No habrá rediseño del Tratado de Lisboa: Sarkozy
"Las próximas elecciones al Parlamento Europeo (en junio de 2009) se celebrarán bajo el Tratado de Niza o el de Lisboa. No habrá un nuevo tratado", sostuvo el mandatario francés.
DPA
Publicado: 10/07/2008 08:24
Estrasburgo. No se diseñará un nuevo texto de reforma de las instituciones de la Unión Europea (UE) si el Tratado de Lisboa no logra ser ratificado por todos los miembros del bloque, advirtió este jueves el presidente francés, Nicolas Sarkozy, durante una comparecencia ante el Parlamento Europeo en Estrasburgo.
"Las próximas elecciones al Parlamento Europeo (en junio de 2009) se celebrarán bajo el Tratado de Niza o el de Lisboa. No habrá un nuevo tratado", sostuvo Sarkozy.
El mandatario se dirigió al órgano legislativo para presentar el programa de la presidencia francesa de la UE, que París ocupa desde el primero de julio.
El rechazo de Irlanda al Tratado de Lisboa ha generado "un problema institucional" para Europa, dijo Sarkozy, que criticó indirectamente al país por permitir a sus votantes decidir el futuro del tratado en un referéndum: "las cuestiones institucionales de Europa son un tema para los parlamentos, no para un referéndum".
También criticó personalmente al presidente polaco, Lech Kaczynski, por su decisión de no firmar el texto debido al rechazo irlandés: "ayudó a diseñarlo y dio su palabra de que lo firmaría. Esto no es una cuestión política, es una cuestión de moral".
Sarkozy anunció que viajará a Irlanda el 21 de julio para discutir formas de salir de la crisis y que propondrá una solución "en octubre o en diciembre".
También volvió a mostrar su oposición a ampliar el club comunitario en tanto no se creen nuevas instituciones para trabajar con nuevos miembros. "Fue un error no dar nuevas instituciones a Europa antes de la ampliación (de 2004)", admitió. "Estamos pagándolo hoy".
La aprobación en los próximos seis meses de un paquete de medidas para luchar contra el cambio climático tendrá la máxima prioridad de la presidencia francesa, adelantó Sarkozy: "somos la última generación que puede evitar una catástrofe. Si no hacemos nada, las generaciones siguientes sólo podrán limitar el daño".
Otras prioridades del semestre serán aprobar una ley de inmigración común para los 27 miembros, avanzar en una política de defensa europea y progresar en la política de subsidios agrícolas del continente.
Nota: Estará Sarkozy en condiciones de hablar de moralidad, cuando la voz de la población y su simple existencia le son tan ajenas, tan prescindibles. Seguramente es muy moral el acuerdo anti inmigratorio que apenas hace cuestión de semanas aprobó la comunidad europea, y que hará que los inmigrantes sin papeles que sean detenidos en suelo europeo puedan pasar hasta 18 meses retenidos en centros de internamiento mientras se tramita su expulsión. Podrán ser detenidos con una mera orden administrativa y una vez expulsados no podrán volver a la UE en cinco años. Los inmigrantes menores de 18 años no acompañados podrán ser repatriados. ¡Cuántos Evos hacen falta para denunciar y reclamar estas nuevas políticas inhumanas por parte de los prósperos países a los que les parece bien asaltar y explotar tierras extrañas pero no les gusta compartir su suelo con quien sólo pide trabajo!
Lisboa en Irlanda: un nuevo traspié para los arquitectos de la Europa del Capital
Vote Si, vote a ojos cerrados…
Lo cierto es que la campaña del Si fue incapaz de entregar argumentos convincentes porque no los tenían: no pudieron demostrarle al ciudadano promedio de la república qué beneficios podría traerles este Tratado, o en qué medida podría significar un avance para los intereses del conjunto de la sociedad, para los derechos sociales, para una mayor participación y democracia. Esta clase de debate fue, a toda costa, evitada por el gobierno y por toda la élite política pues sabían bien que la llevaban de perder. Entonces su apuesta fue el voto de confianza: en los carteles llamando a votar Si figuraban los políticos de los principales partidos: laboristas, Fine Gael, Fianna Fáil, Progressive Democrats. Al lado de sus caras con sonrisas estiradas y fingidas, el llamado al voto respaldo.
Todo el espectro de la política oficial-parlamentaria (salvo el partido republicano Sinn Féin y algunos diputados independientes) se había posicionado por la ratificación de Lisboa. Y sin embargo, el pueblo votó en contra de la opinión del 94% de los representantes electos, con lo cual quedó claro el rechazo del pueblo irlandés a la política tradicional de este país y su distancia de ella, así como la distancia entre la ciudadanía y los medios oficiales, que fueron militantes a favor del Si. Y es que, en verdad, si uno ve a gente como John Gormley (verde), Eamon Gilmore (laborista), Bertie Ahern (Fianna Fáil, ex-primer ministro que tuvo hace poco que renunciar por corrupto), Enda Kenny (Fine Gael), de la mano con los insufribles Progressive Democrats (ultra-neoliberales), llamando a votar por el Si, uno tiene derecho a sospechar qué es lo que se está tejiendo...
El No: muchas razones y muchas motivaciones… pero el instinto correcto
Si el instinto popular estuvo en lo correcto al rechazar el déficit democrático de Lisboa, las reacciones arrogantes y profundamente hostiles de las autoridades europeas a la manifestación soberana del pueblo irlandés, no han hecho sino confirmar lo correcto que el pueblo irlandés estuvo en decir No. Las pataletas en el continente han estado a la orden del día: desde Sarkozy que insiste en ignorar el “incidente” irlandés y avanzar como si nada, hasta el ministro alemán que sugirió indirectamente excluir a Irlanda. Estas pataletas no deben ser tomadas sino como tales, y no vale la pena darles mayor importancia que la que tienen. Pero son un fiel testimonio del “valor” que el establishment político europeo otorga al más sencillo de los derechos democráticos: “si el pueblo no vota lo que nosotros queremos, lo ignoramos (en el mejor de los casos) o lo castigamos (en el peor)”. (¿notan algún parecido con la práctica de nuestra clase política mexicana?)
Lo que sí está fuera de toda duda, es que los políticos europeos e irlandeses no tendrán ni la estatura moral para aceptar el resultado, ni la humildad para respetar esta opción, ni la inteligencia para comprender su profundo significado: que el proceso que se está construyendo con la Europa del Capital, y que se ha acelerado desde el Tratado de Maastricht en adelante, carece completamente de legitimidad. Si no me creen, a ver si se atreven a hacer referéndum en los otros países europeos para que vean cómo les va...
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