Se vale y qué bueno
EL ABOGADO DEL PUEBLO
Periódico El Norte Sección Editorial, Lunes 22 de octubre de 2012.
No hay forma más directa y efectiva de
afirmar y afianzar en una comunidad los valores democráticos que el
MANIFESTARSE públicamente ante sociedad y gobierno.
Por ello nos permitimos felicitar muy efusivamente a la comunidad médica
local que haya salido a la calle el sábado pasado para denunciar la
inseguridad de la que son víctimas y que les impide cumplir cabalmente
su sagrada labor de velar por el bienestar físico de la comunidad a la
que sirven.
Poco o nada importa que hayan sido 100, o mil, los ciudadanos que
desfilaron desde Colegio Civil hasta el Palacio de Gobierno demandando
de nuestras autoridades incrementar la seguridad no sólo para ellos,
sino para toda la comunidad.
Nos parece irónico que, eventualmente, todos esos delincuentes que
victimizan a la sociedad SECUESTRANDO y extorsionando a sus miembros,
especialmente a la comunidad médica, acaban tarde que temprano
requiriendo de los cuidados de esas mismas gentes a las que pretenden
intimidar y explotar.
Son tan malos los delincuentes que generan inestabilidad en nuestro
medio que no respetan ni a las mujeres, ni a los niños, ni a los curas,
ni a los doctores ni a nadie.
Pasan de esta manera de ser un problema focalizado con el tráfico de
sustancias prohibidas a convertirse en ENEMIGOS DE LA SOCIEDAD.
No dejan más remedio que el obligar al Estado a combatirlos frontal y violentamente como lo ha venido haciendo.
A nivel local, como todos sabemos, contamos con un Gobierno estatal que
habla mucho, pero hace poco, y a nivel municipal hemos caído a niveles
insólitos de desfachatez de tal manera que en casos como Monterrey ¡ni
siquiera hay autoridad!
Recuerden ustedes, amigos, que fueron las manifestaciones, la
inconformidad ciudadana tomando las calles, las que finalmente deciden
decidieron los rumbos de los gobiernos.
Lo hemos visto en Chile, en Argentina y en muchos otros países.
De manera que si acaso abrigamos como ciudadanos inconformidad por el
estado actual de las cosas, no sólo es positivo, sino que es nuestro
deber el MANIFESTAR esa inconformidad y hacer -más que eso, obligar- a
las autoridades a que respondan a las exigencias ciudadanas.
Las cuales, a todas luces, son del todo legítimas y procedentes, de
manera que no les queda más remedio a los gobernantes que nos
"representan" en los tres niveles de Gobierno que atender a la
ciudadanía y responder a sus reclamos con acciones claras y efectivas.
Además deben tener presente, estimados lectores, que no sería ésta la
primera ocasión en que en NUESTRAS CALLES se dan manifestaciones
públicas de repudio que le han aportado a la comunidad importantes
resultados.
Gobernadores como Eduardo Livas, Eduardo A. Elizondo, Pedro Zorrilla,
Alfonso Martínez Domínguez y Sócrates Rizzo, entre otros, hubieron de
capotear la inconformidad ciudadana, y todos sin excepción, se vieron
impulsados por ésta a realizar cambios y proponer respuestas a la
indignación ciudadana.
No será diferente con las actuales "autoridades" siendo la única
diferencia importante que en los años mencionados (60, 70, 80 y 90)
Nuevo León, y su capital, Monterrey, contaban con un liderazgo social
más fuerte, unido e influyente que el actual, un tanto disperso y
desunido.
Líderes de la talla de Andrés Marcelo Sada, Ricardo Margáin Zozaya, José
Luis Coindreau y otros formaron cada quien en su forma y a su manera
grupos de presión ciudadana en defensa de los intereses de la sociedad
que fueron no sólo efectivos, sino que cambiaron para bien hasta el
funcionamiento y desempeño de las instituciones políticas de antaño.
Mas es precisamente por esto que la manifestación MÉDICA del sábado nos
parece un excelente precedente, uno que estamos seguros que debe
ampliarse y profundizarse.
No hay como cientos de miles de gentes en las calles para impulsar los CAMBIOS PROFUNDOS que las sociedades demandan.
Declaraciones de prensa aquí y allá, dispersas y difusas, jamás serán
tan impactantes en el statu quo como las cacerolas, las batas médicas o
las tinas vacías rebosando las calles y clamando con una sola voz
demandando el cambio que la sociedad exige.
En suma: bien por la comunidad médica, nuestras más sinceras
felicitaciones por dar muestra de su valor cívico, y sólo anhelamos que
OTROS grupos sigan su ejemplo hasta que eventualmente CIENTOS DE MILES
de ciudadanos revienten nuestras plazas clamando por un ¡ya basta! a la
violencia, a la barbarie, a la inseguridad y la impunidad.
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