Inician con reclamos; acaban abrazados |
Unos 50 manifestantes inician una “guerra de abrazos”, que alcanzó a los policías que custodiaban el Palacio de Gobierno. Foto: Gerardo Esqueda |
Cristóbal Martínez
Monterrey, México (7 abril 2011).- Comenzó como un homenaje nacional al joven Juan Sicilia y sus amigos, y local a Gabriela Pineda, estudiante de Psicología de la UANL, fallecidos como víctimas de la narcoviolencia en Cuernavaca y Monterrey; luego, siguió con una lluvia de insultos contra autoridades locales y federales.
Pero concluyó de forma inesperada: convertida en una "guerra" de abrazos que, incluso, alcanzó a los policías que custodiaban el Palacio de Gobierno y que minutos antes habían sido insultados por los manifestantes.
Y es que, poco antes de las 20:00 horas, un grito espontáneo lanzó la convocatoria: "¡no más balazos, demos abrazos!", a lo que las cerca de 50 personas que se hallaban todavía en las escalinatas del recinto se dispusieron a abrazarse entre sí.
Incluso los policías estatales y el personal de la Dirección de Gobierno, que durante la manifestación resguardaron el espacio, alcanzaron su dosis de abrazos, a lo que correspondieron con sonrisas y agradecimientos que disiparon la tensión que existía en el ambiente.
Sin embargo, esta movilización en repudio a la violencia no empezó así cerca de las 17:00 horas.
Durante las casi tres horas de la manifestación, pancartas de repudio a las autoridades y solidaridad con las víctimas de la llamada guerra contra el narcotráfico, insultos, reclamos y lágrimas estuvieron a flor de piel.
Mensajes en pancartas como "Fuera policías corruptos", "¡Felipe: tu guerra no me gusta", "no más sangre" y "Rodrigo, mentiste, la vida no nos diste. Son nuestras vidas las que fueron prometidas", a lo largo de la tarde se pudieron ver en la Explanada de los Héroes.
Al inicio de la manifestación, las cerca de 250 personas que respondieron al llamado lanzado en redes sociales leyeron postulados de solidaridad con las familias de Sicilia y Pineda, fallecida la noche del martes.
"Yo les quiero preguntar: ¿hasta cuándo nos vamos a aguantar?, ¿cuánta sangre de inocentes es necesaria para que esta guerra se acabe? Yo no sé quién tiene la culpa de que Gaby ya no esté con nosotros, pero lo único que nos queda es no callarnos", dijo, entre lágrimas, una joven de la Facultad de Psicología, amiga de Pineda, quien no quiso revelar su nombre.
Pero concluyó de forma inesperada: convertida en una "guerra" de abrazos que, incluso, alcanzó a los policías que custodiaban el Palacio de Gobierno y que minutos antes habían sido insultados por los manifestantes.
Y es que, poco antes de las 20:00 horas, un grito espontáneo lanzó la convocatoria: "¡no más balazos, demos abrazos!", a lo que las cerca de 50 personas que se hallaban todavía en las escalinatas del recinto se dispusieron a abrazarse entre sí.
Incluso los policías estatales y el personal de la Dirección de Gobierno, que durante la manifestación resguardaron el espacio, alcanzaron su dosis de abrazos, a lo que correspondieron con sonrisas y agradecimientos que disiparon la tensión que existía en el ambiente.
Sin embargo, esta movilización en repudio a la violencia no empezó así cerca de las 17:00 horas.
Durante las casi tres horas de la manifestación, pancartas de repudio a las autoridades y solidaridad con las víctimas de la llamada guerra contra el narcotráfico, insultos, reclamos y lágrimas estuvieron a flor de piel.
Mensajes en pancartas como "Fuera policías corruptos", "¡Felipe: tu guerra no me gusta", "no más sangre" y "Rodrigo, mentiste, la vida no nos diste. Son nuestras vidas las que fueron prometidas", a lo largo de la tarde se pudieron ver en la Explanada de los Héroes.
Al inicio de la manifestación, las cerca de 250 personas que respondieron al llamado lanzado en redes sociales leyeron postulados de solidaridad con las familias de Sicilia y Pineda, fallecida la noche del martes.
"Yo les quiero preguntar: ¿hasta cuándo nos vamos a aguantar?, ¿cuánta sangre de inocentes es necesaria para que esta guerra se acabe? Yo no sé quién tiene la culpa de que Gaby ya no esté con nosotros, pero lo único que nos queda es no callarnos", dijo, entre lágrimas, una joven de la Facultad de Psicología, amiga de Pineda, quien no quiso revelar su nombre.
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