George Orwell y el "libre" mercado. Comentario sobre la columna de Naomi Klein
Me pidieron que escribiera un comentario sobre la columna de Naomi Klein titulada "Que se vayan todos". Pero comentar sobre ese texto me parece difícil porque parte de la premisa equivocada de que los gobernantes han promovido un sistema de libre mercado o de libre comercio. Klein tiene razón en un punto, los ciudadanos no podemos seguir pagando por las crisis causadas por los políticos. Tiene razón en que los políticos utilizan las crisis para imponer medidas extraordinarias que solo pretenden beneficiar a unos cuantos (este punto, por cierto, el libre mercado lo ha remarcado desde siempre). Y aunque pareciera de que coincido en lo esencial con Klein, me parece imporante señalar que no comparto su visión sobre el origen de la crisis. Y es por eso, que más que seguir con la columna de Klein, prefiero insistir en la necesidad de entender que es un libre mercado.
Muchos prefieren evitar entrar en detalles y aceptar como cierta la definición de libre mercado que nos han vendido. A mí esa actitud me parece peligrosa. Las palabras son la herramienta del pensamiento y cuando permitimos que nuestros gobernantes manipulen la definición de los términos, estamos permitiendo que manipulen nuestro pensamiento. Cuando veo la manera en que los comentaristas llaman libre mercado a algo que no tiene nada de libre, no puedo dejar de pensar en el libro "1984" de George Orwell. En esa novela, escrita en los años 40s, Orwell describe a un estado totalitario dominado por "Big Brother". El estado como una manera de controlar a los ciudadanos había creado un nuevo lenguaje ("Newspeak"). Este nuevo idioma tenía como objetivo manipular el pensamiento mediante un cambio en el significado de las palabras. Precisamente, Orwell señalaba que la palabra "libre" iba a perder su significado real. El "ministerio de la verdad" se encargaría de que esa palabra sólo se utilizara en el sentido de "libre de azúcar", pero se eliminaría cualquier connotación de "libertad". Esto garantizaba que los ciudadanos fueran olvidando el concepto de libertad y, si acaso, la censura fallaba y los ciudadanos tenían acceso a libros del pasado que hablaran sobre ser libres, el lector no entendería el significado. Orwell también describe otra manera de manipular el pensamiento, a través del Doble Pensar ("Doublethink"). Esto consistía en aceptar como correctas dos ideas que son contrarias. Los ciudadanos perderían la capacidad de captar las contradicciones presentes en su pensamiento. Los lemas de "Big Brother" son un ejemplo de "Doublethink": "La guerra es paz", "La esclavitud es libertad" y "La ignorancia es fuerza".
Las distorsiones que se están propagando sobre el libre mercado no son más que ejemplos del "Newspeak" y el "Doublethink" que Orwell describió. Nos hacen creer que el Fondo Monetario International y el Banco Mundial son los defensores del libre mercado, cuando la realidad es que la sola existencia de estas dos instituciones atenta contra todo lo que defiende el libre mercado. Los gobernantes nos hablan de tratados de "libre comercio" que en realidad solo imponen nuevas restricciones al mercado y aumentan la distancia entre el ciudadano y los que hacen las leyes. Todo eso es contrario al libre mercado.
Hemos permitido que los políticos y comentaristas distorsionen el significado de la palabra LIBRE y esto me parece peligrosísimo porque nos están haciendo creer que el problema es que ha habido demasiada "libertad" y que necesitamos más controles. Estamos ante una crisis económica bastante grave. Es verdad que como ciudadanos debemos negarnos a pagar por la crisis de otros, pero lo que propone Klein solo garantiza más de lo mismo. Es un error creer que lo ético ante la situación que vivimos es rescatar a los ciudadanos y no a los bancos. Tenemos que entender que ya no hay dinero (ni para los bancos ni para los ciudadanos), los rescates que están haciendo los gobiernos están respaldados por deuda. Eso quiere decir que este rescate lo pagarán las generaciones posteriores y les irá peor que a nosotros. La crisis no se creó ahorita, ni hace 10 años. Lleva décadas gestándose. Algunos dicen "antes se vivía mejor. Mis papás recibieron mejor educación y los servicios de salud eran mejor". Es verdad, pero el costo de ese bienestar se trasladó a futuro. El problema es que ese futuro, es el presente de hoy. Entonces estamos ante una situación en la que lo que recolectan los gobiernos no va a servicios sino a pagar las deudas del pasado. Si tú estás endeudado conoces bien el mecanismo. Gastas, lo cargas a la tarjeta pero cuando es hora de pagar te das cuenta que gran parte de tu salario tiene que ir para abonar a la tarjeta. Tienes que renunciar a ciertas cosas que antes podías comprar porque tienes que pagar lo que adquiriste hace meses o años. Así como no es justo que paguemos por la crisis de otros, tampoco es justo que como ciudadanos aceptemos planes de rescates (por más "ventajas" que nos ofrezcan) que solo harán que otros (las futuras generaciones) tengan que pagar por lo que estamos haciendo ahorita.
Claro que no se puede hablar sobre las causas de la crisis sin abordar el tema de la corrupción. Pero una vez más volvemos al tema del libre mercado. La corrupción es posible gracias al excesivo poder que le hemos otorgado al Estado. Las corporaciones tienen un gran interés en "manipular" al Estado porque éste tiene la facultad de crear regulaciones a su conveniencia. El uso indebido del dinero público es posible gracias a que hemos aceptado creer que parte de nuestro dinero es "dinero del Estado".
La gravedad de la crisis que afrontamos requiere que como ciudadanos nos demos a la tarea de entender que es lo que sucede. La desinformación es peligrosa no importa de donde provenga. Los que nos indignamos por la manipulación de la información que se hizo durante la campaña del 2006, tenemos que estar atentos a no caer en esa misma dinámica. Si a la desinformación respondemos con desinformación terminaremos como los personajes de la "Granja de Animales" de Orwell: nos rebelaremos y quitaremos a los "tiranos" solamente para remplazarlos por unos nuevos.
Muchos prefieren evitar entrar en detalles y aceptar como cierta la definición de libre mercado que nos han vendido. A mí esa actitud me parece peligrosa. Las palabras son la herramienta del pensamiento y cuando permitimos que nuestros gobernantes manipulen la definición de los términos, estamos permitiendo que manipulen nuestro pensamiento. Cuando veo la manera en que los comentaristas llaman libre mercado a algo que no tiene nada de libre, no puedo dejar de pensar en el libro "1984" de George Orwell. En esa novela, escrita en los años 40s, Orwell describe a un estado totalitario dominado por "Big Brother". El estado como una manera de controlar a los ciudadanos había creado un nuevo lenguaje ("Newspeak"). Este nuevo idioma tenía como objetivo manipular el pensamiento mediante un cambio en el significado de las palabras. Precisamente, Orwell señalaba que la palabra "libre" iba a perder su significado real. El "ministerio de la verdad" se encargaría de que esa palabra sólo se utilizara en el sentido de "libre de azúcar", pero se eliminaría cualquier connotación de "libertad". Esto garantizaba que los ciudadanos fueran olvidando el concepto de libertad y, si acaso, la censura fallaba y los ciudadanos tenían acceso a libros del pasado que hablaran sobre ser libres, el lector no entendería el significado. Orwell también describe otra manera de manipular el pensamiento, a través del Doble Pensar ("Doublethink"). Esto consistía en aceptar como correctas dos ideas que son contrarias. Los ciudadanos perderían la capacidad de captar las contradicciones presentes en su pensamiento. Los lemas de "Big Brother" son un ejemplo de "Doublethink": "La guerra es paz", "La esclavitud es libertad" y "La ignorancia es fuerza".
Las distorsiones que se están propagando sobre el libre mercado no son más que ejemplos del "Newspeak" y el "Doublethink" que Orwell describió. Nos hacen creer que el Fondo Monetario International y el Banco Mundial son los defensores del libre mercado, cuando la realidad es que la sola existencia de estas dos instituciones atenta contra todo lo que defiende el libre mercado. Los gobernantes nos hablan de tratados de "libre comercio" que en realidad solo imponen nuevas restricciones al mercado y aumentan la distancia entre el ciudadano y los que hacen las leyes. Todo eso es contrario al libre mercado.
Hemos permitido que los políticos y comentaristas distorsionen el significado de la palabra LIBRE y esto me parece peligrosísimo porque nos están haciendo creer que el problema es que ha habido demasiada "libertad" y que necesitamos más controles. Estamos ante una crisis económica bastante grave. Es verdad que como ciudadanos debemos negarnos a pagar por la crisis de otros, pero lo que propone Klein solo garantiza más de lo mismo. Es un error creer que lo ético ante la situación que vivimos es rescatar a los ciudadanos y no a los bancos. Tenemos que entender que ya no hay dinero (ni para los bancos ni para los ciudadanos), los rescates que están haciendo los gobiernos están respaldados por deuda. Eso quiere decir que este rescate lo pagarán las generaciones posteriores y les irá peor que a nosotros. La crisis no se creó ahorita, ni hace 10 años. Lleva décadas gestándose. Algunos dicen "antes se vivía mejor. Mis papás recibieron mejor educación y los servicios de salud eran mejor". Es verdad, pero el costo de ese bienestar se trasladó a futuro. El problema es que ese futuro, es el presente de hoy. Entonces estamos ante una situación en la que lo que recolectan los gobiernos no va a servicios sino a pagar las deudas del pasado. Si tú estás endeudado conoces bien el mecanismo. Gastas, lo cargas a la tarjeta pero cuando es hora de pagar te das cuenta que gran parte de tu salario tiene que ir para abonar a la tarjeta. Tienes que renunciar a ciertas cosas que antes podías comprar porque tienes que pagar lo que adquiriste hace meses o años. Así como no es justo que paguemos por la crisis de otros, tampoco es justo que como ciudadanos aceptemos planes de rescates (por más "ventajas" que nos ofrezcan) que solo harán que otros (las futuras generaciones) tengan que pagar por lo que estamos haciendo ahorita.
Claro que no se puede hablar sobre las causas de la crisis sin abordar el tema de la corrupción. Pero una vez más volvemos al tema del libre mercado. La corrupción es posible gracias al excesivo poder que le hemos otorgado al Estado. Las corporaciones tienen un gran interés en "manipular" al Estado porque éste tiene la facultad de crear regulaciones a su conveniencia. El uso indebido del dinero público es posible gracias a que hemos aceptado creer que parte de nuestro dinero es "dinero del Estado".
La gravedad de la crisis que afrontamos requiere que como ciudadanos nos demos a la tarea de entender que es lo que sucede. La desinformación es peligrosa no importa de donde provenga. Los que nos indignamos por la manipulación de la información que se hizo durante la campaña del 2006, tenemos que estar atentos a no caer en esa misma dinámica. Si a la desinformación respondemos con desinformación terminaremos como los personajes de la "Granja de Animales" de Orwell: nos rebelaremos y quitaremos a los "tiranos" solamente para remplazarlos por unos nuevos.
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