director (Adrián de la Garza, hoy Procurador)", añadió.
Al día siguiente nadie los recibió. Llegó la noche.
El miércoles, al ver a las mujeres muy desoladas, el agente del Ministerio Público Rogelio Cantú les brindó la pista determinante que le dio la vuelta al caso de la desaparición de Jehú.
"Tengo entendido que a él se lo entregaron a la Marina en forma económica", les reveló según Janneth, y las mujeres se mostraron extrañadas ante la expresión.
"O sea, no hay documento que diga que se lo entregamos, porque fue así nada más... pero es todo lo que puedo decir".
Fueron a la Marina, pero en forma grosera les desmintieron el ingreso de Jehú al cuartel que tienen en una unidad deportiva en San Nicolás de los Garza.
Desesperadas, pusieron una denuncia ante el fuero común, sin resultado, hasta que el 25 de noviembre los elementos de la Marina Arnulfo Alejandro García y José Francisco Meneses González acudieron a declarar presuntamente por su propia voluntad y confirmaron que tres ministeriales les llevaron al cuartel a Jehú, quien fue revisado durante 15 minutos y, posteriormente, dejado en libertad.
Según los marinos, al salir el joven abordó un taxi que pasó en ese momento por ahí, lo que parece inverosímil dado que el trecho entre la avenida y las instalaciones castrenses es prolongado y no es común el ingreso de vehículos de alquiler a ese tramo.
La historia de Jehú es uno de los casos de desaparecidos en Nuevo León en los que la autoridad no ha presentado avances de ningún tipo.
Por ello, el enigma de dejarlo "en 54" en la Ministerial; su entrega en "forma económica" a la Marina y el misterio de su desaparición están incluidos en el informe emitido en noviembre del 2011 por la organización internacional Human Rights Watch, donde se establece que las víctimas de la guerra contra el crimen organizado en México son criminalizadas y las violaciones a sus derechos permanecen en la impunidad.
Desde entonces, la familia nada sabe del paradero del joven. Janneth, quien duró dos años de novia con Jehú y tras contraer matrimonio vivía con él en la planta superior de la casa de la madre del joven, en San Nicolás, lo describe como un individuo sobreprotector y muy dedicado a su bebé, por lo que en los primeros días de su ausencia, dice la madre, la pequeña parecía buscar la voz de su padre en todas las voces.
"Estaba estudiando Leyes, pero se salió en el tercer semestre porque quedé embarazada y se puso a trabajar para la constructora comprando piezas y supervisando obras", describe su esposa.
Yadira afirma que la desaparición de su hermano ha sido un duro golpe para la familia, la cual había sufrido seis meses antes de lo de Jehú el fallecimiento de su padre.
"Aun y cuando la Marina acepta que lo detuvieron 15 minutos, no hay registro de su ingreso a las instalaciones en San Nicolás", cuenta la hermana. "Hemos ido hasta México a preguntar por él a la SEMAR, pero dicen no saber nada.
"Qué fácil es para los ministeriales desaparecer personas y cómo pueden decir los marinos que salió de la unidad deportiva y tomó un taxi, si eran cerca de las 12 de la noche y al destacamento sólo se llega luego de hacer mucho zigzag en una zona donde no pasan taxis".
En las reuniones con CADHAC, el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad y el Procurador Adrián de la Garza, comentan las mujeres, el funcionario dice que se está investigando el caso. Pero nunca les ha dicho nada nuevo.
"¿En verdad investigan las desapariciones?", se pregunta Yadira. "Me parece que no".
Hace ya casi 15 meses que nadie sabe de Jehú.
En específico, en el Oxxo de las calles Vasconcelos y Montes Rocallosos, en Residencial San Agustín.
Eran cerca de las 19:30 horas del viernes 12 de noviembre del 2010 cuando Janneth Olazarán le habló a su esposo al celular para pedirle a su regreso a casa algo para la niña que acababan de tener hacía apenas seis meses.
De tez blanca y barba de candado, Jehú Abraham Sepúlveda Garza, de 24 años, le contestó a la joven. El chico, quien aquel día vestía una camiseta roja, pantalón de mezclilla color celeste y gorra gris, se escuchaba sereno.
"Ahorita te hablo", le dijo. "Estoy en San Pedro en un chequeo de rutina con ministeriales".
"¿Por qué no me habías hablado?", le dijo extrañada la joven de 28 años.
"No me dejan hacer llamadas", contestó. Ella preguntó si quería que le hablara a su jefe y Jehú aceptó, pero en eso la mujer escuchó que alguien le preguntaba a él con tono autoritario: "¡Eh! ¿Con quién hablas?" y el joven contestó que con su esposa.
Enterado por Janneth, el jefe le habló más tarde a Jehú para ver si le mandaba alguna papelería, pero éste le dijo que todo estaba bien y que ya iba de salida de la "municipal de San Pedro".
Quince minutos después, el hombre volvió a llamar, pero el celular estaba apagado.
Compañeros de Jehú llegaron esa noche a la Policía de San Pedro, pero les dijeron que no había registros de su ingreso y les negaron que ahí se hicieran "chequeos de rutina". Lo mismo en la Agencia Estatal de Investigaciones.
Al día siguiente, sin embargo, el director de Policía sampetrino Camilo Cantú recibió a Janneth y a Yadira, hermana de Jehú, y les mostró una tarjeta informativa en la que se confirmaba que el joven sí había llegado a la demarcación y que la camioneta con los logos de la empresa estaba en los patios de la dependencia municipal.
De acuerdo a la versión publicada por EL NORTE el 30 de noviembre del 2010, Jehú fue detenido a las 18:15 horas del 12 de noviembre por policías sampetrinos cuando estaba en su camioneta afuera del Oxxo.
Gente allegada a él cuenta que Jehú fue a la tienda por refrescos y frituras y, como la oficina está cerca, se le hizo fácil abordar el vehículo sin documentación personal.
Los policías de la patrulla número 441, Felipe de Jesús Álvarez Macías y José Luis Román Sandoval, se llevaron al joven por carecer de identificaciones al cuartel de Policía y Tránsito municipal.
A ese lugar llegó Miguel Escobedo, detective del destacamento de la Policía Ministerial en ese municipio, y dijo que se haría cargo del detenido y del vehículo por orden de su coordinador Javier Rangel.
Después, según la versión de los preventivos, Jehú fue llevado a las instalaciones de la Policía Ministerial a bordo de la patrulla 344, conducida por el agente Mario Ogardín, del tercer Grupo de Homicidios.
"Unos ministeriales se lo llevaron de aquí de los patios", les dijo ese sábado el jefe de la Policía de San Pedro a las mujeres y les dio dos nombres: Javier Rangel Rojas y Miguel Escobedo. "Vayan a la Ministerial".
Ese fin de semana, Janneth y Yadira se la pasaron ante un mostrador de la Ministerial del que nunca salió información, como quizá les pasa a muchos que desean saber de su desaparecido.
"Entonces el lunes tuvimos que volver con Camilo para decirle que no nos daban informes, que nos ayudara", cuenta Janneth.
El director de la Policía Municipal le habló a Rangel y, en altavoz, le dijo que él se había llevado a Jehú y que atendiera a la familia.
"Mándamelos para acá", le dijo y el funcionario sampetrino les puso una patrulla de escolta a las mujeres hasta la Ministerial. Pero ya muy tarde Rangel no las recibió a ellas, sino al abogado.
"Dile a la familia que el muchacho está bien, está comiendo y tranquilo", le dijo el agente.
"Pero ¿por qué lo tienes, dónde?", cuestionó el litigante.
"No te puedo dar esa información. Yo lo chequé el mismo viernes, no tiene nada, ya platiqué con él, pero mi jefe, que es el director, me pidió que le diera 54", clave en alusión a dejarlo pendiente.
"Vénganse mañana martes a las nueve de la mañana con el director (Adrián de la Garza, hoy Procurador)", añadió.
Al día siguiente nadie los recibió. Llegó la noche.
El miércoles, al ver a las mujeres muy desoladas, el agente del Ministerio Público Rogelio Cantú les brindó la pista determinante que le dio la vuelta al caso de la desaparición de Jehú.
"Tengo entendido que a él se lo entregaron a la Marina en forma económica", les reveló según Janneth, y las mujeres se mostraron extrañadas ante la expresión.
"O sea, no hay documento que diga que se lo entregamos, porque fue así nada más... pero es todo lo que puedo decir".
Fueron a la Marina, pero en forma grosera les desmintieron el ingreso de Jehú al cuartel que tienen en una unidad deportiva en San Nicolás de los Garza.
Desesperadas, pusieron una denuncia ante el fuero común, sin resultado, hasta que el 25 de noviembre los elementos de la Marina Arnulfo Alejandro García y José Francisco Meneses González acudieron a declarar presuntamente por su propia voluntad y confirmaron que tres ministeriales les llevaron al cuartel a Jehú, quien fue revisado durante 15 minutos y, posteriormente, dejado en libertad.
Según los marinos, al salir el joven abordó un taxi que pasó en ese momento por ahí, lo que parece inverosímil dado que el trecho entre la avenida y las instalaciones castrenses es prolongado y no es común el ingreso de vehículos de alquiler a ese tramo.
La historia de Jehú es uno de los casos de desaparecidos en Nuevo León en los que la autoridad no ha presentado avances de ningún tipo.
Por ello, el enigma de dejarlo "en 54" en la Ministerial; su entrega en "forma económica" a la Marina y el misterio de su desaparición están incluidos en el informe emitido en noviembre del 2011 por la organización internacional Human Rights Watch, donde se establece que las víctimas de la guerra contra el crimen organizado en México son criminalizadas y las violaciones a sus derechos permanecen en la impunidad.
Desde entonces, la familia nada sabe del paradero del joven. Janneth, quien duró dos años de novia con Jehú y tras contraer matrimonio vivía con él en la planta superior de la casa de la madre del joven, en San Nicolás, lo describe como un individuo sobreprotector y muy dedicado a su bebé, por lo que en los primeros días de su ausencia, dice la madre, la pequeña parecía buscar la voz de su padre en todas las voces.
"Estaba estudiando Leyes, pero se salió en el tercer semestre porque quedé embarazada y se puso a trabajar para la constructora comprando piezas y supervisando obras", describe su esposa.
Yadira afirma que la desaparición de su hermano ha sido un duro golpe para la familia, la cual había sufrido seis meses antes de lo de Jehú el fallecimiento de su padre.
"Aun y cuando la Marina acepta que lo detuvieron 15 minutos, no hay registro de su ingreso a las instalaciones en San Nicolás", cuenta la hermana. "Hemos ido hasta México a preguntar por él a la SEMAR, pero dicen no saber nada.
"Qué fácil es para los ministeriales desaparecer personas y cómo pueden decir los marinos que salió de la unidad deportiva y tomó un taxi, si eran cerca de las 12 de la noche y al destacamento sólo se llega luego de hacer mucho zigzag en una zona donde no pasan taxis".
En las reuniones con CADHAC, el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad y el Procurador Adrián de la Garza, comentan las mujeres, el funcionario dice que se está investigando el caso. Pero nunca les ha dicho nada nuevo.
"¿En verdad investigan las desapariciones?", se pregunta Yadira. "Me parece que no".
Hace ya casi 15 meses que nadie sabe de Jehú.
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