domingo, diciembre 14, 2008

PLAZA PÚBLICA
La verdad de Slim sobre la usura

Miguel Ángel Granados Chapa
14 Dic. 08

Slim habló a los dueños de los bancos como si no fuera parte del gremio, correspondientes en el trato ellos le devolvieron el modo y aprovecharon para criticar las tarifas de sus empresas de telefonía

A la memoria de doña Amalia Solórzano de Cárdenas.



La verdad es la verdad, dígala Agamenón o su porquero. Ante la crítica a lo dicho por Carlos Slim sobre las exageradas tasas y costos en general del crédito bancario, es de recordar esa expresión del sabio Juan de Mairena por cuya boca hablaba su heterónimo, el poeta español Antonio Machado. Aunque Slim padeciera las tachaduras que se le imputan, no deja de ser valedera su afirmación de que es "excesivo" el que la tasa de interés activo, el que se cobra a los acreditados, sea 10 veces más alta que la pasiva, la que se paga a los inversionistas cuyos fondos son captados por la banca. Eso se llama usura. No lo dijo el presidente honorario del Grupo Carso, pero sólo le faltó pronunciar la palabra que define esa práctica.

No sólo dijo eso. "Lo peor -añadió- es que esas altas tasas de interés son insostenibles, impagables en la mayoría de los casos". Y razonó contra el círculo vicioso de mantener altas las tasas porque crece la morosidad de los deudores, pues precisamente el alto costo del crédito es causa de la falta de pago. Fue cauto en el empleo de las palabras. No se mostró airado y simplemente dijo que es "muchísimo" el que se cobre 10 veces, "y creo que llega a 14 veces o 12 veces", la Tasa de Interés Interbancaria de Equilibrio (TIIE). Y recomendó "una tasa de cuatro veces TIIE, o tres veces TIIE... pero más de 10 veces es una exageración".

Reconoció que el mercado, la competencia entre bancos, no conducirá a reducir las tasas y aunque esté en contra de la regulación, "aquí yo creo que sí hay que ponerle un techo a esas tasas, en contra de todo lo que piense la mayoría, no la mayoría de ustedes, sino de los bancos".

Slim se dirigía a bolsistas. Había sido invitado a decir, el lunes pasado, el discurso de clausura de la XIX Convención del Mercado de Valores. En cierto modo, estaba entre los suyos. Sus primeros pasos en el mundo del dinero los dio en la incipiente actividad bursátil mexicana, hace cuarenta y tantos años. No es extraño por eso que el ramo financiero de su vasto imperio de negocios siga llamándose Inversora Bursátil, Inbursa. Y aunque esa empresa incluye un banco de depósito y ahorro, Slim parece no considerarse a sí mismo banquero. Habla de ellos como seres ajenos, distantes. Y los dirigentes de la banca le devuelven ese mismo trato. Por sí o por interpósita persona le reprochan su falta de autoridad moral, achacando a sus empresas de telefonía mantener las tarifas más altas y haberse beneficiado, hasta el día de hoy, con una condición monopólica que le permitió sobre todo en la década anterior la obtención de enormes ganancias, factor principal de la colosal fortuna que lo hace el hombre más rico de México y uno de los primeros en el mundo. Le reprochan también emplear como término de comparación el Costo Anual Total (CAT) del dinero y no las tasas, como si no fuera aquel lo que se cobra al deudor.

Con la suficiencia que le da una prosperidad a diario confirmada, Slim no sólo denunció y propuso abatir el alto costo del crédito. También prescribió acciones: "Tenemos que trabajar en nuestro sistema financiero para restablecer la confianza, la estabilidad, la solvencia y el crédito lo más rápidamente posible. Ése es el talón de Aquiles del mundo, el crédito. Creo que lo que deberíamos hacer, sobre todo las autoridades (lástima que no estén), lo que deberían hacer es meterse a prever lo que va a pasar y no esperarse a que pase para actuar. ¿Y cómo prever? Bueno, ver cuál es la situación de los intermediarios financieros... y que se saneen, se capitalicen; si les falta capital, que vendan cartera o activos, y si no tienen forma de conseguirlo, que se fusionen, que se consoliden... (para tener) un sistema financiero sano".

Para la economía real, añadió, "el factor fundamental es el crédito, que fluya el crédito, que haya crédito disponible para capital de trabajo, para refinanciamiento de vencimientos, para financiamiento de la inversión, la infraestructura, inclusive el crédito hipotecario". Agregó que "lo que hay que cuidar es la masa salarial... que no decaiga", y que no decaiga el empleo: "hay que cuidar mucho el empleo... Yo digo que hay que apoyar la economía doméstica, que hay que apoyarla siempre y con mayor razón ahora, la economía interna... todo aquello que implique economía con poco contenido de importación". Y para atender la economía interna, "preocuparse por el empleo más que nada y yo diría que para tener el empleo habría que impulsar mucho la pequeña y mediana empresa, darle financiamiento, quitarle regulación".

Slim no habló sólo de tasas y su entorno. Mirando hacia delante, concluyó hablando sobre el capital humano: "es muy importante que aprovechemos esta época para formar capital humano.

"La formación de capital humano no va a tener un costo externo, no vamos a importar muchas cosas y podemos tener muy rápidamente esta formación de capital humano que haga de lo que llaman brecha digital un puente; un puente para acelerar o incorporarnos rápido a esta nueva civilización que favorece mucho el bienestar de los demás se sustenta en el bienestar de los demás. Eso es lo que importa, que los otros tengan educación, preparación, tiempo, capacidad de compra, se incorporen al mercado y le den sustento al desarrollo".

La verdad es la verdad, dígala Slim o quien fuere: son carísimas las tasas de interés de las tarjetas de crédito emitidas por bancos, y lo es en mayor medida el Costo Anual Total, que incluye comisiones y gastos. Con datos de la Comisión Nacional para la Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef) puede establecerse que la tasa y el CAT más bajos corresponden precisamente a Inbursa, el banco del Grupo Carso; 24 y 29.55 por ciento. (Tal posición elimina el argumento de Luis Pazos, convertido en vocero de los bancos en vez de defensor de su clientela. Al oponerse a que se fije el techo sugerido por Slim, Pazos arguyó que el proponente debería reducir la tasa cobrada por su propio banco, lo que al parecer ya es una realidad).

En el extremo opuesto, los costos más altos, escandalosamente altos, son los de la tarjeta Spira clásica, de Invex, institución de banca múltiple, que llegan a 65.76 y 113.4. El costo anual de las tarjetas emitidas por los bancos más visibles es igualmente exagerado: Scotiabank, 60.4; HSBC, 71.1; Banamex, 77; Bancomer, 80.8; Santander, 109 por ciento.

Ese elevado costo hace crecientemente impagable el crédito. Un reporte de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores informa que a octubre pasado la cartera vencida de los usuarios de tarjetas de crédito era de 30 mil 778 millones de pesos, cifra mayor en poco más de 10 mil millones a la registrada a diciembre del año pasado, lo que significó un incremento de casi 50 por ciento. Medido ese fenómeno de otro modo, en los 12 meses recientes un millón 190 mil tarjetahabientes se volvieron insolventes, a un ritmo de más de 3 mil personas por día, según las cuentas del Buró de Crédito. De los 40 millones de tarjetas que circulan en México, 26.5 millones son emitidas por bancos (La Jornada, 11 de diciembre).

El análisis de Slim dejó fuera a una porción de la banca donde el abuso es mayor, limítrofe con el agio, adentrado francamente en el terreno de la usura. Según el Banco de México, cuyo Reporte financiero 2007 es citado por el semanario emeequis, el costo anual de los bancos destinados a los usuarios de escasos recursos excede con mucho el del más exagerado costo del resto de la banca. Así, Compartamos tiene un CAT de 150 por ciento, Banco Azteca, de 200 y Pronegocio, de 300 por ciento.

La vieja y rotunda afirmación de que en México es muy caro ser pobre se percibe, según esa publicación, también en los servicios financieros destinados a clientes de escasos recursos: "Gente urgida de dinero y a la que nadie quiere dar crédito y de cuya necesidad un pequeño grupo de empresas saca ventaja. El anzuelo, la eficacia del negocio, está en los 'pagos chiquitos', los pagos semanales. La ganancia, que toma tintes de usura moderna, es impresionante. Tanta, que actualmente hay en México 600 empresas y microfinancieras a la caza de esos millones de pobres, a los cuales se les ofrecen créditos con intereses de hasta casi 400 por ciento al año" (emeequis, No. 149, 8 al 14 de diciembre).


Correo electrónico: miguelangel@granadoschapa.com

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