miércoles, junio 16, 2010

Policías en Cananea denuncian engaños, maltratos, mala paga... Arturo Rodríguez García


Policías en Cananea denuncian engaños, maltratos, mala paga...

Arturo Rodríguez García

CANANEA, Son., 10 de junio (apro).- En el “monte pelón” de Cananea, sin carpas, bajo un sol inclemente, de 40 grados, y “puro lonchibón de huevo” como único alimento, elementos de la Policía Federal destacados en esta ciudad se quejan de sus superiores por los malos tratos a los que, aseguran, son sometidos desde el pasado lunes 7, cuando llegaron a esta localidad para retomar el control de la mina de Cananea.

En entrevista, Yacer Monsalvo, relata que el pasado domingo 6 él y sus compañeros fueron concentrados en la Ciudad de México y que sus mandos superiores los tuvieron cinco horas marchando antes de decirles que a partir de ese momento estaban acuartelados, “sin actividad y sin órdenes”, cuenta.

Ya entrada la noche, narra, les ordenaron prepararse para salir a una misión y los subieron a un avión que los llevó hasta Nogales, Sonora. Eran las 2:00 horas de la madrugada del lunes. De Nogales, dice, viajaron por carretera durantes dos horas hasta un hotel.

En ese lugar, un camión ya los esperaba para llevarlos a Cananea.

“Imagínese, 900 cabrones en un solo camión, fueron muchos viajes, pura descoordinación”, tercia otro elemento de la PF. Renuente a identificarse, confiesa que al subir al avión estaba consciente de que participarían en un operativo, pero aclara que nunca pensó que el objetivo era Cananea.

“Hubiéramos podido despedirnos de nuestras familias, hacer algo con todo ese tiempo, pero así son los mandos que vienen del Ejército, ellos nos odian”, dice otro elemento policiaco que también prefiere reservar su identidad.

Instalados en el camino que lleva a la puerta 3 del acceso a Mexicana de Cananea, donde esta mañana se enfrentaron con mineros de la Sección 65, muchos policías aún no entendían a qué habían llegado a este lugar.

Yacer Monsalvo preguntó a este reportero cuál era la situación legal de la Sección 65 porque a ellos les dijeron, cuenta, que la mina era “propiedad de la Nación”.

Y luego, en voz alta, dice a sus compañeros: “La orden que nosotros traemos es la de restablecer el orden público, no de desalojo”.

Mientras Monsalvo conversaba con el enviado, un comandante del Ejército lo separa del grupo. Antes de acatar la orden, el oficial de la PF replica: “Como servidor público, tengo la obligación de darle información a un reportero y a cualquier ciudadano. Si me pregunta su nombre se lo doy, si me pregunta qué hago, también. ¿No dice la Secretaría (de Seguridad Pública) que actúa con transparencia? Yo estoy siendo transparente”.

Y, parado a un lado del comandante, dijo a este reportero: “Me llamo Yacer Monsalvo, puede poner mi nombre; aquí ya se tergiversó todo”.

Notablemente molestos, los otros policías siguieron conversando con el reportero. Uno de ellos dice que hoy le tocaba descanso.

“No dormimos bien y mire nomás la chinga”.

Uno más abundó: “Llevamos meses sin viáticos y hay compañeros a los que les deben salarios”.

El más atrevido lanzó: “Los más corruptos son los militares que vienen de comandantes”.

De pronto, todos querían hablar, unos y otros se arrebataban la palabra: les urgía denunciar las condiciones en que se encuentran.

No faltó quien tronara contra los militares. Los acusó de falta de experiencia para participar en la lucha contra la delincuencia organizada impulsada por el presidente Felipe Calderón.

“Nos mandan a operativos, pero nada más nos sacan dos horas al día. Si pudiera checar, verá que hay varios comandantes que vienen del Ejército, muy honestos, muy honestos, pero reprueban exámenes de confianza y ahí siguen”, dicen.

Al preguntarles si les habían proporcionado catres o sleeping para dormir, uno de los policías respondió: “Pues sí, uno los compra, pero no sabíamos a dónde íbamos”.

Enseguida, su compañero de al lado se volteó hacia él y le dijo: “Te está preguntando otra cosa, güey, quiere saber si tenemos equipo de campaña”.

El primero rectificó: “¡Ah! no, no nos dan nada”.

Y otro: “¿A poco cree que no sabemos que vamos a acabar como los del SME (Sindicato Mexicano de Electricistas)?”.




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