Proyecto Destrucción Visual 09.

Los 84 jóvenes detenidos por la pinta de un mega grafiti en las calles de Monterrey fueron convocados por medio de un sitio en internet para la actividad, que sería filmada y posteriormente distribuida en los DVDs correspondientes. Se sostiene que el proyecto Destrucción Visual 09 advertía en la red que la actividad de pintar los muros públicos representaba un delito según las leyes estatales. La tal advertencia no desanimó a los participantes, de los cuales algunos eran menores de edad. La policía detuvo a los muchachos, de los cuales hoy ya se encuentran en libertad los 11 menores y el resto han sido consignados. Pues bien, quise entrar a la página mencionada y me encuentro que la cuenta de fotolog correspondiente a ella ha sido desactivada o cerrada, pero en el link que todavía se encuentra para llegar a ella se lee (textual): ATAKE PARA VIDEO (DESTRUCCION VISUAL).AI LOS ESPERAMOS A TODA LA BANDA SERA UN BUEN ATAKE ESO SI ES SEGURO!!! DESTRUCCIÓN VISUAL 2009!! PA QUE APOYEN A LA BANDITA CON ESTO DEL ATAKE.

En esta ocasión, como en los bloqueos a calles que se dieron allá por febrero y marzo por jóvenes y mujeres manifestándose en contra del ejército, nos sorprende la convocatoria, la respuesta de una parte de esa población invisible para la mayoría en tiempos de calma, pero que fluye como ríos subterráneos y emerge a la voz de …¿quién? ¿Qué hay detrás de estas participaciones masivas, juveniles, que por lo sorpresivas parecen espontáneas pero que no lo son, existen manos y cerebros que maquinan y organizan. ¿Qué buscan? Tensar la cuerda ¿para qué? Con los bloqueos lo que se obtuvo fue la exacerbación de los ánimos sociales –en donde los medios jugaron un importante papel- lo que facilitó el endurecimiento de las leyes. Ahora, ¿con qué novedades nos vamos a encontrar? ¿Se intentará disminuir la edad legal para poder castigar a más adolescentes o es simplemente una lección para disuadir a otros jóvenes de participar en acciones ajenas a la conducta que la sociedad espera?

Porque miremos bien, hay páginas, blogs, facebooks u otros, que lanzan convocatorias para determinados actos pero no logran los resultados masivos que encontramos en los casos que hoy comentamos; ¿o es que nos creemos que un buen día, de manera casual, miles de jóvenes entran a determinado sitio en la red y varios cientos de ellos deciden sin más acudir a la cita planteada, a pesar de los riesgos y a cambio de nada? Ciertamente a través de la tecnología se da la llamada de salida: teléfonos celulares o internet, que están prácticamente disponibles para cualquiera. Y esos cualesquiera responden ante un estímulo certeramente colocado. Es del todo posible que sea el ofrecimiento de una remuneración la que mueve a cierto sector a participar en acciones para las cuales la sociedad regiomontana está tan negativamente predispuesta. Porque hay que ver la ola de reacciones que se originan ante tales manifestaciones: en los periódicos que se abren a las voces de quienes al leerles además tienen la opción de comentar, en chats de diversos sitios de internet, las opiniones son tan coléricas e intolerantes que hacen a una sentirse enferma; parte de lo más preocupante del asunto es que quienes se expresan de modo tan furibundo contra quienes “transgreden” la ley son personas con una instrucción escolar tan limitada como se observa en la simple ortografía de los mensajes; rayan en el fascismo, hablan de que debían ser ajusticiados, colgados de sus partes nobles, que está bien que la policía los chingue. ¡por pintar bardas o bloquear calles, hágame usted el favor!

En este mundo al revés del que habla Galeano, los pobres no se solidarizan con los pobres sino con los que tienen el poder, los que tienen poco le mientan la madre a quien acepta una despensa a cambio de algo, los que van en coche quisieran atropellar a los que manifiestan descontento ante algún suceso, quienes no tienen cultura sueñan con acabar a esos nacos que afean la ciudad.

Y es que parece que de eso se trata: de las apariencias: que las paredes que se ven estén limpias (las que no se ven, no importa, esto es, si hay quienes tienen casas con paredes de tablas podridas con no verlas o saber está bien); que las avenidas no se congestionen por bloqueos de loosers; que la pobreza, el descontento, el hambre no sean visibles. Exhibir los problemas significa exponerse a enfrentarlos, y si algo quieren las buenas conciencias –regiomontanas o no- es no tener que beber de ese cáliz.

Por lo pronto, y a pesar de entender que los jóvenes fueron utilizados para fines que por ahora desconocemos, no podemos menos que pedir que las autoridades no se ensañen con estos chicos que pertenecen a sectores marginales, como no lo harían si fuesen “chicos bien” haciendo alguna “travesura”. Deberíamos querer, buscar, exigir que la ley se empareje con la justicia, y que la propiedad privada o la libre afluencia vehicular no pesen más en el ánimo de la sociedad que la necesidad de igualdad de oportunidades, otorgamiento de espacios y satisfactores elementales para la vida digna de todos los que han sido despojados de esos derechos.

María Elena Padilla

21 mayo 2009