viernes, diciembre 19, 2008

Triste, ser galardonada por defender los derechos humanos: Isabel García

■ Desde 1976 lucha en EU contra la militarización de la frontera con México

■ La activista pro migrantes recibió el Premio Lannan a la Libertad Cultural

Arturo Cano

“Esto es casi como escarbar con las uñas”, dice Isabel García, a un tiempo triste y feliz de recibir el Premio Lannan a la Libertad Cultural, que han merecido personajes como Arundhati Roy, Robert Fisk, Eduardo Galeano y Mahmud Darwish, poeta nacional de Palestina.

A la defensora desde hace 30 años de los derechos humanos de los inmigrantes, abogada de oficio en el condado de Pima, en Arizona, le entristece ser premiada “no por luchar por grandes demandas, sino por los derechos básicos de las personas”.

Dura crítica de las políticas migratorias de Estados Unidos y México, García ha sido atacada con mayor fuerza en los últimos meses por grupos conservadores y de antinmigrantes.

En julio pasado, por ejemplo, participó en una manifestación contra el alguacil de Maricopa, Joe Arpaio, declarado enemigo de los migrantes, quien hace vestir a los detenidos de color rosa y ha llegado a arrestar ciudadanos estadunidenses por el “delito” de escuchar música en español. Varios jóvenes manifestantes llevaron una piñata con la figura del alguacil y, a palazos, la “decapitaron”. Como ella estuvo presente en la manifestación, desde algunas estaciones radiofónicas se lanzaron duramente en su contra y demandaron su cese como defensora legal del condado de Pima.

“Quieren reprimir las pocas voces que denunciamos la ola de racismo en Arizona”, dijo en esos días.

No lo consiguieron, pero sigue siendo blanco permanente de los ataques de los grupos enemigos de los inmigrantes. Por eso cree que el prestigiado galardón “realmente nos cayó en un buen tiempo, pues hemos recibido muchos ataques y este premio va a ayudar en nuestro trabajo”.

El Premio Lannan a la Libertad Cultural se entrega a personas cuya labor sea un ejemplo en la lucha en favor de los derechos humanos y la libre expresión. La fundación que entrega el galardón, dotado con 150 mil dólares, define la “libertad cultural” como “el derecho de las personas y de las comunidades a defender y preservar diferentes tipos de vida y culturas habitualmente amenazados por la globalización”.

“Ni nuestros amigos entienden”

Isabel García tiene familiares en Texas. Los visita poco. “No me gusta ir a visitarlos porque para llegar tengo que pasar cuatro retenes dentro del mismo territorio de Estados Unidos. Es una violación a la Cuarta Emmienda, aunque la Corte Suprema diga que no.”

Copresidenta de la Coalición de Derechos Humanos, con sede en Tucson, Arizona, desde 1976 García batalla simultáneamente en defensa de los migrantes y contra la militarización de la región fronteriza.

“La política de mano dura no ha evitado que las personas sigan cruzando la frontera; sólo ha conseguido poner en peligro a miles de hombres, mujeres y niños. Las muertes en la frontera son resultado directo de la política de Estados Unidos.”

García no desdeña el trabajo de grupos humanitarios e iglesias que trabajan en la frontera, pero piensa que la batalla debe enfocarse en las políticas migratorias de México y Estados Unidos, el desarrollo económico y una reforma política real. “El endurecimiento de la frontera no viene de los ataques terroristas de 2001; más bien, coincide con la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio. Es una política que ya caminaba desde antes.”

En entrevista con La Jornada, dice que en Estados Unidos “incluso nuestros amigos, los aliados nuestros, no entienden que ellos también son parte del muro, mientras sigan siendo partícipes de esa política de mano dura, de ese concepto de seguridad fronteriza”.

La activista lamenta que en Estados Unidos no haya habido la oposición suficiente para poner fin a una política migratoria que atenta contra los derechos humanos de los inmigrantes.

“Ni nuestros amigos entienden que con lo que se hace a los migrantes resultamos todos dañados. Más y más agentes, más equipos, más policía ahora para vigilar a los patrones; todo eso es, además, mucho dinero de los contribuyentes sin ningún resultado.”

Los ganadores con esta política –dice– no son los ciudadanos, sino empresas como Correction Corporations of America (CCA), que administra buen número de las cárceles privadas en Estados Unidos. Muchas de esas prisiones son ahora la morada de miles de inmigrantes.

Señala que CCA tiene historial de abusos y corrupción, y obtiene “ganancias increíbles”. En los últimos años, las ganancias de CCA han crecido efectivamente en 15 por ciento. Tom Barry, director del Proyecto Transfronterizo del Centro de Política Internacional, con sede en Washington, estima que 40 por ciento de los ingresos de esa corporación proceden de los centros de detención de indocumentados.

“Muchos están ahí acusados de robo de identidad, cuando no la robaron, se inventaron una, y gracias a eso el Seguro Social de Estados Unidos ha recibido 200 mil millones de dólares que los inmigrantes nunca verán.”

Un millón de gracias

En 2006, a García le fue otorgado el Premio Nacional de los Derechos Humanos, que entrega la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH). Sin embargo, ella no se presentó a recibirlo porque, contra lo acordado, se canceló su discurso en una ceremonia encabezada por el presidente Felipe Calderón. En ese entonces la activista lamentó que en la citada ceremonia ni siquiera se hayan citado términos como militarización e impunidad, ni se haya hecho referencia a la muerte de miles de migrantes en la frontera.

“Es un hecho ineludible que la militarización de la frontera avanza, y en la ceremonia oficial de premiación no se dijo absolutamente nada; también es innegable la impunidad con que actúan los cuerpos policiacos en contra de los migrantes, y no se dijo nada; vergonzosamente, tampoco se dijo nada de las más de 400 muertes que cada año ocurren en la frontera norte, ni de las más de 5 mil personas que desde 1994 han perdido la vida en su intento por cruzar a territorio estadunidense, según los cálculos más conservadores”, señala.

Paradójicamente, acaba de recibir un premio que celebra la libertad de expresión. “Queremos completar este premio con un millón de gracias”, editorializó un periódico de Arizona. “Ciertamente, García tiene algunos enemigos rencorosos en el área de Tucson, pero ellos son superados en número por sus amigos y partidarios”.

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