martes, octubre 21, 2008

Sobre la feria del libro



Dicen que fue exitosa, que el primer día rompió records de ventas, no sé cuantos millones. Desde que consulté el programa, éste me pareció flojón, pero claro, quién soy yo, qué autoridad literaria poseo para creer que mi juicio pudiera ser compartido por otros. Asistí a la presentación de libro de Coral Aguirre: Los últimos rostros, novela que refiere el tema de desaparecidos políticos debido a regímenes opresores. La cita fue en una sala pequeña de las que están en el segundo piso. Venturosamente estaba repleta, cupimos muy apenas y nos sentamos en el piso como mucha gente más, además de los que se quedaron de pie. Cuando le toca el turno de hablar a la autora menciona que el libro está dedicado a la memoria de dos jóvenes desaparecidos, uno originario de Monterrey: Sergio Guajardo Ramos y una chica de Bahía Blanca, Argentina, amiga de la autora. El simple hecho de la mención de Sergio fue motivo suficiente para mover algo dentro de muchos o de todos los presentes; su familia estaba ampliamente presente y se tuvo la oportunidad de saludarles al final del evento. Sin importar haberle o no conocido, nos sentimos parte de el mismo espacio pues compartimos el tiempo en que fuimos jóvenes y estudiantes de la universidad, claro unos más convencidos y con más valor del que otros carecimos. El tema de los desaparecidos, de los jóvenes conectados con movimientos democráticos o de guerrilla está siendo rescatado para la memoria necesaria de cualquier país. El año pasado Fritz Glockner presentó su libro Memoria Roja que abarca una primera parte del movimiento guerrillero en México y nos debe la continuación de ese trabajo, y por ahí hay inquietudes alrededor del asunto por parte de otros investigadores, por ejemplo de académicos del Colegio de la Frontera Norte. Bien por y para la comprensión de pasado bastante reciente y doloroso.


Otro día asistí a la presentación del libro sobre la Élite de Monterrey, escrito por Alex Saragoza de la Universidad de California alrededor de 20 años atrás y reeditado hoy. Libro necesario para la comprensión de ese fenómeno interesante, casi único, de un grupo económico de gran poder, originado con mucha anticipación al resto de la burguesía nacional, y con una claridad de su papel y fuerza de manera que también de manera bastante temprana ejercen su poder construyéndose como paradigma empresarial. Y si alguien cree que es novedosa la participación de esta clase en la conducción o inducción de los acontecimientos del país, habrá simplemente por comenzar viendo la portada del libro, que centra una fotografía donde Eugenio Garza Sada y Manuel Barragán encabezan (organizan) una manifestación anticomunista en 1936, enfrentando al gobierno de Lázaro Cardenas.

Otro día asistí y oí la presentación -mediante traducción instantánea- de un libro sobre el mayo francés a 40 años de los hechos. Sus autores, André y Raphael Gluksmann, padre e hijo, reflexionan, dialogan desde sus respectivos sitios de una y la siguiente generación. El joven se pregunta y le cuestiona al padre qué de bueno y de malo tuvo el 68 y reclama por ejemplo cómo fué posible que esa generación contestataria y combativa apoyara a la presidencia de Giscard y su complicidad en el genocidio de Rwanda. La pregunta se queda en el aire porque el padre no asistió a la presentación y entonces habrá que leerse el libro para resolver la incógnita. Desde ya nosotros podríamos aventurar la idea que ya otros autores, estudiosos del fenómeno de la izquierda adelantan: hay una derechización de la izquierda en tanto toma el poder y como ejemplos bien actuales tenemos el caso español, un gobierno "socialista" que defiende los intereses coloniales de las empresas españolas allende sus fronteras; lo cual es la mayor incongruencia, porque no se puede ser socialista dentro y capitalista fuera.

Por último, estuve en otra salita para la presentación del libro de Sanjuana Martínez, de lo cual ya se hizo una pequeña reseña más abajo.
No pude estar en lo de Monsi ni en lo de Elenita, pero la gran audiencia la merecen. No así Catón, que, según un periódico, contó con más asistencia que la Poniatowska. Si fue así, en mala hora, lo que indica el tipo de gente que conforma la gran mayoría de público de la feria.

Durante mi visitas le fui dando recorridos a los pasillos y nunca me los encontré tan llenos como en anteriores ocasiones; claro no fui ni el sábado ni el domingo de cierre, seguramente ahí sí se descolgó el público. Encontré libros sobre esoterismo, motivacionales, religiosos, infantiles, de cocina, de etiqueta, best sellers, negocios con material para incautos y sí, algunas librerías -no muchas- con oferta interesante de títulos. Dirán lo que quieran y harán las cuentas del gran capitán, pero a mí no me convenció el evento. Por supuesto, si la opción es no tener nada a tener esta feria, escojo tenerla, por más limitada y acotada que esté.

Lee otra opinión, mucho más interesante que la presente, en

http://www.laquincena.info/15diario/octubre/081020/20teja.html

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