Matan a defensor de rarámuris
El Norte, lunes 8 de marzo de 2010.
Daniel de la Fuente
CHIHUAHUA.- Casi un mes después de anunciar una resolución inédita a favor de indígenas despojados de sus tierras, el abogado y activista Ernesto Rábago Martínez fue asesinado en la ciudad de Chihuahua el pasado 1 de marzo, sin que la autoridad haya detenido a los responsables.
El pasado 5 de febrero el abogado y su compañera la también litigante Estela Ángeles Mondragón anunciaron la resolución del Tribunal Unitario Agrario a favor de que decenas de familias rarámuris recuperaran alrededor de 75 mil hectáreas de pastizal en el ejido de Baqueachi, municipio de Carichí, Chihuahua, en poder de ganaderos.
El juicio, que se prolongó por 15 años y cuya sentencia a favor es inusual en la historia de los despojos a los indígenas, dejó pendiente una cantidad mayor de hectáreas, pero de entrada los también integrantes de la asociación civil Bowerasa (Haciendo Camino) celebraron la sentencia histórica junto a aquellos tarahumaras oprimidos.
Trece días después, sin embargo, la hija de Estela fue baleada en su auto y sobrevivió. La autoridad, afirma Javier Ávila, párroco de la tarahumara y amigo de los litigantes, no investigó y hasta puso en duda la honestidad de la joven, relacionando la agresión con el crimen organizado. La coartada típica.
El jesuita, titular de la Comisión de Solidaridad y Defensa de los Derechos Humanos (Cosyddhac), cuenta lo sucedido el 1 de marzo, de acuerdo a lo narrado por la compañera del abogado fallecido a los 58 años. “Nos cuenta Estela que como a las seis de la tarde él se fue a la oficina y ella le llamó por teléfono a las nueve porque no regresaba a casa. Al ver que ni el celular ni el teléfono de la oficina contestaba, fue a buscarlo. “La puerta estaba cerrada y al abrirla vio algo de sangre en el piso.
Cuando ya estaba dentro, vio más sangre y a Ernesto sentado en su escritorio, el celular en el suelo. Ella supone que alguien tocó la puerta y cuando Ernesto la abrió le hicieron los dos disparos, uno en el vientre y otro en la garganta”, relató.
De acuerdo al testimonio dado por la mujer al párroco de Creel ”ciudad donde por cierto se cometió el 16 de agosto del 2008 una masacre que aún sigue impune”, Ernesto habría podido caminar hacia el escritorio de ella, tomar un Cristo roto que allí estaba y caminar hacia su propio escritorio, pues lo encontró sentado y con el crucifijo en la mano.
Ávila, quien envió una carta de petición de justicia al Gobernador José Reyes Baeza, al Presidente de México y a los titulares de la PGR, SEGOB y CNDH, recordó que ya el 28 de marzo del año pasado el despacho de los abogados había sido incendiado con bombas molotov y la autoridad no hizo su trabajo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario