viernes, septiembre 17, 2010

Gritos de Muerte y Libertad, pero sin esperanza


LA EXALTACIÓN MEDIATICA DEL MIEDO Y LA VIOLENCIA


No se trata de recuperar la memoria histórica, se trata de borrarla con la subjetividad de los héroes. La serie “Gritos de muerte y libertad” está destinada, premeditadamente, no sólo a mediatizar las ideas de independencia del pueblo mexicano, sino también a la intimidación y ataque psicológico, por medio de la exhibición de los más bajos instintos humanos, en los momentos políticos más críticos.

Esto, porque los beneficiarios del actual sistema de injusticia que padecemos, perciben la posibilidad que en el bicentenario de esta guerra justa, se repita la historia que liquidó, únicamente, lo más violento del colonialismo en América.

Así nos presentan a un Cura Hidalgo gritando desaforadamente vivas a Fernando VII, lo mismo que a la Virgen de Guadalupe, y “Hagamos estallar el mundo”. Imagen autoritaria seguido incondicionalmente por gentes “sin saber a dónde van” y que son su peor tormento en el momento que se dedican al pillaje y “violencia incontrolable en su insaciable sed de venganza…”

Es lo más educativo y natural para el sistema de dirección social en manos de los monopolios televisivos. Los patrocinadores de la exhibición de la serie, son nada menos que una trasnacional, distribuidora global de alimentos y una Banco, quienes se encargan de decirnos las causas y qué fue lo más importante de nuestras luchas de independencia.

Naturalmente no dicen que en el siglo XVIII el imperio español estaba en total decadencia. El expansionismo pujante de Francia e Inglaterra se ciñó sobre España que tanto económicamente como políticamente fue asmilada por la modernización en el desarrollo de estas naciones también en lucha por el expansionismo colonial. Carlos IV cedió la corona a Napoleón y éste nombró a Carlos III, aliado de Francia en 1759 hasta 1788 quien hizo reformas que modernizaban los lazos de dominación de la metrópoli hispánica sobre sus colonias americanas que afectaron principalmente a los criollos.

Tiempos del despotismo ilustrado, cuya divisa era la Razón, la Ciencia y el Progreso; la élite ilustrada pensaba que poseía las llaves de la modernidad, lo mismo que hoy, estaban dispuestos a imponer sus ideas a “los pueblos atrasados” con sus reformas.

Cambios estructurales desde arriba, planeados por una élite cosmopolita, erudita y liberal que era conocida como “afrancesada”, que veía en las reformas administrativas, más eficiencia, para profundizar el saqueo de las colonias.

Las reformas borbónicas estaban encaminadas a centralizar el poder en la corona. Todo el poder para una sola persona, el rey. Su rasgo más importante, la exclusión de los criollos a los cargos de administración pública, el reforzamiento de las estructuras tradicionales. Como ejemplo está el Bando del 26 de junio de 1767 para la expulsión de los jesuitas de la Nueva España y la amenaza de la pena de muerte a los vasallos desobedientes que no respeten las “Siempre justas resoluciones de su soberano” con el recordatorio de su majestad que habían nacido “para callar, obedecer y no para discurrir y opinar en los altos asuntos del gobierno”

Las reformas fiscales que se efectuaron a mediados y fines del siglo XIII, enriquecieron las arcas imperiales. Humbolt escribió: La nueva España proporciona a la hacienda real dos veces más ingresos que las Indias Británicas con una población cinco veces a mayor al erario inglés”.

En 1809, casi el 60 % de todos los ingresos 8.3 millones de pesos de una suma total de 14.4 millones de pesos se fueron al tesoro real y de los 6.1 restantes sólo 400 mil pesos se invertían en el sostenimiento de hospitales y necesidades de la población, en tanto que casi el 70 % de esa suma se empleaba en gastos militares y administrativos y pagos de funcionarios y el clero. (Alperovich, M.S. Historia de la independencia de México 1810-1824, página 86)

Como hoy los mexicanos, el pueblo de Anahuac tenía que pagar docenas de impuestos, tarifas, derechos que son una carga agobiante. Los indígenas pagaban un impuesto por persona, la población pagaba alcabalas (el IVA de ahora) por vender, o por comprar; derechos aduanales y diezmos por la producción de minerales, estancos, etc., que se tenían que enviar al rey de España y como hoy, el poder adquisitivo de la población estaba en el suelo, lo mismo que el mercado interno, porque la divisa liberal de Carlos III fue crear un bloque comercial cerrado que sólo buscaba competir en el mercado con Francia e Inglaterra, potencias emergentes.

Como hoy con el petróleo y otros recursos naturales, lo único que teníamos para exportar eran oro, plata y otros metales, y como hoy, también a cambio de esas exportaciones se importaba toda clase de artículos de consumo que no alcanzaba para el pueblo y es así como el hambre radicalizó aún más el odio clasista, entre gachupines y criollos que movieron la conciencia a indígenas, zambos y mestizos con el trabajo social y las homilías de algunos curas como Hidalgo, Morelos, Matamoros y otros no registrados en la historia.

En la serie “Gritos de Muerte… la manipulación llega al extremo de presentarnos a un Cura Hidalgo, que antes de su fusilamiento se confiesa a su carcelero como “un infeliz cura, un curita bribón nombrado generalísimo” y llora, que por su causa hayan muerto miles de cristianos.

La enajenación y ocultamiento total de las causas reales de la guerra, que si bien aún no se proclamaba por la independencia de país, porque España también se debatía entre dos proyectos monárquicos: el liberal modernizador de los Borbón y el restaurador del absolutismo de Fernando VII que Hidalgo proclamaba, para Televisa es fácil manejar la subjetividad de los héroes, como protagonistas de la historia, porque la objetividad del desarrollo histórico de esa época, la violenta modernización y globalización de los mercados, no es posible cambiarla. (Continúa) chantzacan@hotmail.com

13 CAPÍTULOS, 13 HEROES, 13 MUERTES

Con la serie televisiva, “Gritos de Muerte y Libertad”, Televisa extiende su poder fáctico en las funciones del Estado responsable de diseñar las estrategias de educación y la forma de interpretar la historia del pueblo mexicano.

Reitero que la serie producida por Leopoldo Gómez y dirigida por Manfer Suarez y Gerardo Tort, es un bodrio que, además de vilipendiar a los héroes como José María Morelos, uno de los más puros en su servir político al pueblo mexicano; trata de ocultar el origen de la actual dependencia económica de nuestro país al sistema bancario y de mercado global.

Según Televisa, antes de ser asesinado, aunque Morelos sabe que “Mi obediencia se debe a Dios, no al imperio francés” y “la causa de la Independencia es una causa de Justicia”, en la serie televisiva de nivel masivo, su convicción no es suficiente, y ante la amenaza de la Inquisición de “morir apartado de Dios”, sumiso y humillado por la jerarquía eclesiástica, acepta no sólo le sea arrancada la potestad de consagrar como sacerdote, sino que con tal de NO “morir apartado de Dios” también firma, de puño y letra, el arrepentimiento de todos sus actos revolucionarios, entre ellos el haber escrito Los Sentimientos de la Nación, lógicamente, "ser soberbio por querer cambiar una nación", y por si fuera poco, traiciona a todos sus compañeros de lucha, delatando sus posiciones y recursos con que cuentan. ¿Cuál es la intención de destruir la imagen de Morelos?

La independencia mexicana consumada en 1821, es posible despues que México es saqueado durante más de tres siglos por la Corona Española, que a través de un sin número de contribuciones, aranceles, tarifas, monopolios, comisiones, dividendos, licencias e intereses se apropia de gran parte del plusproducto generado en por los trabajos forzados de los mexicanos. A la apropiación Real, hay que agregar la apropiación privada del plusproducto colonial por parte de los comerciantes españoles y funcionarios coloniales que ocupaban posiciones dominantes en la Colonia.

La nación políticamente independiente no pudo superar las condiciones socioeconómicas creadas durante la etapa colonia, sobre todo porque fue encabezada por la clase dominante que se impuso finalmente a la corriente popular de Hidalgo y Morelos. Así fue como el nuevo Estado cayó en la dependencia financiera de los bancos europeos, principalmente de los especuladores británicos. El comercio exterior, que se basaba fundamentalmente en la minería, se derrumbó y afectó gravemente las finanzas estatales, puesto que representaba la fuente más importante de los ingresos.

Ante la falta del presupuesto, el Congreso autorizó el primero de mayo de 1823 un préstamo de 8 millones de pesos. En realidad se contrataron dos préstamos en términos muy desfavorables. Un préstamo contratado con la casa Goldschmidt de Inglaterra que otorgó sólo 5 millones 686 mil 157 pesos a cambio de expedir bonos por 16 millones de pesos con una obligación de 960 mil libras anuales a partir de abril de 1825, garantizadas con la tercera parte de los ingresos de las aduanas del Golfo. Otro empréstito de la Casa Barklay, dio al país 8 millones 339 mil 134 pesos de los que solo se recibieron 6 millones 504 mil 490 pesos. Los intereses acordados fueron altísimos: 12 % para el primero y 8 % para el segundo. (Josefina Zoraida Vázquez: Los primeros tropiezos) Ambos créditos contribuyeron decisivamente a favorecer la influencia de los capitalistas británicos. Inglaterra, comenzaba a ganar una posición dominante en México desde fines de 1823. Este dinero se gastó en pagar intereses, amortizaciones, compra de equipo militar y naval, en pensiones y pagos a la burocracia. O sea en forma improductiva.

A estos nuevos préstamos además se sumó el reconocimiento de la vieja deuda. En junio de 1824 el soberano congreso general constituyente, “con el propósito de establecer sobre bases sólidas el crédito de la nación” reconocía las deudas contraídas por el gobierno virreinal hasta 1810, para sí echar sobre las espaldas de la nueva nación independiente una carga muy pesada, de la cual no era responsable de ningún modo. (Agustín Cué Canovas: Historia Social y económica de México 1521-1854).

Ya desde noviembre de 1810, en medio del fragor de la lucha libertaria, Morelos había decretado: “Todo americano que deba cualesquiera cantidad a los europeos no está obligado a pagarla”. Pero sus palabras se siguen tratando de borrar para que el mal gobierno disponga seguir pagando tributo a las potencias extranjeras que lo apoyan.

Más pronto en 1826 se suspendió el pago de amortizaciones y al año siguiente México ya no pudo pagar los intereses de los bonos de las deudas inglesas. Después, durante la presidencia de Vicente Guerrero se negó a pagar intereses o amortizaciones de la deuda.

Guerrero durante años mantuvo viva la chispa insurgente, gobernó para el pueblo, quería consolidar la independencia y la unión de todos los mexicanos; el reaccionario y traidor Anastasio Bustamante, aprovechó la invasión española comandada por el brigadier Barradas para derrocar a Guerrero, quien se había lanzado al frente para frustrar con éxito este intento de reconquista de México.

Después del fusilamiento de Guerrero, al asumir el poder una dictadura militar encabezada por Bustamante, éste y su ministro de relaciones exteriores Lucas Alamán, negociaron la capitalización de los intereses vencidos, reconocieron una deuda de 34 millones de pesos y reemprendieron pagos en 1831 ya finales de 1832.

En este año, el descontento general contra Bustamante creció y el movimiento popular provocó su caída en 1833. Al hacerse cargo de la presidencia Valentín Gómez Farías, -conocido como el padre de la Reforma- suspendió el pago de la deuda. Hasta 1837 México siguió sin pagar, pero una vez que triunfó el proyecto conservador, al instituirse la República Central, nuevamente en el gobierno, Bustamante aceptó la capitalización de los intereses vencidos y la deuda acumulada. Para 1839, casi alcanzó los 50 millones de pesos, nuestro país, políticamente independiente, estaba económicamente colocado ya bajo el imperio del agio y la usura, mismo que hasta ahora imposibilitan nuestra verdadera independencia para un proyecto de desarrollo justo y democrático.

Porque la deuda actual del sector público, según la SHCP es de 91 mil 723 millones de dólares al cerrar el año 2009 y, para el 2010 hemos de pagar 3 mil 274 millones de dólares y por pasivos internos hasta por 743 mil 599 millones de pesos (diario el Universal 1º. De febrero de 2010) o sea, más del 20 % de nuestro PIB. Así. ¿Cómo festejar la Libertad y la Independencia de México?

Jesús Solís Alpuche

Publicado en MTS http://movimiento.com.mx/mts/index.php?option=com_content&view=article&id=331:gritos-de-muerte-y-libertad-pero-sin-esperanza&catid=50:medios-de-comunicacion&Itemid=100007

chantzacan@hotmail.com




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