Pido un aplauso con recordatorio para las progenitoras de la Nueva Banda TimbirIFE por arruinarnos el panbol con sus hórridos spots. Y, peor aún, por llevar esa práctica sacrílega al Super Bowl, donde los admirables Acereros de Pittsburgh se cubrieron de gloria. Que El Pozolero los atienda.
Dicho lo cual, una de las tradiciones impuestas por el ex presichente Fox fue, sin duda, llevar las maravillas del humor involuntario presidencial como parte del equipaje a las giras internacionales. Algo que ha retomado con singular alegría el gran Jelipillo Calderón, como se pudo constatar con su folclórico encuentro con Neto I have no cash Zedillo en Davos.
Aquello fue sensacional. Después de Chano y Chon, Don Teofilito y Andobas, Viruta y Capulina, Adal Ramones y Yordi Rosado, no se había visto una pareja cómica con un talento tan asombroso para la comedia de enredos. Mientras Zedillo le preguntaba con malicia sobre qué se sentía estar en el poder frente a una oposición re canija, luego de recordarle que durante su mandato JelipilloHell, que farfulló en algo remotamente parecido al in Earth, aunque yo creo que espetó earthquake. fue muy duro con él (o sea, ni aguanta nada); el michoacano respondió que tuvo que haber aprendido a su paso por Harvard: que estar en la oposición es el cielo y estar en el poder es el infierno. ¡Ay, qué tierno! Bueno, según Presidencia nunca dijo
El momento que más carcajadas desató entre el público conocedor fue cuando el mismísimo señor de Los Pinos advirtió que México sería el motor de la economía mundial. Una delicia que, aunada a las declaraciones del nada cartesiano doktor Karstenstein, donde anunció que el país tenía reservas monetarias de sobra para pasar la crisis, generaron uno de los momentos más entretenidos de que se tenga memoria.
Aunque para ser justos, el remate de Felipe de Jesús fue insuperable cuando explicó que México estaba a todas emes, que lo único que le faltaba era un buen publirrelacionista para dar a conocer sus inagotables logros. Aquello fue apoteósico, tanto que parecía una selección de lo mejor de La hora pico. Sobre todo en un encuentro mundial para el recuento de los daños generados por la avaricia del capitalismo salvaje donde, ciertamente, se llegaron a las misma conclusiones que la tercera megamarcha que desembocara en el Zócalo convocado por el proletariado en general: ¡Nos está llevado la chingada!
La verdad, Calderón no requiere de un publirrelacionista sino que la realidad se ponga a la medida de sus obsesiones.
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