La Habana, 23 feb (PL) Los estadounidenses deben conocer hoy la grave injusticia que rodea el caso de los cinco antiterroristas cubanos, lo cual es la clave para que se haga justicia y puedan ser liberados.
Así afirmó en repuesta a un cuestionario de Prensa Latina, Gayle McLaughlin, alcaldesa de la ciudad de Richmond, California, y añadió que importantes causas políticas en su país "se han resuelto sólo cuando hay un apoyo masivo de la opinión pública, como sucedió con Angela Davis".
Por eso, sentencia, "la lección del trabajo entre los sectores más amplios del público norteamericano es extremadamente valiosa" en momentos en que se demanda un incremento de la solidaridad con Gerardo Hernández, Ramón Labañino, Antonio Guerrero, Fernando González y René González.
La primera vez que escuchó hablar sobre el caso fue a través del Comité Internacional por la Libertad de los Cinco, y entonces decidió comunicarse con otros alcaldes de California.
Les habló sobre la cuestión humanitaria de visitas familiares, en especial por las violaciones que se comenten con dos de las esposas, Adriana Pérez y Olga Salanueva.
De ahí surgió la iniciativa de "junto a otros 12 alcaldes escribirle una carta al entonces fiscal general Alberto Gonzales, a quien le pedimos su intervención para el otorgamiento de visas a los miembros de la familia".
También recuerda que el pasado año presentó una resolución que "fue aprobada unánimemente por el Consejo de la Ciudad de Richmond".
En el texto pidieron la libertad de los Cinco, como son conocidos a nivel mundial estos hombres, encarcelados desde 1998 en Estados Unidos, donde cumplen largas y desmesuradas sentencias.
Como gobernante a nivel local preocupada por la justicia social, McLaughlin señaló que el caso atrajo de inmediato su preocupación y simpatía.
"En particular ...explica..., por la relación de 10 años de hermanamiento que tiene Richmond con la ciudad de Regla, en La Habana, lo que nos da aún más motivos para demostrar la solidaridad con nuestros hermanos y hermanas cubanos".
En respuesta a una pregunta sobre el actual discurso de la Casa Blanca, puntualiza que "desafortunadamente el presidente Barack Obama continúa la misma posición de George W. Bush sobre el terrorismo, pero no es sorprendente".
Y explica que la razón es "que por más de 50 años en las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, tanto los presidentes republicanos como los demócratas han mantenido una posición hostil y agresiva hacia nuestros vecinos isleños".
Igual ocurre, sostiene, con la "guerra contra el terror, ambos partidos poseen mucho en común, principalmente en promover los intereses económicos y militares de Washington en ciertas regiones como Iraq y Afganistán".
Pero resulta "en extremo hipócrita que los líderes de Estados Unidos mantengan presos a los Cinco Cubanos cuando permiten que verdaderos terroristas como Luis Posada Carriles vaguen libremente por este país", apunta.
Ello prueba "que la guerra contra el terror no es en realidad para proteger al pueblo contra acciones que pudieran dañarlo, sino para mantener el control y el poder hegemónico de Estados Unidos", opina la alcaldesa de Richmond.
La triste ironía, añade, es que para lograrlo, mi país perpetra y apoya un número de acciones criminales tales como las cometidas por grupos extremistas del exilio cubano en Miami contra el pueblo de Cuba.
En cuanto a sus retos como alcalde en una localidad donde residen más de 100 mil personas plantea que son grandes, porque "tenemos una larga historia de injusticias sociales, económicas y ambientales para revertir".
Durante 100 años de dominación la refinería Chevron, de Richmond, ha impactado "profundamente la salud de nuestros residentes y nuestro planeta", añade.
Sin embargo, "contamos con una comunidad maravillosamente diversa, compuesta en su mayoría por una población afronorteamericana a la que se integran los latinos, muchos de los cuales son inmigrantes recién llegados".
Al preguntarle en qué radica su fuerza resume: "en mi opinión, en la confianza y el respeto por el pueblo de Richmond".
El interés de Gayle McLaughlin por la isla antillana comenzó cuando tenía 21 años, desde esa etapa de su vida comprendió que "la historia del pueblo cubano estaba enfocada en la lucha contra la opresión y la dominación".
Esto le hizo cuestionar "la imagen injusta que sobre Cuba representaban las instituciones de Estados Unidos como nuestro sistema de educación, los medios de comunicación y el status quo político".
La visita a la nación caribeña en 1986 con la Brigada Venceremos, fue "una experiencia transformadora", porque "el pueblo de Cuba tocó mi corazón, mi alma y mi mente", confiesa.
A mi regreso, apunta, me traje una comprensión visceral "más allá de mi entendimiento intelectual", de lo que significa ser parte de un mundo de cambio que pone al ser humano en primer lugar.
Escrito por Deisy Francis Mexidor
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