La tristeza nos invade por la muerte física de dos hombres enormes, en el ámbito de las letras pero también y sobre todo para las causas de la justicia a los pobres, marginados, dominados. Hombres luchadores, valientes, comprometidos con los desposeídos del mundo. Mentes brillantes de pensamiento laico, hombres necesarios en estos tiempos convulsos. Extrañaremos a estos dos seres entrañables, amigos que nos hablan firme desde sus páginas.
Se van pero se quedan para siempre porque el mundo fue otro por su existencia comprometida y por su obra lúcida. Atravesaron quedo, como los gatos amados de Monsi, nuestras vidas y las marcaron para bien. Amados y admirados José Saramago y Carlos Monsiváis, ¡gracias por el legado y el ejemplo!
Se van pero se quedan para siempre porque el mundo fue otro por su existencia comprometida y por su obra lúcida. Atravesaron quedo, como los gatos amados de Monsi, nuestras vidas y las marcaron para bien. Amados y admirados José Saramago y Carlos Monsiváis, ¡gracias por el legado y el ejemplo!
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