■ Debe eliminarse la corrupción y evitar efectos contaminantes de hidrocarburos: Mario Molina
Mario Molina Henríquez, premio Nobel de Química, y los investigadores Gerardo Gil Valdivia y Odón de Buen Rodríguez, durante el foro de debate sobre las iniciativas en materia petrolera enviadas por el jefe del Ejecutivo federal a la Cámara de Senadores
Técnicos y científicos que ayer participaron en el quinto foro de debate sobre las iniciativas del presidente Felipe Calderón para modernizar Petróleos Mexicanos (Pemex) resaltaron que no se trata de una reforma integral energética ni se incluyen mecanismos para impulsar fuentes alternas de energía.
El premio Nobel de Química Mario Molina rechazó que las reservas de crudo estén por acabarse; “la atmósfera se nos acabará antes que el petróleo”, afirmó, y señaló, al igual que los investigadores Gerardo Gil Valdivia, Odón de Buen Rodríguez y Pablo Mulás, la necesidad de restructurar y modernizar Pemex para eliminar la corrupción y reducir los efectos contaminantes de los hidrocarburos en el medio ambiente.
Resaltó, sin embargo, que las iniciativas de Calderón “no representan la reforma energética integral de largo plazo como la que realmente se requiere para enfrentar con éxito los desafíos económicos y ambientales que hoy se nos presentan”.
Es un paso, falta otro
Aunque la expectativa del gobierno y los legisladores panistas era que Molina defendiera las iniciativas de Calderón, el premio Nobel sólo dijo que la propuesta “es un paso importantísimo” para mejorar el desempeño de Pemex, pero falta otro para enfrentar con éxito los desafíos económicos y ambientales. Incluso no respondió una pregunta sobre la necesidad de invertir capital extranjero en la paraestatal.
En la Cámara de Senadores, donde se realizan los foros de debate, Molina destacó que tienen una visión equivocada quienes aseveran que “es inminente el agotamiento del petróleo y que el calentamiento global es un problema que se puede atender después”.
El científico sostuvo ante los legisladores que “existen grandes reservas de energéticos fósiles en el mundo, no sólo petróleo y gas natural, sino también el carbón y las arenas bituminosas. Antes de que se acaben estas reservas se agotará la capacidad de la atmósfera para almacenar los gases de efecto invernadero sin responder con cambios climáticos externos. Con otras palabras: la atmósfera se nos agotará antes que el petróleo”, sostuvo.
Planteó la necesidad de que la paraestatal “sea más eficiente, productiva y competitiva en el ámbito internacional, esto es, que pueda competir al tú por tú con las empresas más eficientes y rentables del mundo”, y señaló que con los altos precios del petróleo, “que probablemente persistirán por mucho tiempo, deben destinarse ingresos adicionales a Pemex para fortalecerla y modernizarla; debemos dotar por fin a la paraestatal de los recursos y los instrumentos requeridos para cumplir bien con su labor, y que esté libre de corrupción, para así poder exigirle que mejore su desempeño”.
Insistió en que el factor más importante que explica el calentamiento global es el cambio en la composición química de la atmósfera ocasionado por el consumo de combustibles fósiles –carbón, petróleo, gas natural–, como consecuencia de la emisión de los llamados gases de efecto invernadero, principalmente bióxido de carbono.
En tanto, Gerardo Gil Valdivia, quien ha sido académico del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, funcionario de Nacional Financiera y director general de Mexpetrol y de Time Kit, destacó que el sector energético debe ser analizado como un todo unitario y directamente vinculado con el ambiente.
También presidente de la sección mexicana del Club de Roma, sostuvo que la solución de la problemática petrolera de México pasa por la clara ratificación de la rectoría del Estado en el desarrollo nacional, como indica el artículo 25 constitucional, así como el dominio directo de la nación sobre el petróleo y todos los carburos de hidrógeno sólidos, líquidos o gaseosos, el cual es inalienable e imprescriptible, así como de llevar a cabo la explotación de estos productos en los términos establecidos por la Constitución en los artículos 26, 27, 28 y 134.
Recordó a senadores y diputados que la tendencia internacional contemporánea es que las reservas petroleras sean manejadas por empresas públicas de los países que las poseen o que salen a buscarlas a terceras naciones.
Un aspecto básico de la reforma, indicó, es el de una profunda transformación de Pemex en auténtica empresa pública, y debe lucharse contra la corrupción “para rescatarla de los intereses particulares, en función de lograr un bien mayor, el interés general de la nación”.
Por su parte, el investigador Odón de Buen hizo una solicitud al Congreso y a los poderes del Estado mexicano para que, como se hace ahora con el petróleo, se inicie la construcción de las alternativas para el México pospetrolero.
Explicó que para reducir la dependencia petrolera se han ido encontrando alternativas. Así, por el lado de la oferta, además del gas natural, las energías renovables como la eólica, la solar, la bioenergía, la hidroeléctrica y la geotermia pueden contribuir, en altísimo porcentaje y a costos competitivos, a la sustitución del petróleo.
Mientras, el académico del Instituto de Investigaciones Eléctricas, Pablo Mulás del Pozo refirió que Abdallah Jumah, presidente y director general de Aramco –la empresa de Arabia Saudita que más petróleo produce en el mundo, con más de 10 millones de barriles diarios– en el Congreso Mundial de Energía afirmó que por cada punto porcentual de aumento en la recuperación promedio mundial, las reservas probadas globales se incrementan en aproximadamente 80 mil millones de barriles.
“Esto es equivalente aproximadamente a todo el recurso potencial de petróleo en México”, subrayó.
Considerando esas cifras, agregó, “tarde o temprano reduciremos el uso de combustibles fósiles antes de que éstos desaparezcan de la naturaleza, con base en nuevas formas de generar el mismo resultado, forzados también por el entorno”.
Nota: Lástima, la carta fuerte de Calderón, Mario Molina, no pudo hacerle bien la tarea. Eso de que primero nos acabaremos la atmósfera que el petróleo, hecha por tierra la tesis calderonista de la superurgencia de la aprobación de la reforma, antes de que el destino nos alcance y nuestras reservas declinen hasta la extinción. Los otros participantes echan por tierra la otra tesis de la necesidad de privatizar, citando la tendencia internacional de que las empresas petroleras estén en manos de las naciones y no de particulares.
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