lunes, mayo 31, 2010

David Cilia Olmos, padre del periodista de Contralínea herido en San Juan Copala


Romper el cerco


Yo no vengo de Acteal, yo vengo de Copala.

Vine a Copala para encontrar a mi hijo

Llegué aquí con Cariño

no traía odio

el odio ya estaba aquí,

en las lomas que escupen fuego

en el agua envenenada de los ríos

en las rocas apiladas del camino.

En Copala me pregunta el asesino

si no sabía mi hijo que “aquí son monolingües”

pensé en la étnia de los kalashinicov

monolingues y monotemáticos

O tal vez en la etnia de los ulises

que sólo conocen el lenguaje de la cobardía.

Vine a Copala porque me dijeron que aquí estaba mi hijo

pero no vine solo

vine con Cariño

el odio ya estaba aquí

mucho antes de que yo amara tiernamente

a la que luego sería

la madre de mi hijo.

mucho antes que él diera su primer grito.

Yo vine a Copala a buscar a mi hijo

un hijo que nació de mis entrañas

un hijo que también llegó aquí

con Cariño

porque el odio llegó por el otro lado.

Tengo un ataque de sensatez cuando me preguntan

si no tengo miedo,

cuando los asesinos desgranan su amenaza

¿Acaso no están demasiado claro los dos campos que se enfrentan?

¿De qué lado se juntaron 22 bocas de fuego,

--monolingües como dice el asesino--

para matar a una mujer desarmada?

Para acabar con la mujer Cariño,

con la mujer verdad,

con la mujer ternura,

los asesinos tuvieron que gastar un costal de balas.

¿De qué lado estará la cobardía?

Vine a Copala a buscar a mi hijo

y no me voy a ir hasta que lo encuentre.

Vine cuando la sangre todavía está fresca en

La Sabana,

en sus calles

en el picaporte de sus puertas

en la empuñadura de sus rifles

en el pubis de sus mujeres

en la ausencia que ha dejado

el hueco de sus huevos

Ya no puedo decir ¡carajo!

Porque no vine a esta tierra a sorprenderme

pero puedo decir ya basta.

Es el todo contra el todo

pendejos.

El todo contra el todo

camaradas.

Ya no puedo decir carajo

ya no tengo derecho a sorprenderme

pero puedo decir ya basta.

Nos tienen miedo porque nosotros no tenemos miedo

Eso dijo Cariño

yo la escuché

a la distancia de su muerte

y su voz era nítida

y contundente

Nos tienen miedo porque nosotros no tenemos miedo.

Este es el todo por el todo

que se aparten los cobardes

los que ocupan kilos de metralla

para acabar la voz tierna de madre y hembra

de una sola mujer.

Porque ciertame no hay hombre que retroceda

cuando una mujer avanza.

Vine a Copala a buscar a mi hijo

porque antes de que él llegara

Ulises trajo al pájaro

lo trajo del norte

por medio de su ahijado

un casi hombre, casi abogado,

un asesino que igual que Ulises

solo habla el lenguaje de la cobardía.

Llegó pagándole a los muertos,

pagándole a los castrados

10 mil pesos por cadaver.

Yo vine a Copala a buscar a mi hijo

y ahora los doctores buscan esquirlas en su carne

mientras los perros se hacen pendejos

y buscan pólvora en sus manos

para proteger a los asesinos.

La canción del enemigo se llama Sucumbios

lo tengo claro,

pero tengo una cita con las mujeres de San Juan Copala

y hoy la única tonada que rebota en mi cerebro

el sueño que tengo y que quiero compartir con todos

es que pisaremos las calles nuevamente

de lo que fue Copala ensangrentada

y en una hermosa plaza liberada

estaremos honrando

con dignidad

a los ausentes.


David Cilia Olmos


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