Bajo la Lupa
Las reservas de los hidrocarburos en el Golfo de México constituyen la mayor parte de los activos de Pemex y, dependiendo de quien las estime o mida, oscilan desde el doble hasta 10 veces las de tierra firme.
Los gobiernos panistas de Fox y Calderón se han consagrado deliberadamente a engañar sobre las cantidades reales de las reservas en tierra firme. Fox se dedicó en su aciago sexenio a jugar con el acordeón de las cifras en tierra, que un día eran de 18 mil millones de barriles y otro eran reducidas a 10 mil millones, dependiendo de los intereses coyunturales.
No hay problema: nos podemos quedar con ambas cifras en tierra firme, justamente para contrastarlas con las reservas más pletóricas en las profundidades del Golfo de México, que para el gobierno calderonista oscilan con abultada imprecisión desde 40 mil millones de barriles (según Jesús Reyes Heroles junior), pasando por los 60 mil millones de barriles de Calderón, hasta los exuberantes 100 mil millones de la Secretaría de Energía (en la etapa de Georgina Kessel).
Si nos enfocamos sólo en las cifras de dos gobiernos panistas consecutivos, en uno de los cuales el mismo Calderón fue titular de Energía durante ocho meses (es decir, que carga con la responsabilidad de los mendaces números foxianos en año clave de 2004), las reservas en las aguas profundas del Golfo de México serían, en un caso máximo, 10 veces mayores a las reservas en tierra firme, y dos veces mayores, en un caso mínimo.
El foco de atención de las trasnacionales anglosajonas, así como su ventaja competitiva debido a su control tecnológico (es decir, donde obtendrían suculentas ganancias con poca transparencia y vigilancia), es el “tesoro” de los hidrocarburos en el Golfo de México, como se desprende de un “estudio” de Stratfor (“Producción en declive de Pemex”, 20/1/09).
Pone en relieve la caída de la producción en 9 por ciento en 2008 que se debe primordialmente al abrupto declive del yacimiento Cantarell (el tercero del mundo), en la zona campechana, que provee la tercera parte del total.
A su juicio, el declive es “irreversible” en el “corto tiempo” debido a la “capacidad limitada (sic) para conducir perforaciones en las aguas profundas, el clima de inversiones inestable y una industria energética sujeta a pesadas (sic) restricciones legales”.
Luego realiza cuentas alegres y cita la “pérdida” de 20 mil millones de dólares en 2008 por la declinación en la producción. Más que perder, sería más juicioso indicar que Pemex dejó de ganar tal cantidad, que no es lo mismo.
Por cierto, hoy la producción total de Pemex se encuentra en 2.8 millones de barriles al día, es decir, un millón de barriles al día menor que en 2004 (año clave).
Queda por explicar por qué Pemex en 2004, es decir, en plena etapa foxiana (justamente con Calderón como su titular de Energía), aumentó en forma irresponsable la producción a 3.8 millones de barriles al día mediante la inyección de nitrógeno cuando los precios se hallaban sumamente bajos. Por cierto, la inyección de nitrógeno ha sido una práctica demencial y muy costosa.
Stratfor critica que Pemex “nunca desarrolló una capacidad de perforación en aguas profundas que le permitieran explotar nuevos yacimientos más allá en las profundidades marítimas (donde se encuentra la mitad de las reservas de crudo de México)”. ¡Hallazgo mayúsculo! : mínimamente, la mitad de las reservas de Pemex se encuentran en el Golfo de México.
Repite las mismas críticas de la prensa anglosajona: “Pemex carece sencillamente del dinero (sic) o de la capacidad (sic) técnica doméstica para explotar los yacimientos profundos en el Golfo de México”.
“Dinero” es lo que sobra a Pemex y la tan cantada “capacidad técnica” (por donde se han agarrado las trasnacionales con sus “rendijas legales”), no es nada del otro mundo y se aprende entre dos o tres años como máximo.
Como buen abogado de los intereses petroleros unilaterales estadunidenses, Stratfor fustiga la “prohibición de la Constitución para formar asociaciones con las empresas trasnacionales que les permitiría poseer (sic) parte (sic) de la producción petrolera”.
Esta es una verdadera falacia, pues las cuentas alegres de las trasnacionales pueden ser abultadas en la cuenta final cuando aparezca que se gana más perforando, extrayendo y distribuyendo en el Golfo de México, que siendo dueños de los hidrocarburos: éste es justamente el gran negocio de la perforación en las aguas profundas donde el “factor tecnológico” confiere un valor agregado muy superior a la materia prima subvaluada. Si no fuera negocio, ¿para qué se quedan en México a perforar?
Stratfor se estancó en el pasado de la década de los 70 y miente cuando afirma que la tónica mundial siguen siendo tanto los “acuerdos de participación en la producción” como las “asociaciones estratégicas” que son “métodos comunes de atraer inversiones foráneas”.
Acepta que el “gobierno mexicano aprobó un paquete de reforma energética” el pasado octubre que “restructurará a Pemex para aumentar su eficiencia y permitir alquilar (¡supersic!) a las petroleras internacionales con el fin de aumentar el acceso (sic) del país al conocimiento tecnológico (¡supersic!). ¡Este peine está muy visto!
Insiste en la “dificultad de Pemex para conseguir el financiamiento (sic) que necesita con el fin de alquilar (sic) el conocimiento foráneo (sic)” y oculta que el verdadero problema de Pemex no son sus ingresos, sino el manejo fiscal al que le obliga la Secretaría de Hacienda que, sin contar la desnacionalización bancaria, en vez de estimular la producción se ha dedicado a especular con los “derivados financieros” (ver Bajo la Lupa, 23/11/08).
Para paliar el declive de Cantarell a la mitad de su producción en los “próximos años”, Stratfor desestima su compensación mediante la apertura de yacimientos en tierra firme (Veracruz y Puebla) que serán efectivos hasta 2021. Vuelve a la carga sobre el verdadero tesoro: la “prometedora (¡supersic!) exploración en las aguas profundas”, con “reservas de 24 mil millones de barriles”, cuyo único problema es la carencia de “capacidad tecnológica” de Pemex. ¡Este disco está muy rayado!
Asevera que las dos plataformas de Pemex en aguas profundas, más tres que llegarán el año entrante, “producirán menos de 100 mil barriles al día hasta 2015”.
Como se nota, Stratfor cierra todos los caminos a la producción doméstica de Pemex, cuya “salvación” pasa inevitablemente por la “ayuda tecnológica” de las trasnacionales anglosajonas. ¡Cómo no!
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