En La Jornada del 29 de octubre de 1997 se narró una de las tantas historias de la "fuga" del banquero regiomontano Jorge Lankenau Rocha, quien había estado en arraigo domiciliario y, de pronto, "desapareció" de su residencia ubicada en San Pedro Garza García, Nuevo León.
El reportero Juan Manuel Venegas contó: "El sábado se 'fugó' de su casa. Ayer al mediodía, en Plaza Galerías de Monterrey, se entregó y lo trasladaron a la ciudad de México para presentarlo ante la juez federal que había ordenado aprehenderlo. A las 15:25 estaba en el juzgado y a las 19:30 ya volaba de regreso a su residencia".
A Lankenau se le acusaba de un fraude por más de 170 millones de dólares a inversionistas de la casa de bolsa Abaco.
Jorge Lankenau no estuvo ni tres horas en el juzgado tercero del Reclusorio Oriente, en donde se declaró inocente e hizo valer la suspensión provisional que dejó sin efecto la orden de aprehensión que la juez Olga Sánchez Contreras había girado.
Esa suspensión provisional se la había dado a Lankenau el juez primero de distrito de Nuevo León, Abraham Calderón Díaz, quien ya había sacado al banquero de otro problema legal.
De nada sirvieron los alegatos del entonces subprocurador de Averiguaciones Previas de la PGR, Everardo Moreno Cruz, quien llamó a "el juez favorito" de Lankenau.
Esa expresión del subprocurador provocó la airada protesta del abogado de Lankenau, Fernando Gómez Mont, quien, según la nota de Venegas, de inmediato exigió a la juez Sánchez Contreras que asentara la "falta de respeto" con que se conducía el funcionario de la PGR.
Obediente, la juez determinó que los alegatos de Moreno estaban "totalmente fuera de lugar", y Lankenau volvió a su casa.
Durante la diligencia Gómez Mont insistió en la inocencia de su cliente y, en un cambio de actitud respecto a sus declaraciones del sábado, señaló que Lankenau no pretendió evadir la acción de la justicia, "y tan no fue esa su intención que él mismo se entregó".
Según el abogado, al escabullirse el sábado, el ex banquero sólo pretendía "dar tiempo" para tener un proceso en el que se respetaran sus garantías.
Los abogados y su defendido, salieron visiblemente contentos del juzgado. Lankenau incluso esbozaba una leve sonrisa. "Se respetaron sus garantías constitucionales y ya nos vamos a casa. El (Lankenau) está contento; hoy volverá a cenar en su casa", comentó un seguro Gómez Mont.
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