Asimetrías. Rescatar mexicanos...

Fausto Fernández Ponte

El Presidente de Facto, Felipe Calderón, se ha exhibido como un cid campeador –magister dixit— del perogrullo, a propósito no del deceso de su amigo Juan Camilo Mouriño, sino a fuer de la crisis que estruja a México.


Don Felipe ha dicho reiteradanmente --en San Salvador, primero, y ayer aquí— que la crisis de la globalización se debe superar mediante nuevas reglas en el ámbito financiero. Esa, dijo, será su propuesta ante "Los 20".


Los 20, como sabríase, son los jefes de Estado y de Gobierno de países con economías desarrolladas y "emergentes" que asistirán al cónclave "cumbre" convocado por George W. Bush, a realizarse en breve en Washington.


Y entre las economías emergentes inclúyese a la de México, considerada así con arreglo a paradigmas eufemísticos del Fondo Monetario Internacional y Banco Mundial, pese a lo inexacto de la calificación.


Y es que la economía de México no se ha desarrollado ni mucho menos "emergido" en los últimos 26 años. La tasa del PIB en ese cuarto de siglo ha sido del menos del 2 por ciento. La consecuencia de ello es espectacularmente dramática.


Y esa consecuencia la padecen brutalmente los mexicanos. A la incertidumbre social súmase la económica y política, así como la inseguridad pública y el sentir colectivo, creciente, de opresión.

II


La sensación general es la de que las mafias de personeros del Estado --el hampa de la política— han hecho de éste un ente plutocrático, al servicio de oligarquías mercantilistas bancarias, financieras y empresariales.


"Unos cuantos poderosos le han visto la cara de tonto a más de cien millones de mexicanos", escribe el caro leyente José María Varela, quien, dice, lee a éste escribidor en "Blogotitlán", un diario que circula por el ciberespacio.


El señor Varela dice: "A veces me pregunto si en realidad esos cien millones de mexicanos somos tontos y (que) por eso los políticos al servicio de la oligarquía y trasnacionales nos ven como realmente somos…


"Pero también creo que esos cien millones de mexicanos que los políticos y oligarcas ven como tontos no nos damos cuenta de nuestra realidad opresiva y esperamos un milagro o que alguien luche por nosotros y nos salve…


"quisiéramos que alguien nos rescate, así como el gobierno del Espurio (ya sabe usted a quién me refiero) está rescatando a empresarios y financieros y no a los verdaderos damnificados, el pueblo de México…


"Pero eso no ocurrirá. Al rescatar al sector privado –el de los ricos--, el gobierno está informándonos cuál es su vocación, y ésta no es la de servir al pueblo. Si no nos hemos dado cuenta merecemos que se nos considere tontos".

III

Prosigue el leyente Varela: "Pero no somos tontos. No nacimos tontos. Puede ser que nos hagamos tontos, en sustitución de valentía. Creemos lo que queremos creer. Y lo que queremos creer es que la cosa parece no estar tan mal…

"Como no protestamos, como nos aguantamos estoicamente, como no nos organizamos para defendernos o cambiar las cosas, políticos y oligarcas piensan que somos tontos, aguantadores y que aun podemos aguantar más".

"Por eso el Espurio insiste en más de lo mismo, pero peor (…) Proteger a los oligarcas y desproteger al pueblo. De eso se trata. Para eso Calderón fue instalado en Los Pinos. No se desviará un milímetro de su función".


Las reflexiones de éste leyente llevan a las propuestas del Presidente de Facto a Los 20. El objetivo estratégico no es el de sustituir el modelo neoliberal por otro ni limitar su globalización, sino fortalecerlo.


De lo que se trata es de preservar el modelo –la forma de organización económica— que permite el saqueo de México y la apropiación privada de la plusvalía del trabajo social y las riquezas naturales y las creadas.


Las propuestas calderonistas anunciadas implican más voracidad y mayor rapiñar del país y, por tanto, más vulneración de la economía popular y fortalecimiento de la posición financiera de los ricos y pudientes.


Implica ahondar y, a la vez, ampliar la brecha, y destruir puentes y redes de la capilaridad social y esperanza. Es una aberración rescatar a los ricos a expensas de los pobres; éstos financian a aquellos. Eso es opresión.

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