martes, octubre 02, 2007

Desconcierto

Ramón Cota Meza
2 de octubre de 2007

Diversas críticas e interpretaciones ha suscita-do el inusual discurso del presidente Calderón ante un grupo de 300 mexicanos hace unos días. Algunos calificativos asestados son “voluntarismo”, “desentono”, “elitismo”, “anacronismo filosófico”… Me sumo al desconcierto, trayendo el recuerdo de que los discursos presidenciales flamígeros —salvo los de Echeverría— solían ser proferidos al final de sexenio, como desahogo de frustraciones, no para abrir boca.

Es raro que las personas exhiban frustración cuando apenas están calentando motores. Al parecer, el Presidente esperaba que los buenos propósitos de su reforma fiscal fueran aclamados por empresarios y público. Esto también es raro, pues el mismo Calderón se había comprometido a disminuir el ISR, no a controlarlo con un esquema complicado, el IETU, que podría disminuir el empleo, su mayor compromiso.

Como se sabe, el IETU mismo fue modificado por el Congreso a tal grado que ahora sólo potencia recaudar una parte de lo previsto. En compensación, el Congreso acordó al último minuto un impuesto a la gasolina aplicable a partir de este mes. Pero —cosa extraña también— el Presidente lo pospuso hasta enero de 2008, alarmado por el brote inflacionario de las últimas semanas. Al posponerlo, magnificará su impacto porque éste se sumará a la presión alcista estacional de principio de año.

Esta no es la primera decisión económica errática de Calderón en situaciones imprevistas. Ante el aumento del precio del maíz a principios de este año, ordenó perseguir a los “acaparadores” y aumentar los cupos de importación del grano, como si la crisis fuera causada por escasez, no por aumento de la demanda disparada por nuevos usos del maíz. Total, el gobierno no encontró acaparador alguno, y el precio del grano se estabilizó por un acuerdo político, no por mayor importación.

El aplazamiento del impuesto a la gasolina parece una decisión errática más. El fantasma esta vez no es el acaparamiento, sino la inflación, pero el gobierno de nuevo parece errar el blanco. Pues la inflación actual es fomentada por el aumento de la demanda global de materias primas.

No es una inflación desbocada como la de los años 70, sino un fenómeno inherente a la expansión económica de China y la India y del crédito al consumo. Retrocederá cuando termine el ciclo.

En esta situación hubiera sido preferible promulgar el impuesto a la gasolina de una vez para que su impacto fuera gradualmente asimilado por la economía, no posponerlo para una fecha en que el impacto será mayor y más costoso políticamente. Decisiones tan erráticas dan la impresión de que el gobierno tiende a aplicar ideas esquemáticas para estar a tono con el consenso, en vez de analizar los hechos para que éstos digan qué ideas utilizar o inventar.

Las ideas económicas dominantes de un periodo equis están determinadas por el propósito de no cometer los errores del periodo precedente, dijo Schumpeter. Esto significa que el valor de las ideas económicas es relativo y que debe ser verificado ante las contingencias del presente. Nada en el horizonte económico anuncia inflación desbocada. El “coco” inflacionario es puro aspaviento de banqueros centrales por razones de prestigio y justificación burocrática.

Las decisiones erráticas del Presidente no sólo revelan negligencia ante los hechos y proclividad a refugiarse en la comodidad de los lugares comunes. Descubren también escaso margen del poder presidencial para tomar las decisiones que se esperan de él. Como el margen de maniobra y la disposición a examinar los hechos son escasos, el Presidente parece sentir que el mundo se le cierra. De ahí su temprana propensión a proferir discursos flamígeros.

Pero no serán decisiones al garete ni discursos flamígeros los que den al poder presidencial la fortaleza que muchos esperamos. En vez de tener un “México ganador” tendríamos políticos frustrados que van por ahí escupiendo fuego contra medio mundo. Hay que poner método al trabajo de los colaboradores en las áreas principales de la Presidencia y proscribir los lugares comunes de sus reportes, análisis y propuestas.

Para tomar decisiones económicas correctas no es necesario ser economista. Sólo hay que identificar los hechos y ponerlos en perspectiva.
blascota@prodigy.net.mx

Nota: Sobre el "discurso flamígero", el gran Monsiváis escribió el domingo en el Norte un artículo que no tiene desperdicio y que se subió a este blog. Discrepamos del presente analista en cuanto aspira que el poder presidencial se fortalezca. Si subimos el presente artículo es sòlo con el fin de demostrar que hasta a la gente más neoliberal y de derecha no le gusta lo que está haciendo el espurio (claro que por diferentes motivos de los que tenemos los resistentes)

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