lunes, julio 25, 2011

Un fracaso global previsto





GLOSAS MARGINALES

Un fracaso global previsto

Everardo Elizondo

25 Jul. 11. El Norte



El flamante Informe de la Comisión Global de Políticas de Drogas (junio 2011) no se anda por las ramas. El primer párrafo de su texto dice a la letra (p.2): "La guerra global a las drogas ha fracasado, con consecuencias devastadoras para individuos y sociedades alrededor del mundo". En efecto, como es de sobra sabido, las políticas al respecto no han reducido ni el abasto ni el consumo, pero en el proceso han ocasionado graves daños sociales, económicos y políticos. El principal de ellos ha consistido, por supuesto, en la enorme pérdida de vidas.

Desde el punto de vista analítico, lo más lamentable es que los resultados referidos eran previsibles. Tal afirmación puede parecer exagerada o pretenciosa, pero es estrictamente correcta. En lo que sigue, reviso una muestra mínima de la evidencia.

En el verano de 1989 (¡hace más de 20 años!), el Instituto Cato, un think tank estadounidense, patrocinó un foro dedicado a la discusión de la guerra contra las drogas. Un año después, el Instituto publicó los trabajos presentados en dicho foro en la forma de un libro breve pero sustancioso (The Crisis in Drug Prohibition). Desde el prefacio, la tesis central era muy clara: "ha venido a ser crecientemente obvio que la guerra contra las drogas no se puede ganar". Por cierto, uno de los participantes en aquel foro, George Schultz, alguna vez Secretario de Estado de Estados Unidos, es también uno de los firmantes del Informe.

El ensayo inicial del libro citado, escrito por David Boaz, se tituló "Las Consecuencias de la Prohibición", y listaba siete efectos predecibles. La pertinencia de la lista para la situación actual es incuestionable.

- El primer resultado es el crimen. La prohibición reduce la oferta y eleva el precio de las drogas. Por tanto, induce a los usuarios a cometer crímenes para obtener el dinero necesario para satisfacer su hábito. Además, los productores y los traficantes recurren sin remedio a la violencia para arreglar los conflictos (de rutas, de territorios, etcétera) entre sí. Esto último es inevitable: no pueden someter sus problemas al arbitrio de las autoridades.

- El segundo efecto es la corrupción. La prohibición genera utilidades extraordinarias, que representan una tentación irresistible para la policía, los jueces, los guardias fronterizos, los políticos, etcétera. Con el paso del tiempo, la corrupción abarca a cada vez más segmentos de la población, hasta transformarla en "normal".

- El tercer resultado consiste en poner a los consumidores en contacto con los criminales. Esta relación obligada aumenta de hecho el peligro físico para los usuarios y, además, los expone a una cultura socialmente destructiva, donde los personajes a emular son delincuentes violentos.

- El cuarto efecto es la producción de drogas más poderosas. En la época de la famosa Prohibición en Estados Unidos, dice Boaz, el consumo de cerveza descendió, pero aumentó el de bebidas alcohólicas destiladas, simplemente porque éstas tenían más valor por unidad de volumen -una característica clave en el contrabando. Según Boaz, el llamado crack es casi enteramente un producto de la prohibición actual.

- El quinto resultado es la extensión del SIDA y de otras enfermedades, causada por el uso común de jeringas contaminadas.

- El sexto efecto de la prohibición es la vulnerabilidad de las libertades civiles. Hace dos décadas, Boaz se lamentaba de los abusos perpetrados por la policía frente a la simple sospecha de la posesión o el tráfico de drogas. ¿Dónde quedó la presunción de inocencia?, se lamentaba el autor. A ello hay que añadir el hecho de que el consumo de drogas, entre adultos, constituye un crimen peculiar en el que no hay víctimas: la compraventa es un acto consensual.

- El séptimo resultado es un sentimiento de inutilidad. Se incautan enormes cantidades de drogas de todo tipo; se capturan o se liquidan muchos capos; se debilitan o se destruyen organizaciones criminales poderosas, etcétera. Y, sin embargo, no se afectan ni la oferta ni la demanda. (Exactamente lo mismo dice el Informe... dos décadas después). Esto conduce a la frustración. "Un gobierno involucrado en una guerra que no puede ganar, concluía Boaz, tiene dos opciones básicas -escalar o salirse- y estamos viendo muchas propuestas en favor del escalamiento".

Así pues, el Informe da la razón a quienes hace muchos (muchos) años advirtieron a las autoridades mundiales sobre las consecuencias de un curso de acción previsiblemente equivocado. ¿Qué proponen sus autores? Experimentar con modelos de regulación legal; tratar el problema como uno de salud pública; salvaguardar las libertades civiles; alentar los esfuerzos educativos, etcétera. Nada contrario al sentido común. Bienvenido el renovado debate.




El autor es economista independiente.



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