El Norte, 30 May. 08
Cuando se puso sobre la mesa el debate petrolero, mi primera reacción fue pensar que se trataba de otro pomposo atole con el dedo para las masas.
Sin embargo, conforme avanzan las participaciones, me da un tremendo gusto que, una a una, las mentiras de los apologistas de la privatización se derrumban una tras otra. El tiro, realmente, les ha salido por la culata.
Tomemos como primer ejemplo el imaginario agotamiento de las reservas petroleras. No hace mucho tiempo el Secretario de Hacienda aseguraba que no se habían registrado excedentes petroleros, no obstante que México exportó a 85.79 dólares, que es casi 40 dólares por encima de lo programado en la política de ingresos fiscales para todo el año.
Tratando de explicar el "lapsus foxus", Carstens luego dijo que no solamente no hay excedentes, sino un déficit de casi más de 8 mil millones de pesos. Y luego Pemex arrojó por tierra las mentiras, cuando el 23 de mayo informó que en el primer cuatrimestre del 2008 ingresaron divisas por exportaciones de petróleo por más de 15 mil millones de dólares.
Con esto queda en evidencia que no es un problema de excedentes, sino en cuán feroz es Hacienda en devorar esos recursos.
Luego, nos quieren vender que Pemex no cuenta con recursos para modernizarse, y que por eso se necesita inversión privada. ¡Sí hay dinero! El problema, pues, no es ése, sino que el Gobierno lo consume todo y deja a Pemex con lo justo para sobrevivir.
Mario Molina cerró este capítulo con una frase lapidaria: "La atmósfera se nos agotará antes que el petróleo". ¿Alguna pregunta, señores Carstens y Calderón?
Posteriormente, conforme avanzan las participaciones de expertos y no tan expertos, está la mentira de las reservas.
La propia Secretaria de Energía, Georgina Kessel, y los informes proporcionados por Pemex misma, afirman que hay 100 mil millones de barriles de recursos, y que alcanzan perfectamente para 61 años al ritmo actual.
Esto es diferente del escenario catastrofista que daba Calderón, quien añadió que el "tesoro" está en las aguas profundas. Lo que no dijo Calderón es que la factibilidad de explotar comercialmente dicho recurso es casi nula.
¿Por qué no explican que lo dicho desde Los Pinos coincide no con el verdadero potencial, que está en el sureste y en la Cuenca de Burgos, sino en el interés que las petroleras estadounidenses tienen sobre la costa de Tamaulipas? -la cual, por cierto, podrían explotar en México como no lo pueden hacer en Alaska por cuestiones ambientales. Sí, sí, leyó bien, algo así como "ensuciemos en México porque acá no se puede".
Y luego, los expertos, en su intervención de días atrás, echan por tierra tanto barullo de Calderón y del partido oficial, al aseverar que lo que se necesita es que Pemex sea limpiada de corrupción, y punto.
Aún más, los científicos preguntaron "¿cuál reforma?", pues en efecto la mentada "reforma energética" no es reforma, pues ignora los temas del sindicato voraz y el de las fuentes alternas de energía y, peor aún, ahondan la burocracia... la burocracia que, precisamente, vive de los recursos que se le ordeñan a Pemex. Es decir, pone en evidencia que lo que el Gobierno actual quiere no es reforzar el potencial petrolero de México, sino poner en práctica el "agarra lo que puedas, mientras puedas, y corre".
Con todo esto, me alegra que se esté poniendo en evidencia toda la estela de mentiras con las cuales se quiere disfrazar la ofensiva privatizadora de Pemex.
Que no le mientan: sin corrupción y sin ordeña por parte de Hacienda, y con líderes sindicales honestos y dándoles más juego al IMP y sus expertos, Pemex estaría a todo dar y sería una empresa modelo a escala global, baluarte de desarrollo científico y del desarrollo nacional.
Basta ya de "ventas de garage" con el patrimonio nacional. Lo que tiene que hacer el Gobierno es ayudar a Pemex, no a los inversionistas privados que quieren a la gallina de los huevos de oro.
Sin embargo, conforme avanzan las participaciones, me da un tremendo gusto que, una a una, las mentiras de los apologistas de la privatización se derrumban una tras otra. El tiro, realmente, les ha salido por la culata.
Tomemos como primer ejemplo el imaginario agotamiento de las reservas petroleras. No hace mucho tiempo el Secretario de Hacienda aseguraba que no se habían registrado excedentes petroleros, no obstante que México exportó a 85.79 dólares, que es casi 40 dólares por encima de lo programado en la política de ingresos fiscales para todo el año.
Tratando de explicar el "lapsus foxus", Carstens luego dijo que no solamente no hay excedentes, sino un déficit de casi más de 8 mil millones de pesos. Y luego Pemex arrojó por tierra las mentiras, cuando el 23 de mayo informó que en el primer cuatrimestre del 2008 ingresaron divisas por exportaciones de petróleo por más de 15 mil millones de dólares.
Con esto queda en evidencia que no es un problema de excedentes, sino en cuán feroz es Hacienda en devorar esos recursos.
Luego, nos quieren vender que Pemex no cuenta con recursos para modernizarse, y que por eso se necesita inversión privada. ¡Sí hay dinero! El problema, pues, no es ése, sino que el Gobierno lo consume todo y deja a Pemex con lo justo para sobrevivir.
Mario Molina cerró este capítulo con una frase lapidaria: "La atmósfera se nos agotará antes que el petróleo". ¿Alguna pregunta, señores Carstens y Calderón?
Posteriormente, conforme avanzan las participaciones de expertos y no tan expertos, está la mentira de las reservas.
La propia Secretaria de Energía, Georgina Kessel, y los informes proporcionados por Pemex misma, afirman que hay 100 mil millones de barriles de recursos, y que alcanzan perfectamente para 61 años al ritmo actual.
Esto es diferente del escenario catastrofista que daba Calderón, quien añadió que el "tesoro" está en las aguas profundas. Lo que no dijo Calderón es que la factibilidad de explotar comercialmente dicho recurso es casi nula.
¿Por qué no explican que lo dicho desde Los Pinos coincide no con el verdadero potencial, que está en el sureste y en la Cuenca de Burgos, sino en el interés que las petroleras estadounidenses tienen sobre la costa de Tamaulipas? -la cual, por cierto, podrían explotar en México como no lo pueden hacer en Alaska por cuestiones ambientales. Sí, sí, leyó bien, algo así como "ensuciemos en México porque acá no se puede".
Y luego, los expertos, en su intervención de días atrás, echan por tierra tanto barullo de Calderón y del partido oficial, al aseverar que lo que se necesita es que Pemex sea limpiada de corrupción, y punto.
Aún más, los científicos preguntaron "¿cuál reforma?", pues en efecto la mentada "reforma energética" no es reforma, pues ignora los temas del sindicato voraz y el de las fuentes alternas de energía y, peor aún, ahondan la burocracia... la burocracia que, precisamente, vive de los recursos que se le ordeñan a Pemex. Es decir, pone en evidencia que lo que el Gobierno actual quiere no es reforzar el potencial petrolero de México, sino poner en práctica el "agarra lo que puedas, mientras puedas, y corre".
Con todo esto, me alegra que se esté poniendo en evidencia toda la estela de mentiras con las cuales se quiere disfrazar la ofensiva privatizadora de Pemex.
Que no le mientan: sin corrupción y sin ordeña por parte de Hacienda, y con líderes sindicales honestos y dándoles más juego al IMP y sus expertos, Pemex estaría a todo dar y sería una empresa modelo a escala global, baluarte de desarrollo científico y del desarrollo nacional.
Basta ya de "ventas de garage" con el patrimonio nacional. Lo que tiene que hacer el Gobierno es ayudar a Pemex, no a los inversionistas privados que quieren a la gallina de los huevos de oro.
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