miércoles, julio 08, 2009



México enfrenta un juicio ante la CIDH

Alberto Nájar

BBC Mundo, 8 julio 2009

Rosendo Radilla Martínez tenía 11 años cuando vio cómo un grupo de soldados del Ejército mexicano detenía a su padre en un retén militar en la sierra de Guerrero, en el sur de México. Era el 25 de agosto de 1974, desde entonces no volvió a verlo.

Ahora, 35 años después, la desaparición de Rosendo Radilla Pacheco se ventila ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), con sede en Costa Rica.

Es la primera vez que México es juzgado ante un tribunal internacional por el delito de desaparición de personas.

Organizaciones de derechos humanos afirmaron que el juicio abre la puerta para indagar el paradero de unas 1.200 personas que habrían desaparecido en los ´70, durante la llamada "Guerra Sucia".

El gobierno mexicano ha dicho que la Fiscalía General de la República investiga el caso de Radilla, pero que el tiempo transcurrido y el silencio de la familia durante varios años impidieron el avance de la investigación.

Para Rosendo hijo, el juicio internacional es la última salida.

“Esta impunidad de tanto tiempo no puede quedar así, México no puede avanzar si no se esclarece este pasado tan terrible”, dijo en conversación con BBC Mundo.


Detenido por componer canciones



Rosendo hijo recuerda con claridad la captura de su padre.

“Veníamos de Atoyac (municipio en la sierra de Guerrero) en un autobús cuando nos detuvo un retén militar. Los soldados le dijeron a mi padre ‘tú compones corridos’ y él preguntó si era delito. No –respondieron- pero mientras ya te chingaste”.

Los corridos son canciones que narran historias de personajes o situaciones particulares. Radilla había compuesto varios sobre Genaro Vázquez y Lucio Cabañas, líderes de un grupo guerrillero que operaba en la zona.

“Mi padre los conocía porque fueron maestros en la escuela donde estudiaron mis hermanos y eran muy respetados, pero él no andaba con ellos”, dijo Rosendo hijo.

Fue la última vez que vio a su padre con vida. “Estaba muy tranquilo cuando se lo llevaron, incluso me dio dinero para que me regresara a Atoyac. Nunca pensó que lo iban a desaparecer”

Semanas después la familia supo que estaba detenido en un cuartel militar, pero la noticia nunca fue confirmada.

En 1975 denunció la desaparición al entonces presidente Luis Echeverría y lo mismo hizo durante 20 años ante distintas áreas del gobierno mexicano.

En ese tiempo la respuesta de las autoridades fue que no tenía elementos para investigar el caso, afirmó la Comisión Mexicana de Defensa de Derechos Humanos (CMDPDH) que apoya a la familia en el juicio internacional.

Pocos resultados

En 2001 el gobierno mexicano creó una fiscalía especial para investigar las desapariciones de personas, entre ellas la de Rosendo Radilla.

La fiscalía solicitó el arresto del general Francisco Quiroz Hermosillo, involucrado en el caso, pero el militar –que era procesado por narcotráfico– murió antes de enfrentar el juicio.

En el sistema judicial mexicano el asunto quedó en suspenso hasta el año pasado, cuando la PGR buscó restos humanos en la zona donde existió el cuartel militar de Atoyac. No hubo éxito.

“Sólo buscaron en el 1% del terreno que es muy grande”, dijo Rosendo hijo.

Al juicio ante la CIDH, el gobierno envió una delegación de alto nivel, encabezada por el ministro de Gobernación, Fernando Gómez Mont, con la asistencia del procurador de Justicia Militar, Luis Chávez.

Este martes se realizó la primera audiencia. El caso podría terminar en tres meses, apuntó el abogado de la CMDPDH, Carlos Gutiérrez.

La ropa que espera

El recuerdo más doloroso de Rosendo hijo es su madre, Victoria Martínez, quien murió esperando el regreso de su esposo.

“Todas las semanas le planchaba su ropa, decía ‘Rosendo va entrar por esa puerta’. Lo que hice fue ponerme la ropa hasta que se gastó, para que ya no lo esperara”.

Victoria murió en 1984.

En el juicio ante la CIDH, Rosendo pidió que se sancione a los responsables de la desaparición de su padre.

“Que me entreguen los restos de mi padre, que se haga justicia castigando a los culpables. No puede quedar impune, todo acto que queda así puede volver a ocurrir”.

El testimonio de Rosendo y su hermana Tita se presentó ante la CIDH, donde el gobierno mexicano insistió en el respeto a los derechos humanos en el país.

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