miércoles, diciembre 17, 2008

10 billones de dólares, los costos económicos de la era Bush

■ La Reserva Federal reduce la tasa base de interés a casi cero, el nivel más bajo de la historia

■ La estafa financiera por 50 mil mdd, corrupción en gasto en Irak y otros completan la escena

■ Stiglitz hace los cálculos de los rescates con el erario; se desploman precios al consumidor

David Brooks (Corresponsal)


Nueva York, 16 diciembre. La crisis no toca fondo. La Reserva Federal tomó una acción más para intentar rescatar la economía, pero los indicadores oficiales describieron hoy un frenazo histórico en la actividad económica, mientras los engaños, estafas y robos antes disfrazados de maestría financiera permiten dar un vistazo a lo que estaba por debajo de todo lo que antes se llamaba “libre mercado”.

Además de los costos cada vez más extendidos y profundos de la peor crisis desde la gran depresión, el economista y premio Nobel Joseph Stiglitz calcula que la cuenta de las políticas económicas y los “excesos” durante la presidencia de Bush supera 10 billones de dólares.

Hoy la Reserva Federal –el banco central de Estados Unidos– redujo su tasa de interés base a casi cero (entre 0 y 0.25), su nivel más bajo en la historia. Con ello quemó el último cartucho de esa arma financiera para tratar de enfrentar la recesión. E indicó que realiza un giro en su política monetaria, el cual implica imprimir vastas cantidades de dólares para estimular la economía ya no sólo por el lado del crédito, sino con infusiones directas para resucitar el sector financiero (lo cual es ampliar lo que ya empezó en las últimas semanas).

Junto a ello, comprará instrumentos de deuda de los bancos (hipotecas, deuda de tarjetas de crédito, préstamos estudiantiles y más) con la idea de sanear las finanzas de los bancos y así promover la renovación de préstamos que son vitales para arrancar la economía, o eso es la teoría. Fue una combinación de iniciativas sin precedente que complacieron hoy a los mercados bursátiles.

Por otro lado, el gobierno federal reportó este martes que en noviembre los precios al consumidor se desplomaron a su tasa más rápida desde que se empezó a rastrear este dato en 1947, en gran medida por la reducción dramática en los precios de combustible, que cayeron 17 por ciento (el precio de la gasolina cayó 29.5 por ciento en ese mes). A la vez, la nueva construcción de vivienda se desplomó casi 20 por ciento y llegó a su nivel más bajo en medio siglo.

Entre lo que parece ser la estafa financiera más grande de la historia, con la desaparición de 50 mil millones de dólares a manos de una de las figuras más “confiables” y respetadas de Wall Street, nuevas revelaciones de corrupción e ineptitud en Irak por 100 mil millones, un reconocido abogado que defraudó por más de 380 millones a sus clientes, un gobernador acusado de ofrecer un escaño en el Senado al mejor postor… lo que antes se presentaba como el modelo económico a seguir ahora, al estallar la crisis, se ha desenmascarado en un gran juego de lucro para los más ricos y los políticos que lo permitieron.

Durante los últimos ocho años, se realizó un drástico traslado de riqueza a los más ricos: las ganancias empresariales se elevaron 68 por ciento, mientras el 10 por ciento de la población más rica concentró 95 por ciento de los incrementos en ingresos: las 15 mil familias más ricas duplicando su ingreso anual de 15 millones a 30 millones de dólares. Mientras tanto, los ingresos semanales en promedio de los trabajadores se mantuvieron estancados, y el valor de sus bienes se redujo.

Y ahora la ironía es que todos los que no se beneficiaron tienen que pagar la cuenta.

En estos últimos días todo mundo está sorprendido por las dimensiones de la estafa cometida por el financiero Bernard Madoff en su extravagante juego piramidal –o truco Ponzi, donde se le paga a viejos clientes con inversiones de clientes nuevos, pero todos creen que es fruto de sabias inversiones–, que sacudió al mundo de los ricos el jueves pasado con el arresto del mago inversionista. Como señalaron unos medios, algunos de sus clientes se durmieron el miércoles como personas ricas o muy bien acomodadas y despertaron el jueves como pobres, enfrentando decisiones de vender sus casas sólo para pagar cuentas y sacar a sus hijos de escuelas privadas.

Madoff era una figura que provocaba admiración y respeto en Wall Street, uno de los fundadores y después presidentes de la bolsa de acciones para empresas tecnológicas Nasdaq, y amigo y benefactor de ricos y poderosos. Todo acabó como tragedia griega, cuando sus dos hijos, que habían trabajado en su empresa toda su vida, lo delataron a las autoridades después de que les confesó que el negocio no era más que “una gran mentira”.

Pero con cada día que se expresa la crisis financiera y económica más grande desde la gran depresión, a través de despidos masivos, bancarrotas, indicadores económicos cada vez más oscuros, y los incrementos en pobreza, hambre y desesperación, también se revelan, poco a poco, detalles sobre cómo estalló este gran desastre, y muchos concluyen que, igual que en el caso de Madoff, mucho fue “una gran mentira”.

Y lo que se va revelando es que gran parte de la economía financiera era estafa: bancos que otorgaban préstamos y hipotecas y especulaban después con esa deuda, inversiones de los llamados fondos de cobertura de riesgo que, ante la falta de regulación, simplemente eran operaciones casi ficticias; negocios de guerra donde el erario pagó miles de millones para beneficiar a empresas que no cumplían con sus tareas. Y esto es apenas lo que se conoce hasta la fecha.

De hecho, el mismo día en que Madoff fue detenido y presentado ante un tribunal, un prominente abogado de Nueva York, Marc Dreier, también fue presentado ante otro juez acusado de haber defraudado a inversionistas por más de 380 millones de dólares con inversiones ficticias en el sector inmobiliario. Ahora la pregunta es: ¿cuántos casos más como estos existen?

En estos dos casos, los ricos engañaron a otros ricos, y aparentemente ahí no existía el honor entre delincuentes. Pero el hecho es que, mientras las víctimas denuncian los hechos y la omisión de las autoridades en regular estos negocios –una familia declaró que Madoff le había “robado el futuro a nuestros hijos” al esfumarse su inversión–, se podría decir que para las grandes mayorías ha ocurrido lo mismo en una escala enorme: los banqueros y los políticos responsables de esta crisis les han robado el futuro a millones de niños.

El pago por la avaricia

Stiglitz calcula el precio de los ocho años de políticas económicas y excesos del gobierno de Bush en 10.35 billones de dólares. Él y su colega Linda Bilmes escriben en la revista Harper’s que, empleando suposiciones conservadoras, la cuenta de lo que llaman los excesos de la era de Bush, o sea el total de la nueva deuda combinada con las obligaciones acumuladas, llega a esa suma.

“En los ocho años desde que George W. Bush llegó a su puesto, casi todo componente de la economía de Estados Unidos se ha deteriorado”, escriben Stiglitz y Bilmes, y ofrecen la lista: los déficit de presupuesto, comercio y deuda han alcanzado niveles sin precedente; casi 4 millones de empleos manufactureros han desaparecido; 5 millones de personas no tienen seguro de salud, la deuda del consumidor casi se ha duplicado. Junto con los costos de todo esto, recuerdan se cálculo de que el precio real final de la guerra en Irak llegará a unos 3 billones de dólares.

“Ahora casi todos los días nosotros pagamos la cuenta en esta ciudad y este país por la avaricia sistémica que floreció con el presidente saliente y todos sus hombres… Éste es el país que Bush trasladará a Barack Obama en unas cuantas semanas, un país que ha perdido el rumbo”, escribió el columnista Mike Lupica en el New York Daily News.

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