por Enrique Cisneros y Millán, Machetearte.
Después del golpazo político que recibió el gobierno de Felipe Calderón con el deceso del número uno del país, Juan Camilo Mouriño, algunos sectores esperaban que el espurio reflexionara y diera un “golpe de timón político” que le permitiera rectificar la sarta de errores que ha acumulado durante dos años. Esto exigía que tuviera una visión más amplia.
Fue mucho pedirle ya que Calderón no sólo no rectificó sino que se cobijó en sectores corruptos del panismo ligados al nefasto Diego Fernández de Ceballos, prominente salinista.
Al nombrar a Fernando Gómez Mont como Secretario de Gobernación Calderón mandó el mensaje de que se atrincheraba en su partido, mismo que le ha hecho el vacío en otras ocasiones por haberse enfrentado a la corriente abiertamente salinista-foxista representada por Santiago Creel y el jefe Diego. A estas alturas, emPANizarse es una muestra de debilidad del calderonismo, decisión que se le revertirá a mediano plazo.
Con esta designación seguramente Calderón pretende atraer a su redil a muchos priístas afines a Carlos Salinas y desde luego a los Chuchos del PRD, que además de ser salinistas se quedaron huérfanos con la muerte de su padrino Mouriuño, pero no va a ser tan fácil pues el PAN va en franca retirada como lo demuestran los más recientes procesos electorales, donde el PRI, con un alto abstencionismo pareciera reconstituirse.
Para muestra basta un botón y Gómez Mont se trajo la sastrería entera; representó y defendió penalmente a Rogelio Montemayor, exdirector de PEMEX cuando fue acusado de peculado (hurto de caudales del erario), también fue quien como abogado se encargó de llevar el caso de Carlos Romero Deschamps, secretario general del sindicato petrolero para que quedara impune después del escándalo del Pemex-gate, y por si eso no fuera suficiente para evidenciar su tendencia pro-salinista fue nada menos que el defensor de Raúl Salinas de Gortari a quien no pudo librar de pisar la cárcel un tiempo por el delito de lavado de dinero, pero finalmente lo sacó de su encierro.
Por eso, cuando Gómez Mont dice que “no es hombre de maniobras ocultas”, significa que es un cínico que defiende descaradamente delincuentes de cuello blanco siguiendo fielmente la línea que le dicta su maestro Fernández de Cevallos, experto en la materia de traficar con influencias para litigar en contra del estado y a favor de los que dicen tener las manos limpias, pero la conciencia negra.
Sin embargo, la puja el poder al interior de los círculos más encumbrados de la política mexicana se torna compleja; las versiones sobre si el nuevo encargado de las políticas internas del país es del agrado del yunque, grupo radical de extrema derecha, que no existe, pero cómo friega, son encontradas. Según se sabe el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal , de filiación yunquista, lo acusó en su momento de litigar contra el estado siendo legislador, pero por otro lado el inexistente, pero chingaquedito yunque presionó el año pasado al panista Javier Corral para que renunciará como miembro del CEN de su partido, para luego hacer mutis cuando Fernando Gómez Mont ocupó su lugar.
Por otro lado, si Germán Martínez, secretario general del blanquiazul tuvo como uno de sus motivos remover a Santiago Creel de la coordinación de los senadores panistas, precisamente por que tenia problemas con las televisoras, parece que el nombramiento de Gómez Mont reabrirá la vieja rencilla, pues es por todos conocido que trae pleito casado con Salinas Pliego, dueño de TV Azteca, desde que el empresario televisivo se apoderó con métodos gangsteriles del canal 40, a quien Mont defendía.
Es por ello que sería muy ingenuo pensar que este o cualquier otro que nombrara Fecal al frente de la SeGob vendrá a hacer las cosas mejor, aquel (Mouriño) era un traficante de influencias que gustaba de practicar el nepotismo (preferencia que como funcionario público daba a sus parientes para las concesiones de contratos), éste (Mont), es también un traficante de influencias, pero más proclive al peculado, de todos modos Juan te llamas.
Aunque muchos de los enroques que están haciendo los partidos, incluyendo el de poner a Mont en la Secretaría de Gobernación tiene en la mira los procesos electorales, muchos trabajadores, han constatado que más allá de esto lo que realmente cambiará las situación del país es la organización y la acción popular, pero con una propuesta radical, revolucionaria. En esa línea se están moviendo diversos sectores. Hay que estar pendientes.
Después del golpazo político que recibió el gobierno de Felipe Calderón con el deceso del número uno del país, Juan Camilo Mouriño, algunos sectores esperaban que el espurio reflexionara y diera un “golpe de timón político” que le permitiera rectificar la sarta de errores que ha acumulado durante dos años. Esto exigía que tuviera una visión más amplia.
Fue mucho pedirle ya que Calderón no sólo no rectificó sino que se cobijó en sectores corruptos del panismo ligados al nefasto Diego Fernández de Ceballos, prominente salinista.
Al nombrar a Fernando Gómez Mont como Secretario de Gobernación Calderón mandó el mensaje de que se atrincheraba en su partido, mismo que le ha hecho el vacío en otras ocasiones por haberse enfrentado a la corriente abiertamente salinista-foxista representada por Santiago Creel y el jefe Diego. A estas alturas, emPANizarse es una muestra de debilidad del calderonismo, decisión que se le revertirá a mediano plazo.
Con esta designación seguramente Calderón pretende atraer a su redil a muchos priístas afines a Carlos Salinas y desde luego a los Chuchos del PRD, que además de ser salinistas se quedaron huérfanos con la muerte de su padrino Mouriuño, pero no va a ser tan fácil pues el PAN va en franca retirada como lo demuestran los más recientes procesos electorales, donde el PRI, con un alto abstencionismo pareciera reconstituirse.
Para muestra basta un botón y Gómez Mont se trajo la sastrería entera; representó y defendió penalmente a Rogelio Montemayor, exdirector de PEMEX cuando fue acusado de peculado (hurto de caudales del erario), también fue quien como abogado se encargó de llevar el caso de Carlos Romero Deschamps, secretario general del sindicato petrolero para que quedara impune después del escándalo del Pemex-gate, y por si eso no fuera suficiente para evidenciar su tendencia pro-salinista fue nada menos que el defensor de Raúl Salinas de Gortari a quien no pudo librar de pisar la cárcel un tiempo por el delito de lavado de dinero, pero finalmente lo sacó de su encierro.
Por eso, cuando Gómez Mont dice que “no es hombre de maniobras ocultas”, significa que es un cínico que defiende descaradamente delincuentes de cuello blanco siguiendo fielmente la línea que le dicta su maestro Fernández de Cevallos, experto en la materia de traficar con influencias para litigar en contra del estado y a favor de los que dicen tener las manos limpias, pero la conciencia negra.
Sin embargo, la puja el poder al interior de los círculos más encumbrados de la política mexicana se torna compleja; las versiones sobre si el nuevo encargado de las políticas internas del país es del agrado del yunque, grupo radical de extrema derecha, que no existe, pero cómo friega, son encontradas. Según se sabe el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal , de filiación yunquista, lo acusó en su momento de litigar contra el estado siendo legislador, pero por otro lado el inexistente, pero chingaquedito yunque presionó el año pasado al panista Javier Corral para que renunciará como miembro del CEN de su partido, para luego hacer mutis cuando Fernando Gómez Mont ocupó su lugar.
Por otro lado, si Germán Martínez, secretario general del blanquiazul tuvo como uno de sus motivos remover a Santiago Creel de la coordinación de los senadores panistas, precisamente por que tenia problemas con las televisoras, parece que el nombramiento de Gómez Mont reabrirá la vieja rencilla, pues es por todos conocido que trae pleito casado con Salinas Pliego, dueño de TV Azteca, desde que el empresario televisivo se apoderó con métodos gangsteriles del canal 40, a quien Mont defendía.
Es por ello que sería muy ingenuo pensar que este o cualquier otro que nombrara Fecal al frente de la SeGob vendrá a hacer las cosas mejor, aquel (Mouriño) era un traficante de influencias que gustaba de practicar el nepotismo (preferencia que como funcionario público daba a sus parientes para las concesiones de contratos), éste (Mont), es también un traficante de influencias, pero más proclive al peculado, de todos modos Juan te llamas.
Aunque muchos de los enroques que están haciendo los partidos, incluyendo el de poner a Mont en la Secretaría de Gobernación tiene en la mira los procesos electorales, muchos trabajadores, han constatado que más allá de esto lo que realmente cambiará las situación del país es la organización y la acción popular, pero con una propuesta radical, revolucionaria. En esa línea se están moviendo diversos sectores. Hay que estar pendientes.
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