martes, enero 26, 2010

Colectivo contra la tortura y la impunidad



La tortura no prescribe, tampoco la dignidad

“La tortura, como delito de lesa humanidad, no prescribe; continua a través del tiempo en recuerdos intrusitos –inesperados–de lo vivido; alerta que se activa en diferentes síntomas o vuelve en sueños y pesadillas; intensa reactividad ––reacción a fenómenos que se parecen real o simbólicamente a lo que ocurrió y se reviven con intenso sufrimiento con sentimientos deindefensión y vulnerabilidad como si atravesando la barrera de tiempo y contextos, volvieran a pasar en este momento. Todo esto lo viví y aún lo vivo….No lograron que hablara, ni delatara a alguien….Agradezco a todos aquí que me acompañaron y ayudaron en este viaje de incertidumbres y también de logros. Para quien lea este testimonio, quisiera pedirle que recuerde que nadie vuelve solo de los laberintos del horror ni de la bruma y la niebla de la inexistencia. Que la/lo necesito para no quedar fuera de la historia, fuera del espacio de la memoria”.


Al presentar el libro Tortura: pensamiento y acción del Colectivo contra la Tortura y la Impunidad, el cofundador del Colectivo Ricardo Loewe dedicó el libro a la autora de las líneas citadas arriba, escritas por la recién fallecida psicóloga y ex presa política María Cristina Bottinelli, sobreviviente de la tortura en Argentina.


El libro presenta el pensamiento que surge de cinco años de experiencia en denunciar la tortura, difundir su “práctica generalizada y sistemática” en México, comprenderla como una medida de control social y acompañar a las y los sobrevivientes en un profundo trabajo psicológico. Aborda muchos importantes aspectos de la historia y análisis de este instrumento de represión con énfasis especial en la tortura sexual. En uno de los ensayos Felicitas Treue afirma que “Tortura y encarcelamiento buscan callar, silenciar las voces de los que sufren y crear un silencio mortal en la sociedad. Denunciar y dar testimonio rompe los muros del silencio”.


En su participación, Carlos Fazio afirmó que la tortura es la violencia estructural, un castigo aplicado a las personas que salen de la norma. Aterroriza y somete, como en el caso Atenco. Más que un comportamiento sádico, viene de una orden superior. La tortura es una cuestión política que busca crear un clima de miedo. Va más allá de la investigación de un crimen o la búsqueda de información. El propósito es destruir y quebrantar al sujeto. “El fascismo –‘espíritu de miedo envuelto en ira’, recordaba Antonio Machado un verso de Herrera: ‘Tortura porque teme, y teme porque sólo torturando puede sobrevivir”.


Al responder a la pregunta de si las nuevas estrategias de tortura son importadas, dijo Fazio que lo que vivimos ahora viene de la escuela francesa, basado en lo que hizo el ejército de ese país para intentar aplastar la revolución en Argelia. Un importante simposio fue asistido por varios generales de Estados Unidos y de ahí surgió el programa Phoenix, aplicado en Vietnam, igual que los métodos de tortura usados en América Latina. En recientes tiempos, siguen experimentando con el dolor humano, con las emociones. Junto con las desapariciones y escuadrones de muerte, la tortura es una herramienta para dominar.


La cuarta visitadora de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF) , Guadalupe Cabrera Ramírez, afirmó que durante 2009 la CDHDF procesó 95 denuncias de tortura atribuida a la procuraduría capitalina, agentes policiacos y de la Secretaría de Seguridad Pública local, entre otros. Sin embargo, es raro que un caso sea consignado.


El libro del CCTI incluye un informe sobre la tortura en México, 2001-2007, en el cual dice que se registraron 469 alegatos de tortura durante el sexenio de Fox. “Los principales perpetradores fueron la Policía Federal Preventiva (PFP) en un 30% y la Agencia de Seguridad del estado de México (ASE) en un 28%, las procuradurías estatales de Justicia en un 16%, la Agencia Federal de Investigaciones (AFI) en un 8%. Cabe señalar que también la Secretaría de la Defensa Nacional ha sido responsable de la tortura”.


Co-autora con Norma Jiménez y Mariana Selvas de uno de los textos incluidos en el libro, Bárbara Italia Méndez se presentó diciendo: “Soy sobreviviente, y no víctima”. Agradeció al CCTI su ayuda en rehabilitarla a seguir en la lucha y al Colectivo de Abogados Zapatistas su constante apoyo también.


Dijo que al principio se sintió orgulloso de que “no me rompieron” pero aún después de denunciar la tortura sexual, reconoció que sentía un miedo permanente y entró en un proceso valioso de hablar de las emociones prohibidas, los temas tabúes, los miedos. Retomó un tema del texto en el libro: “Durante este proceso experimentamos mucho miedo. Miedo que nos hacía perder la perspectiva de lo que era real y de lo que no. Miedo que paraliza, que nos mantenía reviviendo a cada momento de la tortura. Miedo a que nos volviera a pasar. Miedo a las represalias del Estados, y entonces comenzamos a aceptarlo, a reconocerlo, a darnos cuenta que aceptar los miedos no nos convertía en cobardes, que abordarlos en colectivo nos permitía afrontarlo”.


En sus pláticas las compañera se han dado cuenta de varios aspectos de la tortura sexual: “Ellos daban por hecho que sentiríamos vergüenza por lo que nos hicieron, que nos daría pena hablar de algo tan íntimo, que no nos atreveríamos a decirlo”. Pero ¡sorpresa! No se sienten vergüenza y se han atrevido a contar sus experiencias en foros en muchas partes del mundo. Aunque no esperan justicia de las cortes, llevan un caso jurídico de denuncia como una manera de difusión. Pero dice Italia que “el verdadero acto de justicia es lo que nosotros hacemos en conjunción con ustedes”.


¿Con que se compara la tortura? Jacobo Silva Nogales cambiaría un año en la cárcel por una hora de tortura. Veinte años en la cárcel por veinte horas de tortura. “Esto no es nada”, dijo, al hablar de ese dolor que no se puede medir.


El CCTI conoció a Jacobo en el día 56 de una huelga de hambre que él hizo en conjunción con Gloria Arena Agís y otros seis compañeros en 2002. En el libro, describen una parte de su tortura: “A Jacobo lo golpearon de forma salvaje en todo el cuerpo, principalmente en los genitales; lo colgaron de las muñecas con las manos esposadas hacia atrás, le ponían una tabla en el cuello para estirarlo al mismo tiempo que unos policías se le colgaban de las piernas (horca palestina), después le aplicaron toques eléctricos en los genitales, axilas y pezones; lo envolvieron en una sábana mojada y lo sentaron en un cubo de metal, lo fijaron a este y le aplicaron descargas eléctricas en las sienes, a la vez que le ponían un perro de cada lado de los oídos azuzándolos como para que lo atacaran. Todo el tiempo lo amenazaron con que si no aceptaba lo que ellos decían lo iban a matar y a tirar en un barranco, así como a su esposa (quien fue obligada a escuchar todo eso desde el cuarto contiguo), su hija y sus hermanos, también le decían que le iban a llevar a su añosa madre, a la vez que le mencionaban algunos nombres de personajes de la política para involucrarlos, cosa que él no aceptó. En medio de la tortura, que duró 5 días, fue obligado a firmar papeles que nunca vio porque estuvo siempre vendado de los ojos, a más de permanecer esposado”.


Dijo Jacobo que quien ha vivido la verdadera tortura, ha llegado a un punto de desear la muerte, pero que la tortura se puede vencer. Entrevistado, mencionó que unas de las cosas que tenían en mente eran el no darles ninguna información a sus torturadores, hacerles pensar que alguien más sabía de su detención y de no darles el gusto de escucharlo gritar.

En su participación afirmó que la tortura puede destruir pero también puede fortalecer. Es importante escuchar las voces de las personas que han sido torturados. Si el propósito es dominar, destruir, desmovilizar, el hecho de que los sobrevivientes siguen en la lucha significa que la tortura no cumplió su función.


Desde el centro de exterminación La Palma, Almoloya de Juárez, Jacobo Silva Nogales escribió las siguientes líneas incluidas en el libro:


“Ellos los torturadores saben que tú tienes información y tienen la obligación de obtenerla para aniquilar a los tuyos. Tienen toda la fuerza de su lado, tú tienes tus convicciones, ellos cuentan con todo el tiempo del mundo para lastimarte, tu cuentas con tus convicciones, ellos tienen a su favor el saber que todo lo que hagan podrá quedar impune, a tu favor están tus convicciones, ellos tienen especialistas que los asesoran, como médicos y siquiatras que les indican cuánto más puede resistir tu cuerpo y en donde concentrar tus esfuerzos para quebrarte moralmente, tú tienes tus convicciones, ellos tienen la experiencia directa de muchas torturas que han hecho, tú tus convicciones, ellos tienen técnicas para no dejar huellas y después negar la tortura y hacer que nadie o pocos te crean, tú tienes tus convicciones”.

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