Enrique Galván Ochoa, La Jornada
Abonando facturas
Prominentes empresarios de la bolsa apoyaron al candidato Felipe Calderón para llegar a la Presidencia. Hoy lo tendrán como invitado en su convención, hará la declaratoria inaugural. No los ha abandonado un momento. Hace días entregó a uno de los suyos, el director del Centro de Estudios del Sector Privado, Héctor Rangel Domene, la conducción de la banca de desarrollo, Nafin y Bancomext. Ya había dado autorización para que ambas instituciones avalaran préstamos a las grandes compañías que andaban en aprietos; tal vez para obviar trámites acabó entregándoselas en paquete. Si no pagan los créditos los cubrirían Nafin o Bancomext, y tal vez tendríamos un nuevo Fobaproa, pero silencioso, sin que fuera necesario debatir la constitucionalidad de convertir deudas privadas en deuda pública.
Decepcionados
Abundarán las sonrisas, los apretones de manos, los abrazos, los deseos fervorosos de que pase ya el efecto Martini… y se encomendarán a Obama, aunque simpatizaron con Hillary y McCain secretamente. Calderón volverá a Los Pinos con la certeza de que estos empresarios no organizarán caceroladas ni agitarán a la clase media en su contra, como lo habrían hecho si otro estuviera en la Presidencia, sobre todo después de una estrepitosa devaluación, el reguero de sangre que han dejado 7 mil ejecuciones en dos años más el dolor de los secuestros que han enlutado las familias de algunos encumbrados personajes. Y los hombres de negocios también regresarán a sus oficinas, caída la noche, cuando concluya la convención, con un ánimo que todos los días se extiende más: no supo gobernar el PAN, es hora de que vuelva el dinosaurio.
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