Vaciar de contenido los conceptos de las palabras

Jueves, 13 de Noviembre de 2008 00:00
María Teresa Jardí

Tan igual es todo, todos los días, en nuestro país, que a veces es difícil decidir sobre qué escribir. Nuestro compañero de diario, Edmundo Alzina Campos, hablaba en su colaboración de ayer sobre el ayuno de próceres o héroes en que nos encontramos y pedía que ya se dejara descansar al español mexicanizado del que parece su doliente viuda: es decir, el usurpador, añado yo, no quiere dejarlo ir. El hecho no es menor incluso porque con la exageración calderoniana, ante la pérdida del impresentable acompañante de camino, se evidencia el México de los de primer nivel y el México condenando al resto a una fantasmal existencia.

No sé si AMLO va a llegar a ser el Estadista que México necesita. Pero es claro que en el México de quinta, que es donde las familias mafiosas, que usurpan el poder, ubican al Movimiento Ciudadano, está el futuro distinto y posible para el país. Lo difícil es el cómo acceder a él. Porque ni siquiera ante el llamado de AMLO, millones estamos dispuestos a votar nuevamente por el PRD y como todos los partidos sufren del mismo cáncer terminal que el resto de las instituciones, es decir, como a los partidos también se les desarmó el entramado ético, no alcanzo a ver cómo el pueblo mexicano puede sumarse a la construcción de ese otro mundo posible que se va empezando a perfilar en el Cono Sur. Lo que me hace presumir que tendremos que esperar a que nos llegue Made en USA lo que quiera que sea que vaya a venir y por ello es tan importante la actitud que tome Barack Obama en el sentido de continuar con las imposiciones de la corrupta derecha de su país vinculada a la misma corrupta derecha transnacional que los grandes capitales manejan o si irá poco a poco desviando el camino para volver a la ruta correcta que pudo elegir el imperio yanqui, incluso por razones de inteligencia, para apartarlo del odio que hoy despierta en el mundo entero, lo que evidentemente lo convierte en vulnerable en todos sentidos.

No va a ser fácil ni siquiera para AMLO y menos aún para Ebrard, en el supuesto de que sea él el elegido, volver a levantar la estructura ética de las instituciones que le dan vida a toda república, en el entendido de que eso sea lo que quieran hacer si los dejan llegar.

Un joven amigo a modo, me cuestionaba el odio que él decía que sentimos los que estamos con AMLO y al hacerle ver que el odio lo despertaron ellos y que sienten, en todo caso, el mismo odio ellos por AMLO, se escudaba en el miedo que les despierta el Movimiento Ciudadano.

Es decir, un usurpador entreguista no debe desatar miedo en los otros ni siquiera ante la evidencia cotidiana de que lo único que es capaz de coleccionar son ejecutados, entre los que se incluye, muy posiblemente, a su acompañante de ruta favorito.

Y en cambio ellos se escudan en el sentirse, falsamente, obviamente, aterrados ante un Movimiento que sería orgullo de todo estadista en todo lugar del mundo.
Un Movimiento Ciudadano que debió existir desde siempre, el que pone candados a los gobernantes, el que garantiza que nunca jamás ni un gobernante ni un gobernado se ubique por encima de la ley, el que propicia la construcción del Estado de Derecho y del respeto a los derechos humanos, que es lo moderno, por cierto.

Quizá lo más grave de lo mucho achacable a la fascista derecha usurpadora es el haber logrado vaciar de contenido a los conceptos de las palabras. Si lo que salta a la vista es negro, ellos aseguran que es blanco y a la inversa.