“EL CAMBIO SE VA A DAR EN MÉXICO DE ABAJO HACIA ARRIBA; ESTOY OPTIMISTA Y NO ES DISCURSO”: LÓPEZ OBRADOR
El día de ayer, Andrés Manuel López Obrador participó en la presentación del libro La ruptura que viene, crónica de una transición catastrófica, de Porfirio Muñoz Ledo. Dicha ocasión sirvió para que el presidente legítimo de México dibujara el panorama de la situación económica, política y social del país. De su intervención, el servicio de noticias ISA reproduce a continuación sus partes sustanciales.
¿Por qué estamos en esta crisis económica, social y política, cuáles son los antecedentes? Todos sabemos que cada vez que el pueblo quiere defender sus derechos, mejorar sus condiciones de vida, de trabajo, se tiene que enfrentar a regímenes autoritarios y antidemocráticos; eso es el movimiento estudiantil del 68, eso es también el fraude electoral de 1988 y a eso obedece también el fraude electoral del 2006.
La crisis actual, además, tiene que ver con el modelo económico que se ha venido imponiendo desde 1982; en esencia, han convertido al gobierno en un comité al servicio de unos cuantos; ni siquiera en términos cuantitativos, ha habido resultados del modelo económico que se ha venido aplicando.
En 25, 26 años, no ha habido crecimiento de la economía en nuestro país, la tasa promedio de crecimiento económico ha sido 2 por ciento anual y si descontamos el aumento en la población, el resultado es crecimiento económico cero.
Esto no se había dado desde la etapa más pronta de la Revolución Mexicana, esto no había pasado en la historia reciente del país; recordemos que de 1934 a 1982 la tasa de crecimiento de México se dio a razón de 6 por ciento anual.
Hasta el 82 había lo que llaman los especialistas, los sociólogos, movilidad social: el hijo del campesino, del obrero, del maestro, del comerciante, podía —con el trabajo, con el estudio— ascender en la escala social; el modelo económico neoliberal canceló esa posibilidad.
Han establecido un sistema que condena a la mayoría de los mexicanos a la pobreza, al desamparo y a la supervivencia, a irla pasando; se ha cancelado el futuro para millones de mexicanos. En nuestro país, sólo pueden progresar unos cuantos; el camino que han dejado a los mexicanos para poder salir adelante es el camino de la migración, el abandonar a sus familias, a sus pueblos, para ir a buscar trabajo del otro lado de la frontera.
Esta es la situación real que se vive; ahora todo esto se ha agravado por el fraude electoral, la gente tenía fincada las esperanzas en que las cosas realmente iban a cambiar en beneficio de las mayorías y sobre todo de la gente humilde, y de la gente pobre. Este cambio era necesario y justo y lo frenaron, lo detuvieron, porque predominó la codicia y el afán de lucro. Ahora estamos padeciendo una crisis en lo político, en lo económico, en lo social.
En lo político, la crisis es evidente; a partir del fraude se reflejó más el hecho de que las instituciones están al servicio de una minoría; no voy a extenderme en el tema, pero creo que lo que estoy afirmando es de dominio público.
La sociedad política está podrida —ésa es otra realidad—, desprendida totalmente de los sentimientos, de las demandas, de las carencias del pueblo, en un divorcio notable entre la llamada clase política y el pueblo de México.
El régimen actual, fruto de un fraude electoral, se sostiene por el aparato y fundamentalmente el control que tienen los potentados de los medios de comunicación, de manera particular el control que ejercen de la televisión. Lo digo en una frase: que “sería del pelele sin la tele”.
Hoy desgraciadamente hay más pobreza, más desempleo, carestía, cosa que por cierto no es noticia en los medios de comunicación, no se dice que la tortilla, el frijol, el arroz, el aceite, en 18 meses ha aumentado en cien por ciento. No se dice que en 18 meses de usurpación, el poder adquisitivo del salario, el poder de compra del pueblo se ha reducido en 30 por ciento. Ahora no sólo hay más pobreza, desempleo, carestía; hay algo que debe de preocuparnos a todos, que es el hecho de que en amplios sectores está predominando el escepticismo y la frustración. Muchos ciudadanos que piensan que no hay salida.
También por este modelo económico —que tiene responsable con nombres y apellidos— se ha llevado al país a una situación de inseguridad y de violencia, como tampoco se veía en muchas décadas; más de 5 mil asesinatos en 18 meses y esto no se va a resolver con el discurso de siempre, propagandístico, sensacionalista, de la mano dura y de leyes más severas y de penas más largas y construyendo más cárceles, eso no va a resolver el problema.
La manera más eficaz, más humana y más barata de garantizar la tranquilidad, la seguridad, la paz social en el país, tiene que ver con la creación de empleos, con mejorar las condiciones de vida, de trabajo. Sería realmente extraño que después de 25 años de estancamiento económico, sin generarse empleos, después de 25 años de corrupción y de inmoralidad, no hubiese inseguridad y violencia.
Acabo de estar en Coahuila, la semana pasada, es realmente muy preocupante y triste lo que sucede en La Laguna; les comparto esta experiencia: la gente de Torreón y de Gómez Palacio, Coahuila y Durango, se están encerrando en sus casas desde las 8 de la noche, porque prevalece, impera el miedo y el temor por la violencia que se ha desatado. Yo recordaba ahora, en esta gira, que una de las cosas que hizo Salinas para vengarse porque los campesinos de La Laguna votaron por el ingeniero Cárdenas, fue precisamente desmantelar con saña toda la actividad productiva de La Laguna; ahí están ahora los resultados.
No es como dicen en los medios o como lo está diciendo el gobierno usurpador, que se trata de pleitos entre las bandas; hay que ver quiénes son los que están engrosando las filas de la delincuencia organizada: jóvenes a los que se les canceló la posibilidad de salir adelante, que se les cerraron las puertas, que no tuvieron posibilidad ni de trabajo, ni de estudio, porque encima de todo han venido aplicando una política educativa que excluye a miles de jóvenes.
Cada año 300 mil jóvenes que quieren ingresar a las universidades públicas son rechazados con el pretexto de que no pasan el examen, cuando en realidad lo que sucede es que las universidades públicas no cuentan con presupuesto suficiente y no hay espacio, y no hay cupo.
A todo eso ha llevado esa política injusta, absurda e irresponsable; pero por si fuese poco ahora, como si estuviese muy bien el país, como si hubiesen funcionado sus políticas privatizadora, ahora quieren entregar el petróleo a particulares, y sobre todo a extranjeros.
En el caso de que lo lograrán, que nosotros no fuésemos capaces de impedirlo; aceptando sin conceder, como dicen los abogados, ¿qué es lo que le esperaría al pueblo de México?: más pobreza, más desempleo, más inseguridad, más violencia, la destrucción de nuestro país, ésa es una de las razones de fondo por las que no queremos la privatización del petróleo.
Queremos que nuestros hijos puedan caminar por la calle, con tranquilidad, libres de temores y de miedos; si esta gente ambiciosa, codiciosa, enferma de la ambición al dinero no actúa de manera responsable, nosotros lo vamos a seguir haciendo.
Y también quiero compartir, para concluir, un punto de vista acerca de la transformación que necesita el país; no creo que los cambios que necesita el país, la renovación de las instituciones, se dé a partir de iniciativas de la llamada sociedad política, no creo que el motor principal de este cambio esté en la llamada sociedad política.
Sí considero que van a contribuir a estos cambios las contradicciones que se están dando arriba, pero creo que lo fundamental va a ser el empuje del movimiento ciudadano; el cambio se va a dar en México de abajo hacia arriba y estoy optimista y no es discurso.
Estoy junto con muchos mexicanos, mujeres y hombres, trabajando todos los días para la transformación del país y para la construcción de una Nueva República y estoy seguro de que vamos a lograr la transformación que necesita México.
Tengo varias razones, tengo elementos que considero importantes: primero es que hay ahora más que nunca un movimiento ciudadano muy consciente y con mucha politización; nunca en la historia de México, en ninguna de las grandes transformaciones que se han presentado, ni en la Independencia, ni en la Reforma, ni en la Revolución, había habido tanta gente como ahora, consciente y dispuesta a luchar por un verdadero cambio, eso es lo que motiva mi optimismo.
Lo otro que motiva mi optimismo es que nos asiste la razón, tenemos autoridad moral y también algo que tiene que ver con la historia: en México nunca ha echado raíces la derecha; el conservadurismo sólo ha prevalecido de manera transitoria, el pueblo de México tiene alma colectiva, tiene convicciones libertarias y por eso considero que más temprano que tarde va a triunfar la causa de la justicia, la causa de la libertad, y la causa de la democracia.
Y como decía el presidente Juárez: vamos a rescatar a México como se pueda, con lo que se pueda y hasta donde se pueda. Muchas gracias.
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