Hermann Bellinghausen y Ángeles Mariscal (Enviado y corresponsal) San Cristóbal de las Casas, Chis., 23 de noviembre. Por primera vez de manera oficial, mediante la secretaria de Energía, Georgina Kessel Martínez, el gobierno federal anunció que Petróleos Mexicanos (Pemex) iniciará en fecha próxima la exploración y extracción de crudo en la selva Lacandona, como parte de la que llama “cuenca del sureste”. La funcionaria participó este jueves en el Consejo Consultivo de la Comisión Federal de Electricidad en Tuxtla Gutiérrez y luego se reunió con representantes del gobierno estatal. En entrevista, Kessel dijo que “hay varias cuencas que se van a estar explotando en los próximos años. Básicamente las más grandes, que se encuentran Chincontepec (Veracruz), las del sureste y las aguas profundas del Golfo de México”.
Declaró que a finales de 2009 se iniciará la licitación para empresas privadas interesadas en prestar bienes y servicios a la paraestatal. En la cuenca del sureste, reconoció, se ubican los yacimientos de la selva Lacandona. “Hay campos donde se podría estar generando nueva producción de crudos.” Citó un análisis de Pemex de dicha cuenca, a partir del cual se estima que para 2021 se estarían generando alrededor de 500 mil barriles diarios. La página electrónica de la paraestatal informa que, “considerando el desarrollo de Chicontepec y de los recursos prospectivos de las cuencas del sureste, entre 2008 y 2021 se requerirá perforar más de 17 mil pozos, número similar al que Pemex ha perforado a lo largo de toda su historia, pero en una tercera parte del tiempo”.
Cabe recordar que luego del alzamiento del EZLN, en 1994, los propios indígenas de la selva Lacandona, sobre todo en las cañadas de Ocosingo, testimoniaron que hacia 1993 (y antes), grupos de prospección y exploración, al parecer extranjeros, se habían internado en la zona, confirmando la existencia de yacimientos petrolíferos. En medio de una bruma declarativa del gobierno, quedaron abandonados “pozos” como los de Nazareth, cerca del actual caracol zapatista de La Garrucha, y otros más adentro, en las cañadas. Durante su visita, la secretaria de Energía se reunió con el gobernador Juan Sabines Guerrero, ante quien destacó la importancia de la instalación aquí de una planta de biocombustibles con tecnología colombiana, “una oportunidad de crecimiento en materia de bioenergéticos para el estado”. Afirmó que Chiapas es “un lugar estratégico” para la puesta en marcha de esta planta. Kessel Martínez consideró que la entidad tiene “vocación” para producir la materia prima de biocombustibles, y habrá “ingresos adicionales en beneficio de la economía de la población”.
Esto lo expuso en una reunión de trabajo en torno al plan de desarrollo regional entre México, Colombia y Centroamérica conocido como Proyecto Mesoamérica (antes Plan Puebla-Panamá). El pasado 11 de noviembre, los gobiernos de México y Colombia habían difundido el avance de las gestiones para instalar en Chiapas una planta de biocombustibles con tecnología colombiana. En conferencia conjunta con el presidente Álvaro Uribe, el presidente Felipe Calderón confió en que el proyecto impulsará “la relación energética entre los dos países”. Para ese biocombustible se empleará una maleza (jatrofa), que según las versiones presidenciales no competirá con la producción de alimentos. Algo que especialistas y activistas ambientales ponen en duda, pues dichos recursos biológicos evidentemente competirán por los suelos, la mano de obra y el agua.
Por su parte, Kessel Martínez mencionó que las plantaciones del monocultivo se harán por “módulos” con un costo aproximado de un millón de dólares cada uno. Y no quedó ahí. La secretaria también adelantó la intención de generar energía eólica en la entidad.
La implementación de planes similares en el istmo de Tehuantepec (Oaxaca) por parte de empresas trasnacionales españolas ha generado problemas ambientales y el rechazo de las comunidades en esa región. Ante la contradicción del discurso oficial, que por un lado proclama la protección ambiental y de recursos bióticos como prioridad en la selva Lacandona y Montes Azules, y por el otro promueve la explotación de energéticos, la funcionaria descartó que se vayan a causar perjuicios. Argumentó que la reciente “reforma” legal de Pemex “asegura la protección y restauración de ecosistemas”. Por lo pronto, la selva sí va al mercado petrolero.
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