martes, junio 23, 2009

Mañana


Doblaron las manitas.

Jacobo Zabludovsky, 22 de junio de 2009

Los puristas del idioma dirán que no, que su fino oído de políticos los hizo escuchar la voz del pueblo, voz de Dios. Pero su oído fue de artillero hasta que el coro de apoyo al voto nulo los aturdió y cayeron de su nube porque les empezaba a llegar la lumbre a los aparejos.

El Senado de la República instalará mañana martes una mesa de diálogo, discusión y evaluación “sobre el modelo político electoral, con miras a realizar una nueva reforma en la materia para los comicios de 2012”. Manlio Fabio Beltrones, del PRI, presidente de la Junta de Coordinación Política, anunció que invitará a la mesa a especialistas, académicos, investigadores y todos los que estén preocupados por el tema, para que opinen. Gustavo Madero, del PAN, presidente del Senado, dijo que se estudiará una reforma porque “hoy escuchamos propuestas que invitan a anular el voto, otras que plantean modificaciones a la legislación actual, y algunas que invitan a la reflexión sobre si el modelo actual es el más conveniente”. Y Carlos Navarrete, coordinador de los senadores del PRD: “Es mejor que desde ahora se vaya evaluando el modelo electoral… se abre el diálogo para escuchar opiniones”.
Doblaron las manitas

Cuando faltan dos semanas para las ir a las urnas, el voto nulo ganó las elecciones. No importa cuántos votos nulos se depositen, ni su número ni su porcentaje. El voto nulo se apoderó del escenario a la manera del tenor que imita la gutural modulación del bajo. No se habla de otra cosa y un debate entre dos jefes de partido hubo de anularse (se pone de moda el verbo) porque a nadie le interesaba su diálogo previsible. La Cámara de la Industria de la Radio, formada por profesionales que saben su negocio, expuso vagos argumentos de equidad y los mandó a su casa.

Lo importante ahora es no desaprovechar el voto nulo, que sorprendió a los políticos en el candelero como al tigre de Santa Julia, y hacerlo plataforma de lanzamiento de un proyecto de transformación profunda. La primera consecuencia del voto nulo será, irremisiblemente, la adecuación de las leyes electorales a una realidad bocabajeada: el derecho de los ciudadanos a elegir a sus gobernantes sin la intermediación obligada, exclusiva y monopólica de los partidos políticos. Ya es, desde ahora, un traumatismo para la clase política que no calculó la velocidad con que los arrolló un descontento popular que, me temo, no se conformará con la aspirina de le reforma legal.

El desperdicio de la oportunidad histórica debería ser tipificado como delito político y penalizado en forma ejemplar. El Partido Acción Nacional desperdició en el año 2000 la oportunidad que le daba el pueblo para transformar al país. No hubo dudas de la legitimidad del sufragio y el fin de siete décadas del PRI en el poder alentó la esperanza general. Nunca en la historia del México independiente, repito: nunca en la historia de México desde su independencia se habían conjugado tantos factores para que un gobierno pudiera actuar con el apoyo entusiasta del voto mayoritario.

El cura Hidalgo abolió la esclavitud y Morelos publicó los Sentimientos de la Nación en la guerra la de Independencia. Benito Juárez promulgó el conjunto de leyes que conocemos como de Reforma, que le dieron a México su segunda independencia, después de una guerra interna y otra contra la intervención francesa. La Constitución fue consecuencia de una guerra civil.

Hace 10 años el candidato del PAN llegó a la Presidencia en una etapa de paz, sin violencia, en votación libre, con la promesa del cambio. Pero sigue la corrupción, la injusticia social, la concentración de más dinero en menos manos, la repartición de cuotas de poder institucional entre los que prometió encarcelar, el aumento de la burocracia inútil, la aparición del cuatismo o cuatachismo, en lugar de la designación de los mejores para integrar un gobierno. Los hombres no alcanzaron la dimensión del desafío. No se dieron cuenta. La incapacidad, la carencia de voluntad y sabiduría para conducir al país en el instante en que un relámpago iluminaba las posibilidades, nos dejaron igual o peor que antes.

El desperdicio de la oportunidad histórica no es un delito. Todavía. Pero ya era y es un error. No lo volvamos a cometer. Vayamos a votar nulo el 5 de julio. Es la única manera de no perder la oportunidad. Quizá esta se nos presenta por segunda vez. Tal vez no. Pero sólo el voto nulo, sin deuda de favores ni pago de compromisos, nos permitirá dar un paso al futuro distinto.

No tenemos derecho a tropezar otra vez con la misma piedra.

El desperdicio de la oportunidad histórica.


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