Bajo la lupa
Por Alfredo Jalife-Rahme,
Cuando apenas se despliega el tsunami financiero de EU, estalló “la mayor estafa de la historia” por US $50,000 millones, operada por “Bernie” Madoff ,anterior director de la bolsa Nasdaq, mediante un clásico “esquema Ponzi” (The Financial Times; 12.12.08): fraudulenta pirámide de dinero ideada por Charles Ponzi (italiano que emigró a EU en 1903) y que paga exorbitantes ganancias a las primeras inversiones en fila, extraídas del dinero recién agregado.
Apresado por el FBI, “Bernie” confesó que sus inversiones habían sido “un gran engaño” (Bloomberg; 12.12.08). Su estafa fue global y afectó a los principales bancos de las plazas financieras de la desregulada globalización: Wall Street, la City, Suiza, Japón, España (donde Santander salió averiada) y Francia. Fueron timados los relevantes bancos del mundo, y los principales hedge funds (“fondos de cobertura de riesgo”). En forma inverosímil, “Bernie“ “había asesorado a la Comisión Reguladora de Valores e Intercambios (SEC, por sus siglas en inglés) sobre cómo regular (sic) a los mercados” (Blooomberg; 15.12.08).
Los “auditores” de “Bernie” resultaron “una firma de solamente 3 (¡súper-sic!) personas llamada Friehling & Horowitz” que operaba en una oficinita de 2 por 4 metros en Nueva York, integrada por un jubilado de 78 años viviendo en Florida, un contador y una secretaria (The Daily Telegraph; 15.12.08).
Ira “Ike“ Sorkin, abogado de la firma Dickstein Shapiro de Nueva York, que representa a “Bernie“, declaró que lo acontecido había sido “una tragedia”, sin especificar para quién: si para su cliente o para los estafados por “Bernie“.
Le Monde fustiga la ligereza de los banqueros globales, “lo que prueba que colocan el dinero de sus clientes sin preocuparse de la manera en que las ganancias son adquiridas”, y pone en la picota a la SEC, a los “fondos de fondos“, lo que exige “reglas claras y transparentes” y “verdaderos poderes de investigación y sanciones”.
Se encuentran en riesgo los “fondos de fondos“ (Tremont de EU; RMF de Gran Bretaña; y UBP y Grupo EIM, de Suiza) y “su modelo operativo que amenaza el manejo de US $685,000 millones” (The Financial Times; 15.12.08). El editorial británico impreca la “locura de Madoff “ y el “pésimo desempeño de auditores, reguladores, la SEC y los fondos de fondos“.
Rob Cox (The Daily Telegrpah; 12.12.08) comenta que tal estafa “podría ser un aperitivo de otros mayores” cuando “aparecen primero las pérdidas y las estupideces (sic) cometidas por los banqueros que operan para su propio interés”.
¿Dónde anduvieron extraviadas las “reguladoras” y “calificadoras”, tan severas con los países valetudinarios de la periferia?¿Quién califica a las “calificadoras” (Standard & Poor’s, Moodys y Fitch) y a las hilarantes “reguladoras” en el sistema neoliberal notoriamente mafioso?
Joanna Chung, (The Financial Times; 14.12.08), expone que la “SEC se encuentra en la picota” por la “estafa Madoff”. Los investigadores de la SEC se equivocaron pretendidamente de las empresas que manejaba Madoff y en lugar de monitorear su “negocio de consultoría de inversiones” (que fue registrada apenas hace dos años, después de dos generaciones de actividad clandestina), inspeccionaron a su inocua correduría, pese a las múltiples advertencias, ampliamente del conocimiento de la SEC, proferidas públicamente por sus competidores como Aksia, firma de consultoría de hedge funds con sede en Nueva York, que había alertado a su clientela de no invertir en Madoff Investment Securities pese a la seducción de sus altos rendimientos.
Tardíamente, la Oficina de Fraudes Graves (sic), SFO (por sus siglas en inglés), inició una investigación en Londres después de las pérdidas sufridas por Man Group, el mayor hedge fund del mundo, y el fondo de inversiones Bramdean Alternatives que dirige la feroz Nicola Horlick quien ha criticado acerbamente la “falla sistémica” de la SEC que levanta “preguntas fundamentales” sobre la estructura regulatoria de EU que ha quedado hecha añicos.
Le Monde (15.12.08), rotativo galo que suele ser muy sereno, se va a la yugular de “Bernie”, de 70 años, reverenciado como “genio de las finanzas” y “uno de los gurús de Wall Street” quien ostentaba su “elevada ética” en su calidad de “figura de la comunidad judía de Nueva York” y “organizador del apoyo financiero a Israel”. Pues “Bernie“ no perdonó siquiera a sus correligionarios de Nueva York y Florida a quienes defraudó masivamente.
“Estafador como un banquero”, será uno de los axiomas con el estigma de la calamitosa actividad que surgirán del tsunami financiero de EU, que dañó al mundo en forma perversa, lo cual ya habíamos padecido en México con el caso FOBAPROA/IPAB (aprobado por Calderón y alabado por Enrique Krauze Kleinbort, publicista del hoy insolvente CEMEX) con la salvedad de que los estafadores locales no eran banqueros profesionales, sino vulgares “casabolseros” y ex-vendedores de naranjas y bananos: los casos del zedillista-foxiano Roberto Hernández Ramirez, socio de Televisa, y el salinista Cabal Peniche, íntimo de Emilio Gamboa Patrón, panista críptico con disfraz priísta y uno de los superlativos destructores del país en 27 años ininterrumpidos de “carrera política”.
Hay que reconocer que en EU la clase financiera simula mucho mejor que la nuestra en México y en cada “crisis” recurrente encuentra a conveniencia multimediática a su prototipo de chivo expiatorio que parece personificar “Bernie”, si es que no surge uno mucho mayor cuando se vayan exhumando los cadáveres del “nivel 3” contable de las deudas incobrables de la insolvente banca anglosajona.
Se sabía que el neoliberalismo global era una gran estafa intelectual, con todo y sus palafreneros multimediáticos. Ahora, con las inocultables pérdidas, han empezado a brotar los magnos y magos estafadores de Wall Street.
Es el fin del modelo neoliberal global y del dominio financiero de la banca anglosajona. Tampoco hay que exagerar de que el mundo se acabará. ¿Cómo pudieron vivir los humanos, con legados civilizatorios asombrosos, antes del invento neoliberal mercantlista del siglo 18 y su nefasto subtipo financierista de la “desregulada” globalización de 1991?
Se trata de un cambio de paradigma —no una vulgar “crisis” recurrente del caduco modelo capitalista radical— donde forzosamente retornará la armonía sico-política y socio-económica, con mayor contenido ético y estético en la conducción de los asuntos de los humanos quienes, debido al triunfo militar estadounidense en dos guerras mundiales y en la guerra fría, fueron obligados a adoptar el espejismo idólatra del exageradamente falible “mercado”.
Apresado por el FBI, “Bernie” confesó que sus inversiones habían sido “un gran engaño” (Bloomberg; 12.12.08). Su estafa fue global y afectó a los principales bancos de las plazas financieras de la desregulada globalización: Wall Street, la City, Suiza, Japón, España (donde Santander salió averiada) y Francia. Fueron timados los relevantes bancos del mundo, y los principales hedge funds (“fondos de cobertura de riesgo”). En forma inverosímil, “Bernie“ “había asesorado a la Comisión Reguladora de Valores e Intercambios (SEC, por sus siglas en inglés) sobre cómo regular (sic) a los mercados” (Blooomberg; 15.12.08).
Los “auditores” de “Bernie” resultaron “una firma de solamente 3 (¡súper-sic!) personas llamada Friehling & Horowitz” que operaba en una oficinita de 2 por 4 metros en Nueva York, integrada por un jubilado de 78 años viviendo en Florida, un contador y una secretaria (The Daily Telegraph; 15.12.08).
Ira “Ike“ Sorkin, abogado de la firma Dickstein Shapiro de Nueva York, que representa a “Bernie“, declaró que lo acontecido había sido “una tragedia”, sin especificar para quién: si para su cliente o para los estafados por “Bernie“.
Le Monde fustiga la ligereza de los banqueros globales, “lo que prueba que colocan el dinero de sus clientes sin preocuparse de la manera en que las ganancias son adquiridas”, y pone en la picota a la SEC, a los “fondos de fondos“, lo que exige “reglas claras y transparentes” y “verdaderos poderes de investigación y sanciones”.
Se encuentran en riesgo los “fondos de fondos“ (Tremont de EU; RMF de Gran Bretaña; y UBP y Grupo EIM, de Suiza) y “su modelo operativo que amenaza el manejo de US $685,000 millones” (The Financial Times; 15.12.08). El editorial británico impreca la “locura de Madoff “ y el “pésimo desempeño de auditores, reguladores, la SEC y los fondos de fondos“.
Rob Cox (The Daily Telegrpah; 12.12.08) comenta que tal estafa “podría ser un aperitivo de otros mayores” cuando “aparecen primero las pérdidas y las estupideces (sic) cometidas por los banqueros que operan para su propio interés”.
¿Dónde anduvieron extraviadas las “reguladoras” y “calificadoras”, tan severas con los países valetudinarios de la periferia?¿Quién califica a las “calificadoras” (Standard & Poor’s, Moodys y Fitch) y a las hilarantes “reguladoras” en el sistema neoliberal notoriamente mafioso?
Joanna Chung, (The Financial Times; 14.12.08), expone que la “SEC se encuentra en la picota” por la “estafa Madoff”. Los investigadores de la SEC se equivocaron pretendidamente de las empresas que manejaba Madoff y en lugar de monitorear su “negocio de consultoría de inversiones” (que fue registrada apenas hace dos años, después de dos generaciones de actividad clandestina), inspeccionaron a su inocua correduría, pese a las múltiples advertencias, ampliamente del conocimiento de la SEC, proferidas públicamente por sus competidores como Aksia, firma de consultoría de hedge funds con sede en Nueva York, que había alertado a su clientela de no invertir en Madoff Investment Securities pese a la seducción de sus altos rendimientos.
Tardíamente, la Oficina de Fraudes Graves (sic), SFO (por sus siglas en inglés), inició una investigación en Londres después de las pérdidas sufridas por Man Group, el mayor hedge fund del mundo, y el fondo de inversiones Bramdean Alternatives que dirige la feroz Nicola Horlick quien ha criticado acerbamente la “falla sistémica” de la SEC que levanta “preguntas fundamentales” sobre la estructura regulatoria de EU que ha quedado hecha añicos.
Le Monde (15.12.08), rotativo galo que suele ser muy sereno, se va a la yugular de “Bernie”, de 70 años, reverenciado como “genio de las finanzas” y “uno de los gurús de Wall Street” quien ostentaba su “elevada ética” en su calidad de “figura de la comunidad judía de Nueva York” y “organizador del apoyo financiero a Israel”. Pues “Bernie“ no perdonó siquiera a sus correligionarios de Nueva York y Florida a quienes defraudó masivamente.
“Estafador como un banquero”, será uno de los axiomas con el estigma de la calamitosa actividad que surgirán del tsunami financiero de EU, que dañó al mundo en forma perversa, lo cual ya habíamos padecido en México con el caso FOBAPROA/IPAB (aprobado por Calderón y alabado por Enrique Krauze Kleinbort, publicista del hoy insolvente CEMEX) con la salvedad de que los estafadores locales no eran banqueros profesionales, sino vulgares “casabolseros” y ex-vendedores de naranjas y bananos: los casos del zedillista-foxiano Roberto Hernández Ramirez, socio de Televisa, y el salinista Cabal Peniche, íntimo de Emilio Gamboa Patrón, panista críptico con disfraz priísta y uno de los superlativos destructores del país en 27 años ininterrumpidos de “carrera política”.
Hay que reconocer que en EU la clase financiera simula mucho mejor que la nuestra en México y en cada “crisis” recurrente encuentra a conveniencia multimediática a su prototipo de chivo expiatorio que parece personificar “Bernie”, si es que no surge uno mucho mayor cuando se vayan exhumando los cadáveres del “nivel 3” contable de las deudas incobrables de la insolvente banca anglosajona.
Se sabía que el neoliberalismo global era una gran estafa intelectual, con todo y sus palafreneros multimediáticos. Ahora, con las inocultables pérdidas, han empezado a brotar los magnos y magos estafadores de Wall Street.
Es el fin del modelo neoliberal global y del dominio financiero de la banca anglosajona. Tampoco hay que exagerar de que el mundo se acabará. ¿Cómo pudieron vivir los humanos, con legados civilizatorios asombrosos, antes del invento neoliberal mercantlista del siglo 18 y su nefasto subtipo financierista de la “desregulada” globalización de 1991?
Se trata de un cambio de paradigma —no una vulgar “crisis” recurrente del caduco modelo capitalista radical— donde forzosamente retornará la armonía sico-política y socio-económica, con mayor contenido ético y estético en la conducción de los asuntos de los humanos quienes, debido al triunfo militar estadounidense en dos guerras mundiales y en la guerra fría, fueron obligados a adoptar el espejismo idólatra del exageradamente falible “mercado”.
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