domingo, mayo 31, 2009

Milenio

El michoacanazo: decisión sospechosa

Acentos

Jorge Medina Viedas, Milenio

  • 2009-05-31•

Con la detención masiva de funcionarios y presidentes municipales de Michoacán crujieron los esqueletos del sistema político. Las generaciones que han vivido los cambios políticos del país de finales del siglo pasado hasta hoy no habían visto una operación como la que el Estado mexicano llevó a cabo en tierras purépechas.

Vamos a repetir entre el vocerío que el michoacanazo fue un acto de poder inédito. Lo cierto es que el gobierno federal hizo efectiva una línea de conducta que ha venido practicando: centrar su legitimidad en la lucha contra el narcotráfico. Imitó así, tardíamente, a aquellos gobiernos de débil legitimidad que acuden a la espectacularidad del ejercicio del poder para superar una deficiencia de origen; en este caso, buscando implantar la creencia de que en Los Pinos hay coraje y valor. El comercial de Polanco y Las Lomas “siga valiente señor presidente” lo confirma.

Digamos de todas maneras que en este evento se demostraron méritos que no se pueden negar. Minuciosa labor de inteligencia. Limpieza en el operativo. Vimos a los detenidos caminar sorprendidos pero sonrientes rumbo a su destino. Todos se conocen tal vez. Detenidos y custodios. Cruzaban entendimientos, miradas entrambos de color cínico marrón.

Es probable, asimismo, que haya razones múltiples, algunas hasta elementales, para haber omitido la cortesía de que tanto se habla, consistente en informarle previamente de la acción que estaba en marcha al gobernador Leonel Godoy. Inclusive, pensando en la seriedad del operativo, no era necesario en términos estrictos. Pero, ¿y el arropamiento y protección y hasta reconocimiento al gobernador panista Marco Antonio Adame, que no se tuvo con Godoy del PRD?

Por más que se intente establecer diferencias en los procesos de investigación para justificarlo, la omisión en el caso de Godoy mancha la intención del operativo. Y para los críticos de este insistente señalamiento, siguiendo al Presidente, en el área de pedagogía traumática, el procurador Medina Mora, Eduardo, ya contestó y advirtió: hay 540 (o 570) funcionarios más en proceso de investigación. ¿Se entendió bien?

Mejor no sigan, se quiere decir, y ya está en las columnas de los avezados que pronto, antes de las elecciones del 5 de julio, será detenido un gobernador y habrá otros operativos del mismo calibre.

La procuración de justicia sujeta a los plazos de la política electoral es parte de la estrategia de propaganda del partido que la gestiona.

Y es que con las elecciones en el horizonte inmediato, acciones de esta envergadura están aliadas con las intenciones políticas electorales del partido del Presidente. La cadena invisible que une a una decisión de este tipo con el sentimiento de hartazgo de la población, que apoya el combate a los criminales, da como resultado automático el reconocimiento de aquella. Y por ello, en las condiciones actuales, la política del gobierno ha buscado que esta respuesta a la sociedad se traduzca en votos para el partido del Presidente.

Por lo mismo, son igualmente sospechosas de clientelares y propagandísticas las decisiones de reducir el costo del gas —dirigida a las clases medias que tiene el privilegio de usarlo— y la atención incondicional en las instituciones de salud públicas, a todas las mujeres en contingencia de dar a luz, anunciadas en este mismo contexto electoral por el presidente Calderón.

O sea, in extenso, la vinculación de la estrategia del Presidente con las de su partido en ruta a la contienda electoral es evidente. Diría que hace tiempo no se había visto convergencia tan perspicua entre el gobierno en el poder y su partido. Es perceptible a todas luces que el líder del PAN, Germán Martínez, sigue la línea del Ejecutivo. Aparentemente el tándem funciona. La hermenéutica de Martínez es solícita y quiere ser puntual. Se esfuerza.

Pero queda por ver si esta ecuación es eficiente en términos de resultados electorales. Las más recientes encuestas vuelven a mostrar ventaja del PRI. Éste se mantiene seis puntos arriba del PAN. Esto quiere decir que las acciones que el gobierno federal cree generadoras de votos no son tan efectivas como lo desean.

O puede ser que otras cosas del gobierno vayan mal: el empleo, la economía, la agricultura o la educación, que conforman el desastre nacional, por ejemplo.

O que también la actitud temperamental del líder panista sea ya un lastre que aporta más negativos que positivos. Sí que hay en la población personalidades que son como Martínez: pendencieros, arrogantes, impresentables, sangrones. Pero no son, en modo alguno, ni siquiera una cuarta parte de los panistas.

jorge.medina@milenio.com
          

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