Dinero
■ El suicidio de los millonarios
■ Pierden su fortuna, prefieren la muerte
■ La dieta del pavo (2)
Uno de los hombres más ricos del planeta, el alemán Adolf Merckle, número 94 de la lista de Forbes, con una fortuna estimada en 9 mil 200 millones de dólares, se suicidó el lunes en las cercanías de su casa arrojándose al paso de un tren. Tenía 74 años. La revista narra el suceso con estas palabras: “Enfrentaba presiones de los bancos que le exigían dinero o documentos para cubrir sus deudas, se había acercado al gobierno provincial de Baden-Wuertemberg en busca de apoyo, sin éxito, y negociaba con sus acreedores semanas antes de su muerte”. Había hecho una mala inversión en acciones de Volskwagen. Es el segundo multimillonario que se quita la vida en medio de la crisis. El primero, Thierry Magon de la Villehuchet, de 65 años, fue hallado muerto en su departamento de Nueva York la última semana de diciembre. Había perdido mil 500 millones de dólares que le confió a Bernard Madoff, el personaje de Wall Street que aparece como responsable de un fraude tipo pirámide por 50 mil millones de dólares. Estos sucesos trágicos recuerdan los ocurridos en la Gran Depresión y, por otro lado, muestran la incomparable ventaja de ser multimillonario en México: a pesar de las muchas crisis ninguno se ha suicidado. Diligentemente el gobierno mexicano los rescata y pasa sus deudas a los contribuyentes.
Desmemoriado
Dice el presidente de la Cámara de Diputados, el priísta César Duarte, que es “una aberración que el precio de los combustibles sea más alto en México que en otros países”. Ya olvidó que cuando la Cámara aprobó el presupuesto federal de 2009 automáticamente autorizó el incremento de los energéticos, venía incluido en el renglón de ingresos. Hasta se pusieron de pie los señores legisladores, cantaron el Himno Nacional y aplaudieron su hazaña. Tal vez Duarte no leyó la letra chiquita, pero también aprobaron el aumento a la electricidad.
Cables fosfatados
Ahora que conocemos el diagnóstico de expertos del Vaticano confirmando los problemas mentales de Fox podemos tomar con sentido del humor sus ocurrencias. Anuncia que se reunirá con el presidente Obama. Lo cierto es que solicitó una cita que eventualmente será considerada a fin de que lo reciba alguno de los ayudantes de tercer nivel del hawaiano. El ex senador por Illinois fue de los ofendidos por aquella frase de La Zebra en el sentido de que los mexicanos tenían que tomar trabajos “que ni los negros querían aceptar”.
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