viernes, noviembre 17, 2006

Deforestación, ¿más de lo mismo con Calderón?

Milenio Diario, 16 noviembre 2006
Monterrey, Nuevo León, México.

Javier Sepúlveda.

El tema de Valle de Reyes ha evidenciado la ausencia de verdaderas políticas públicas para abordar la deforestación que implica la acelerada pérdida de ecosistemas a lo largo y ancho del territorio nacional.

Ni el gobierno de Nuevo León ni el gobierno federal han demostrado interés real por preservar un área del estado que debería ser intocable, como lo es La Huasteca.

Encima, evidencian su ignorancia con declaraciones que, si no fueran estúpidas, parecerían candorosas, como ese funcionario que minimizó la importancia de la zona al argumentar que es un valle donde sólo hay arbustos y por ende no tiene mucho valor.

Para aderezar el caso, el gobernador Natividad González Parás hace declaraciones bastante tardías, además de tibias, en un asunto donde parientes, amigos y funcionarios de su Gabinete parecen tener más intereses de los que hasta la fecha han salido a relucir.

Como cereza del pastel, el titular de la Agencia del Medio Ambiente, José Luis Tamez, acaba de recordarnos que alguien se adelantó para dañar la zona de Valle de Reyes, depositando ahí toneladas de chapopote, residuos de pintura, de fibra de vidrio y otros tantos desperdicios con que debemos pagar el precio del progreso.

Tal vez lo que el funcionario quiso decir fue que la zona está tan deteriorada ecológicamente hablando que ya no vale la pena defenderla tanto, lo cual, en otras palabras, equivale a defender la ejecución del proyecto de Valle de Reyes, como lo han hecho casi todos los funcionarios estatales.

Los servidores públicos que minimizan la importancia de La Huasteca deberían saber que en sus montañas habitan decenas, si no es que cientos, de especies en peligro de extinción, como el agave regina victoriae moore, el cual, dicho sea de paso, es extraído por muchos paseantes para adornar sus jardines, ignorantes del daño que causan al ecosistema.

Esos mismos funcionarios que anteponen el interés económico al interés ecológico deberían saber que en las montañas de México habita 50 por ciento de las especies de pinos del planeta, y unas 150 especies de encinos, además de que la velocidad de depredación de las selvas y bosques lleva un ritmo imposible de compensar con la replantación de árboles.

Por eso huele a simple propaganda la reunión del presidente electo Felipe Calderón Hinojosa con Fernando Olvera, Fher, del grupo Maná, encuentro en el que hablaron del programa Pro Árbol, que se piensa implementar el próximo sexenio.

Es el programa recurrente de cada nuevo Presidente, de plantar millones de árboles que se registran en los informes oficiales pero que nadie cuida, y al final del sexenio la flora acaba tan depredada como el presupuesto.

Tal vez sería mejor comenzar por hacer el recuento de lo que tenemos y, antes que plantar, cuidar los árboles que han gastado tantos años en crecer, en lugar de tomarse fotos para anunciar buenas intenciones, mientras cientos de hectáreas de bosques son taladas.

jsepulveda@mty.milenio.com

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